lunes, 27 de abril de 2009

¿Un Techo o una Máscara para Chile?

Sebastian Bowen ni es santo ni es ingenuo.

Por Ariel Zúñiga Núnez


El padre Alberto Hurtado decía, en su habitual estilo que algunos rufianes dicen emular, “la caridad empieza donde termina la justicia”. Tal afirmación no admite segundas interpretaciones, menos una agrupación destinada a gestionar masivamente la caridad macroempresarial, con dinero salido desde nuestro bolsillo y conspirando al mismo tiempo con las reformas estructurales necesarias para que impere la justicia. Las gárgaras que se hacen algunos con Alberto Hurtado, de aquellos dedicados por vocación al hurto, redunda en instituciones fachas y de fachada como la teletón y el techo para Chile. Empresas dedicadas a vaciar las arcas fiscales, a lavar activos e imagen al empresariado, y gestionar las vidas de miles de incautos, por lo general de clase alta, que sucumben ante sus culpas burguesas.

Sebastian Bowen ni es un santo ni lo exculpa el ser ingenuo, a ese nivel operan sólo los criminales avezados o los estúpidos. Frei lava imagen al incorporarlo a su equipo, lo que seguramente ungirá al aludido a la postre de ministro ¿de qué? ¿De caridad pública? ¿De hipocresía? ¿Director nacional de eufemismos?

Cuando el viejo busca al joven ese joven también busca a ese viejo. Uno pretende la vitalidad, el otro el conocimiento o el poder. Como aquí el viejo es Frei obviamente lo que se busca es el poder y más precisamente el poder por el poder.

Bowen, como buen encantador de serpientes que es, dice que el quiere el poder por nosotros, no por él. Es que es un tipo muy bueno, y además es fenotípicamente joven, habla como joven, -de asuntos de viejos pero tuteando- usa zapatillas, una larga cabellera que debe estar avaluada en un par de millones verdes, y una desgarbada barba, es decir, nos imita. Al mismo tiempo es director de una empresa, de una muy rentable empresa sin fines de lucro, lo que incluso lo llevó a una fugaz aparición en una versión momia de tolerancia cero que transmitían en el canal católico después de misa. De ese mismo redil proviene el paquete que instalaron en tolerancia cero, un cabeza cuadrada que no lo sacas del costo y beneficio ni en viernes santo.

¿Cual es el negocio de un techo para Chile?

El mismo que el de la teletón, la lavandería de la imagen pública de los evasores y elusores de impuestos, de los destructores del medio ambiente y de los explotadores varios. Financian sus actividades caritativas con los aportes directos de los tarados como uno, o con nuestros impuestos pero nunca con el de las “altruistas” empresas auspiciadoras.

Pero además un techo para Chile recluta a miles de incautos y crea multitudinarios cuadros en la filosofía de la caridad teledirigida.

Las mineras que se llevan los no renovables recursos colaboran activamente. En la página de un techo para Chile ni se ruborizan por agradecer a Barrick Gold quien seguramente deduce del ínfimo royalty (3%) sus donaciones. Entrar a su página es recorrer la galería de la infamia pues además “contribuyen” los amigables oligopolios del retail -lo que incluye a las farmacias-, de la pesca, y de la silvo y agro exportación. El dinero de los tarados como uno se deposita en las seguras arcas del banco Santander Todos ellos deducen impuestos “colaborando” con un techo para Chile.

Millones de dólares en vez que ir al erario fiscal, más otros miles de millones que nunca llegan gracias a las relaciones públicas que hacen estas empresas con nuestro propio dinero, van a parar a un techo para Chile quien gestiona a las hordas de niñitos ricos que juegan a ser solidarios. Aquellos que cruzan de extremo a extremo la capital para embarrarse sus cómodos y engrasados zapatos impermeables. Tipos que se llenan la boca con la palabra solidaridad mientras acarician el martillo retráctil swiss army que yace en el fondo de su bolsillo, el que luego conservan bañado en oro en un lugar destacado de su oficina en Sanhattan, para presumir que ellos también, en una oportunidad, fueron jóvenes traviesos y soñadores, y hasta querían cambiar el mundo. Claro está, a martillazos, abusando de clavos y fonolas, y con el dinero de los propios pobres que dicen ayudar.

