martes, 29 de julio de 2008

La Acción y la Omisión.

Sobre el pacto electoral municipal.



Las expectativas de vida en Chile son muy altas, la longevidad supera por ejemplo a los EE.UU. Sin embargo las inscripciones electorales vacantes por la muerte de electores no han sido cubiertas por los jóvenes. En un país con más de dieciséis millones de habitantes sólo tres millones y medio constituyen su padrón electoral. Y ese sobrerepresentado veinte por ciento de la población además se da el lujo de excusarse de participar mediante la argucia o el desacato, o hace la fila para dejar su voto en blanco o convertirlo en un grafitti. Cualquiera que consiga convocar electoralmente a una pequeña fracción de los no inscritos y que capture la adhesión de algunos de los inscritos apáticos puede obtener lo que quisiera.

El sistema electoral, que se lo presenta hasta la majadería como legado de la dictadura, no está diseñado para vetar a las mayorías, más bien, su diseño permite excluir a las minorías. La pregunta no es porqué los grupos hoy mayoritarios electoralmente, que ya he señalado representan a una pequeña fracción de la población del país, no comparten su poder político con las minorías sino porqué el partido comunista, el humanista y la infinita constelación de grupúsculos denominada “Juntos Podemos” no es capaz de seducir siquiera una fracción del amplio grupo de apáticos. En el actual estado de cosas sólo un millón y medio de habitantes les bastaría para competir con la derecha el segundo lugar y gracias al suculento subsidio del sistema binominal mayoritario eso le basta y sobra para co gobernar con la concertación y excluir políticamente a la derecha.

Hugo Gutierrez, quien quería ser ungido alcalde de Estación Central por secretaría, ha declarado sin ruborizarse que el objetivo del pacto electoral entre la concertación y la izquierda sistémica era castigar a la derecha por excluir a la izquierda. En primer lugar quien excluye a la izquierda sistémica no es el sistema electoral sino que la carencia de electores; segundo, el sistema electoral, fuente de la exclusión según ellos, es defendido con más tenacidad por el pacto gobernante que por la derecha puesto que la izquierda sistémica compite por sus electores; tercero, los municipios son empresas destinadas al aseo y la conservación de áreas verdes por lo tanto no representan un objetivo político que merezca tantos enroques, negociaciones y parafernalia. La derecha, en específico la UDI, inventó al municipio político en los noventa aplicando la tecnocracia de última generación de la derecha estadounidense; la política se reducía al cosismo por lo tanto era más importante sacar la basura y conservar las áreas verdes que trazar los lineamientos del país. Quizá lo peor de todo es que muy sea insignificante el aporte de los municipios eso no significa que deban ser utilizados para “castigar” a la derecha.

El superficial neo liberalismo se ha colado en toda la sociedad, todos caen rendidos ante las cifras contables aunque estas no signifiquen nada. Todos quieren decir que han aumentado su votación en la elección municipal y nadie está dispuesto a reconocer la irrelevancia de los municipios. Los únicos que han podido sacar ventajas políticas de los municipios han sido los UDI asesorados por GMA (Gestión Municipal Avanzada) y que hoy están expuestos a perder sus cargos e incluso a sanciones criminales. Su “negocio” consistía en identificar a quienes votaban y quienes no en la comuna y así podían cuidar el antejardín de unos y no sacarle la basura a otros; sabían a quien atender personalmente con un café y a quienes obligar a hacer la fila. Ya que GMA ha sido ilegalizada, no por posibilitar el clientelismo geo referencial, sino porque ambición de los alcaldes UDI les hizo romper el saco, los municipios han quedado nuevamente reducidos a una pequeña agencia de empleos modestos y proyectos de escaso impacto social destinados a saquear las arcas públicas. El Juntos Podemos aspira sólo a mantener el azul su contabilidad política y obtener algunos cargos para satisfacer a sus pacientes militantes.