Ir a Violencia y Control

3 comentarios:

Paulina Bello dijo...

síiii!!! lobo con piel de oveja! claramente ese bowen, así como todos esos jóvenes ke rodean a v iejos caudillos, esperando su pedacito de poder, de estabilidad en un cargo público o algo de fama farandulera en el Congreso... puaj! excelente artículo...como siempre!

azeta dijo...

Estimado Señor S.T.


Ignoro si este diálogo intento tenerlo, siguiendo el hilo conductor de mi análisis en comento, con un ingenuo o con un perverso. Desde luego que no soy ningún tarado sólo era un recurso retórico para marcar mi pertenencia en el ciudadano de a pie; por tal razón me percato que omitió, casual o deliberádamente, de modo respectivo, el que vuestra institución publicite a las empresas “donantes”, las cuales he denominado lavantes de imagen, en la página oficial de una máscara para chile. Su explicación respecto a las donaciones no hace sino que complicarlo pues deja de manifiesto que existe deducción de impuestos a propósito de las donaciones lo que impide calificarlas de altruístas. De modo que no puede existir ni ignorancia de mi parte ni mala fe cuando doy un argumento que usted mismo confirma.

Donde sí hay mala fe, o habilitaciones insuficientes de comprensión de lectura de vuestra parte, cuando escribe, que yo escribí, que el dinero de una máscara para chile sale de las arcas fiscales de modo directo y en confundir al lector desprevenido con eso de que la deducción del pago del impuesto global complementario, vía cambio en el tramo o cualquier otra argucia elusiva oleada y sacramentada legalmente, no implica que ese dinero salga en definitivas de los contribuyentes. Es a la billetera fiscal a donde no llegan cuantiosos recursos, para ser usados democráticamente – lo que es muy distinto a decir demagógicamente o asistencialistamente como en vuestro caso- según definan las instituciones representativas. Eso no es estatismo es una mediana cuota de decencia.

Con explicitar la némesis estatista, y hacer una apología de la caridad empresarial teledirigida, deja muy en claro cuales son sus propósitos en vuestra intervención. Deje decirle que muchas personas ni pedimos por favor ni permiso ni a usted ni a las empresas para actuar, así que su cuento de la proactividad “quién se comió mi queso” que me quiere vender como opuesta a una pasividad de unos criticones de escritorio, como yo según usted, no hace más que validar mi argumento pues permite conceptuar vuestros términos "habilitar", "pobres", "pobreza", "educación", "caridad" y "justicia". Eufemismos sobrecargados de una ideología ingenua o perversa, dependiendo del caso. Ideología por lo demás, que vuestra ideología considera aideológica lo que permite sustraer de la actividad humana a instituciones como la suya y venderlas de apolíticas, transversales y neutrales.

Las pinzas.

Usted es un traficante de sueños, de pobres pobres que serán traicionados por usted mismo y sus camaradas; y traficante de las nefastas influencias de la clase macroempresarial que usted venera en vez que comprender que la relación de dominio que exacerban es lo que produce las contradicciones que ustedes tapan con clavitos y asesorías educacionales y jurídicas de dudosa calidad.

Por favor explique la reverencia que hacen en su página web a las mineras de chile considerando que ellas se han apropiado de recursos nacionales, que la constitución considera imprescriptibles e inhalienables, por más de SESENTA MIL MILLONES DE DÓLARES solamente en los últimos quince años.

¿Cuántas mediaguitas se compra con eso?

Atentamente,

Ariel Zúñiga.

Von Pathoven dijo...

Al Caballero Justiciero, bondadoso y chileno, S. T. ( caballero del Sur" ), habría que recomendarle urgentemente que lea su único y contagioso retrato oportuno: el relato "El atroz redentor Lázaro Morell" en la Historia Universal de la infamia" de Jorge Luis Borges. Si no se da por aludido, es posible, también, que me atribuya a mí el cuento.