Por lo dicho es falaz culpar al sistema electoral por la falta de votos. Injusto sería excluir a la izquierda sistémica teniendo a los votos, el hacerlo en tanto minoría consuetudinaria no es un crimen en contra de la democracia liberal en ningún lugar del mundo. La pregunta se dirige hacia la propia izquierda sistémica sobre porqué no convoca ni convence. Podemos aventurar algunas hipótesis: Falta de ideas, falta de proyectos, negativa a revisar su historia y renacer. La falta de crítica es lo que permite que la izquierda sistémica se haya refugiado en el fracaso y se haya acostumbrado tanto a él que sólo aspira a seguir fracasando, quiere hacernos creer que ese es un triunfo como sí lo cree apenas setecientas mil personas. Todos los jóvenes que no nos inscribimos, que no le creemos ninguna palabra ni a Guido Girardi ni a Hugo Gutierrez, que con creces superamos en número al actual padrón electoral no podemos estar tan equivocados. Si mediante la democracia se pudiera dejar vacantes los cargos cuando no conciten la adherencia de la mayoría en Chile hace bastante que no gobernaría nadie.

Comentarios:

El problema es que la democracia dentro de un mercado trata al elector como a un consumidor. Si un producto no se diferencia de otro se subsume en él. El riesgo para el juntos pajeros es que los electores no logren discernir entre estos y la concertación; esto es peor para el pajiemos que para la concerta pues la bebida que imita a la coca cola refuerza la hegemonía de este. El pajiemos, en busca de un resultado electoral contable, inmediato, dilapida su escaso capital electoral sin preocuparse de convencer a los que hoy no participan como prioridad. Es más, al pactar con la concerta quema los puentes que hubiera tendido con los grupos antisistémicos que los doblan o triplican el poder electoral en potencia. Si la izquierda sistémica trabaja su “producto” en tanto minoría, radical, inconfundible con los demás, reacia a cualquier pacto, dedicada nada más a aguar la fiesta del gobierno, tiene muchas más posibilidades de crecer incluso electoralmente. Sólo diferenciándose y siendo honesta consigo misma puede crecer desde un núcleo duro; ese núcleo puede parir una nueva mayoría mediante un largo proceso. Lo que está haciendo el pajiemos es nada más que pedir oxígeno y morfina para una infamante muerte asistida; ni siquiera se está atreviendo a morir con dignidad. (azeta)

lunes, 28 de julio de 2008

Desde el Qué Hacer al Qué No Hacer.

En búsqueda de una táctica inmediata.



Teoría y práctica se encuentran imbricadas. Actuar sin un plan, o sin un contexto cultural que lo signifique, es actuar instintivamente; pensar por pensar, por la mera satisfacción individualista, transforma esa actividad en una equivalente a la instintiva puesto que es sólo compulsiva. Desde luego que los animales no pueden teorizar, al menos eso es lo que sabemos hasta ahora, pero un pensador solitario que construye catedrales teóricas sin otro afán que el hacerlo comparte el mismo vicio que mi perro cuando escarba en el jardín en busca de huesos.

Que nuestro pensamiento se materialice no es una invención marxista ni mucho menos: Platón pretendía erigir su República y Aristóteles su Política. La vertiginosa actividad de nuestros días en que en cada segundo se está publicando un libro ha cambiado bastante las cosas pero, no nos engañemos, sólo ha sido un cambio cuantitativo.

Ni Rousseau legó un manual de instrucciones para aplicar sus ideas como tampoco lo hizo Marx o Engels y eso abonó el camino para los tecnócratas de la revolución desde los Jacobinos hasta los Bolcheviques. Es que la implementación de una teoría a veces es más importante que la teoría misma o más bien, es preciso, para evitar malos entendidos y catástrofes, que aquello que consideramos teoría sea capaz de colocar a la ejecución de la misma en un sitial equivalente al de otros aspectos; a propósito de los fracasos y las catástrofes es preciso referirse a la transición del sistema como una cuestión principal.

He escuchado a muchos en la actualidad afirmar que ya se encontraría todo dicho, que inclusive existiría un sobre diagnóstico. Sin embargo aún adhiriendo a lo anterior eso no significa que todo lo dicho esté correcto o que los múltiples diagnósticos sean acertados. La sobreabundancia de teorías de la actualidad nos deja en una situación similar a la de aquellos días en que no existía ninguna, máxime si no hemos construido un método que nos permita evaluarlas. Si para nosotros todas las teorías valen lo mismo quiere decir que la izquierda de la actualidad carece de una teoría, en el sentido fuerte del término. La demanda por una táctica inmediata que satisfaga las energías de los nuevos cuadros que se intentan sumar a cada minuto urge tanto una nueva teoría total como una táctica provisoria a la espera de ésta, que si bien no encamine necesariamente nuestra actividad en un sendero correcto nos permita al menos eludir a los incorrectos.

Lenin escribió “Qué hacer”cuando la teoría marxista aparecía correcta desde la a hasta la z. Su propio ejercicio que erigió a la URSS mostró cuan equivocado se encontraba él y sus seguidores; la reprobable actividad de los bolcheviques en China y España dejó bastante claro que los burócratas soviéticos sólo les interesaba servirse de las ideas marxistas universalistas para conservar el poder local.

Sin que tengamos ahora una teoría de reemplazo y sin que sepamos cuándo la humanidad logre por fin esa tarea de todos modos debemos levantarnos cada día y seguir luchando, y eso nos obliga a una antitáctica, a deseducar a los cuadros del qué hacer mediante el qué no hacer.

Carecemos de un plan y un propósito, la historia carece de una trama y la ciencia más dura es conteste en que la humanidad es libre de construir la que sea sin precedentes. el único límite es nuestra voluntad. Lo que cada vez tenemos menos claro es qué es el hombre y qué la humanidad. Mientras al menos sabemos que nosotros lo somos y que nos quedan los minutos contados para transformarnos en polvo o en órganos donables o comercializables. Pues carecemos de una teoría sobre el todo nuestra actividad política no contiene las trabas ni limitaciones que los fracasos pasados; debemos hacer y hacer ¿quién está facultado para cuestionarnos? El único parámetro, la única vara la ponemos nosotros mismos: Sólo debemos procurar no hacer aquello que está probadamente errado. Abandonar los senderos del fracaso aunque sea deambular por los montes ignotos; millones de seres humanos buscando la salida la encontrarán.

miércoles, 23 de julio de 2008

Sexo y Amor: La Tragedia y el Milagro.

Machismo, feminismo; el poder en la intimidad.



No sabemos qué enfermedad padece la humanidad en nuestra época pero sí conocemos sus principales síntomas: El aburrimiento y la soledad. La publicidad explota las carencias, los miedos y los deseos; la insatisfacción es la principal causa del excesivo uso, o más bien abuso, del sexo para la venta de productos puesto que poseería la cualidad de combatir el aburrimiento y la soledad al mismo tiempo. El sexo sublimado en el amor convoca a aquellos que o bien no conocen su práctica habitual con otros o aquellos que han descubierto que el sexo por sí sólo o con meros fines recreativos también llega a producir aburrimiento y soledad. La muerte de dios, por su parte, conduce a que las personas vehiculicen sus deseos trascendentales y místicos en otros seres humanos principalmente en los más cercanos.

La publicidad se sirve de los avances de la biología y en especial, los de las neuro ciencias. Manejan las pulsiones atávicas con maestría: Los frontales de los automóviles asemejan rostros apelando al hipotálamo y su inveterada capacidad de distinguir uno de otro, y el sentirse atraído por uno de determinadas características; con la exhibición de los glúteos capturan la atención de hombres y mujeres reduciéndonos a nuestra animalidad original.

La insatisfacción sexual y afectiva se encuentra en directa proporción a nuestras erróneas expectativas de que nos van a librar del tedio y de la soledad. Todos tenemos derechos a satisfacernos sexualmente, a realizar nuestras fantasías, y tenemos derecho a amar y ser amados. Esa exigencia inicial ya impide que el sexo o el amor fluyan. Ambos son evaluados con los criterios ingenieriles que nos rigen: Cantidad, frecuencia, dimensiones, proporciones, etc. Es más, el sólo hecho que podamos disociar el sexo y el amor, y a ambos, de la vida misma, constituye un síntoma más de aquella enfermedad que sin diagnosticar ni tratar se la medica con sexo, amor y drogas.

El feminismo surge y se desarrolla en la modernidad como una extensión de la filosofía materialista: La mujer no es inferior al hombre, es más, existen vestigios históricos de sociedades matriarcales y también de civilizaciones en que la mujer ocupaba un rol muy diferente a la de la Europa victoriana. Sin embargo, al igual que la mayoría de los movimientos radicales del siglo XX, se torna en un discurso metafísico: La construcción social de la realidad es lo que explica que nuestra sociedad sea machista y otras no, la cultura subsume a la naturaleza a tal punto que el hombre termina viviendo en una matrix o en una eterna caverna; todo no es más que lenguaje, discurso y apariencias.

Gracias a ese vuelco al idealismo de los movimientos radicales los gobernantes del mundo pueden investigar sin que nadie los moleste cómo manipular, cómo vender y cómo persuadir apelando a lo primitivo, a aquello que los radicales actuales ni siquiera son capaces de observar como social o real. El hombre no es un hommo sapiens para ellos, es sólo sapiens. Mientras las feministas corrigen textos intercalando arrobas ahí donde debieran haber letras “o”, los grupos comprometidos con el mantenimiento del sistema nos tratan como chimpancés o bonobos y les resulta.

El sexo a fin de cuentas, siendo una extensión de la comunicación, corre su misma suerte, el de la tragedia y el milagro: Sólo es posible en la ausencia de jerarquías y sin embargo la sociedad toda se encuentra jerarquizada. Es milagróso que el hombre pudiera producir órganos idóneos para procurarse placer de un modo incomparable al resto de los animales pero es trágico que las relaciones sexuales sean otras relaciones más de poder entre tantas otras. Los análisis sobre la prostitución son superficiales y sesgados quien se procura una pareja con la finalidad de tener descendencia, incrementar su patrimonio, obtener seguridad, estatus, etc, se sirve del milagro como una acción sujeta a fines más. La maravilla del lenguaje se utiliza para vender un producto, por ejemplo, y la del sexo para obtener poder, mantener poder e incluso para ejercerlo.

Que separáramos al sexo de la vida misma, que hubiéramos hecho lo mismo con el amor galante o modo occidental de expresar la sexualidad, y que luego acercáramos la lupa cada vez más cerca de esas partículas arbitrariamente separadas, es parte de nuestra compulsión moderna de separarlo todo, de analizarlo, pero sin ser capaces de asociar los resultados, sin saber como recomponer el todo diseccionado. Cuales niños destruimos a los juguetes desarmándolos pero luego no somos capaces de armarlos y conseguir que funcionen. Mediante el análisis destruimos a la sociedad, las clases sociales, a la familia y a cualquier comunidad mediante la invención del individuo. Y es ese individuo, el gólem, el Frankenstein, el que se siente infinitamente solo al no poder sentirse parte de la humanidad, de un propósito, de principios y finalidades. Para disipar esta orfandad esencial es preciso distraerse, someterse a estímulos externos que produzcan secreciones de endorfinas o que ellas se sustituyan con drogas es preciso, en otras palabras, entretenerse. Disfrutar la vida es coleccionar viajes, aventuras y sensaciones. Pero las resacas se encargan de recordar de tanto en tanto la soledad a la que nos enfrentamos, la trivialidad de nuestro origen, la banalidad de nuestro legado, la insignificancia de cada esfuerzo individual frente a la inconmensurabilidad del todo.

Individuos dispersos, distribuidos jerárquicamente en un mundo gobernable en que otros individuos llevan al paroxismo su pleurexia, su gula, su culto al dios moderno llamado crecimiento en que todo lo bueno siempre es más: Más veloz, más grande, más numeroso, más costoso.

Ordenados como palitroques, impávidos, inmóviles, frente a los embates de las bolas de acero que nos tumban, intentando lidiar la infinita soledad buscando a otro que nos dé compañía, entretención, sexo. Como una asociación mercantil, por conveniencia mutua, proliferan las parejas que procuran combatir de a dos en contra de la hostilidad de millones. Pero el individuo no se disuelve ni en la simbiosis y las mismas jerarquías presentes en la sociedad se reproducen en la pareja y por extensión, en la familia.

El feminismo de principios del siglo veinte era una faceta de un movimiento emancipador de mayor alcance que aspiraba a abolir los privilegios masculinos como parte de un propósito mayor, la abolición de todos los privilegios. Hoy ha proliferado un feminismo que procura el establecimiento o el mantenimiento de los privilegios que gozan algunas mujeres y la lucha por la igualdad, según su original motivación, se ha abandonado a una mera denuncia constante frente a símbolos que supuestamente perpetuarían el dominio del hombre sobre la mujer, pasando por alto que el problema es la jerarquía misma de la sociedad.

Este feminismo misoandro no sólo ha cercado al machismo de caricatura sino que ha demandado de los hombres una profunda transformación que los ha conectado con su “lado femenino”. El hombre de hoy es comprensivo, afectuoso, comunicativo. La paradoja es que los pocos hombres machistas jóvenes que quedan son precisamente algunas mujeres que se comportan como tales, es decir, como las caricaturas de lo que critican.

Esto desde luego ha incrementado la desconexión entre géneros puesto que la mayoría de las mujeres se aburre y no les satisface este hombre nuevo; muchos de estos hombres nuevos se sienten solos a propósito de las múltiples exigencias de estas mujeres nuevas quienes los tratan como un instrumento destinados a su servicio encarnando una venganza por sus madres, abuelas y bisabuelas que fueron instrumentalizadas en antaño.

Lo que sigue dirimiendo es la soledad puesto que el aburrimiento es soportable o más bien, las personas aprenden primero a lidiar con el tedio, incluso la mayoría lo hace en la infancia, pero casi nunca es capaz de vencer a la soledad. La mujer a propósito de su naturaleza - las socio construccionistas deben admitir que la menstruación no ha sido producida socialmente – buscan derrotar a la soledad mediante la maternidad. Hoy es normal y nadie se escandaliza que una mujer se proponga como un objetivo “personal” el traer una persona al mundo. Ese niño corre con una suerte peor que la del que nació sin haberse planificado puesto que carece de la libertad de construir su propia vida. Sin ser la familia un lugar apto para vencer la atomización individualista además se trasforma en una madre o en una pareja que tratan de vencer al tedio y la soledad fabricándose una entretención y compañía de carne y hueso. El sentido que nunca encontraron para sus vidas lo buscaron en otro y tampoco lo encontraron; es preciso concebir a un hijo y en él volcar todas esas falsas aspiraciones.

La incomprensión en la pareja hace cada vez más frecuentes las familias monoparentales en que se replica ese incesto tantas veces criticado. Además el feminismo revanchista y la correlativa masculinización de la mujer y feminización del hombre, hace cada vez más inviable que las relaciones de parejas mixtas puedan atrincherarse afectivamente para lidiar contra la soledad y en contra de las jerarquías del mundo; la pareja y la familia termina reproduciendo a cabalidad todo aquello que se critica. No me sorprende que la soledad siga determinándolo todo y que proliferen las relaciones estables homosexuales como el único modo de aspirar a un poco de comprensión, salvaguardar el hedonismo fundamentalista y evitar el ejercicio de poder en las relaciones de pareja. Ninguna objeción hay frente a eso salvo moralinas ya que los vínculos destinados a la procreación están mostrando ser más frágiles que los que no y, además, la flexibilización de las normas de adopción le permitirá a cualquiera obtener su derecho a tener un hijo mascota.

Sé bien que el responsable de todo es el sistema pero nuestros activismos permiten lidiar con él mientras tanto. Quizá sea la hora de contrarestar este feminismo insano con un nuevo machismo, que perfectamente puede convocar a las mujeres como el feminismo en sus orígenes lo hacía con los hombres. Es más, debiera poder convocar a homosexuales y transgéneros. Quizá el nombre sea controversial pero tan contaminado como éste se encuentra el de feminismo o los términos que quieren abarcar a las minorías de género. Los hombres han sido los más vapuleados puesto que jamás ha pasado por su cabeza el organizarse gremialmente para sostener sus privilegios es más, han aceptado la crítica feminista y de los homosexuales y se han liberado mucho más que la mayoría de las mujeres y homosexuales. Sólo el abandono del activismo particularista y gremial permitirá mitigar, al menos, algunos de los síntomas de nuestra enferma civilización permitiendo erigir una pequeña trinchera en lo doméstico.

jueves, 17 de julio de 2008

Las Razones, y las Condiciones, Para Apoyar a Juan Guzmán.



La izquierda, por razones obvias, se encuentra marginada del poder. La izquierda, en su sentido más profundo, se opone a todo poder sea en el seno de la pareja, la familia, la escuela y máxime el municipio, el estado nacional, la ONU o el FMI. Carece de poder en cualquiera de sus facetas institucionales: Poder económico, político y cultural. Aunque puede disputar este último, y así lo hizo con eficacia durante el siglo XX, la clase dirigente global reaccionó banalizando la producción cultural; por ejemplo Hollywood pasó de “Perdidos en la Noche” (Minight Cowboys) a “Tiburón”. La izquierda al no poder disputar la hegemonía cultural producida por las trasnacionales de la producción artística, ni el poder económico pues obligaría a asociarse y confundirse con el demonio bursátil especulativo, sólo puede acceder al poder político mediante a los esporádicos concursos que se abren, en casi todo el mundo, para este fin.

Pero el poder político carente del económico y del cultural imposibilita gobernar soberanamente es decir, como digno mandatario de los electores y sin ningún poder interno o externo sobre él. Esa fue la tragedia de Allende y a la que hoy se enfrentan Chavez, Correa y Morales.

En el caso doméstico la elección presidencial para la izquierda ha sido durante las últimas tres un gran dolor de cabeza. La derecha no necesariamente debe buscar un candidato que gane, le basta que el que llegue a ser presidente cautele sus intereses; el poder económico no tiene partido, se sirve de todos ellos. La ley de financiamiento electoral permite que la clase dirigente nacional, e incluso la trasnacional, apueste en forma múltiple al favorito, a placé o la quinela. De este modo quien gane no morderá la mano que lo alimentó.

Para la izquierda, en cambio, el dilema que se abre no es menor. Por una parte, mediante muy buenas razones se puede argumentar que no tiene ningún sentido llevar a un candidato que, muy difícilmente logrará ganar y si es que gana deberá lidiar contra el poder económico y cultural nacional, y el económico, cultural y político trasnacional. No queda claro si es peor perder las elecciones o ganarlas puesto que un gobierno de izquierda será agredido desde izquierda y derecha: Unos le reprocharan lo revolucionario y otros lo conservador.

Y en un plano más pedestre el sobrevalorado partido comunista chileno, que por razones que se deben explicitar siempre es validado en último caso por la derecha como interlocutor o como eficiente grupo de presión, se ha dedicado en las últimas elecciones ha entregarle el gobierno a la concertación en bandeja de plata. El stalinismo vulgar con que adoctrinan a sus púberes militantes y que los hace disputarse de la manera más ruin cualquier eleccioncita en los liceos emblemáticos y en las universidades les permite, por defecto, apropiarse de micrófonos que los sobrerepresenta en lo formal. Muchos izquierdistas incipientes dejan de serlo luego de conocer a los jotosos y confundirlos con la izquierda. Debido a esas prácticas, que en ningún caso son excepcionales sino que son la regla, el PC podrá llegar al 5%, siendo generosos, del electorado pero no tiene ninguna posibilidad de crecer desde allí. No porque sea rechazado por la derecha sino porque le produce una aversión justificada en la mayoría de la izquierda.

Con esos amigos a muchos le es indiferente que gobiernen los enemigos. El PC al remar en toda ocasión para ellos mismos, y para la URSS obviando su colapso, no permite hacer buenos pronósticos para un eventual gobierno en donde nuevamente desplegaran la insidia palaciega que los caracteriza.

La esperanza para ganar una elección presidencial es equivalente al principal defecto del sistema político chileno: Su presidencialismo cuasi monárquico y su sistema parlamentario excluyente. Ambos permiten, mediante una sola elección, cambiar el eje del poder – político formal – si se elige a un presidente capaz de enfrentarse a la clase dirigente.

Conseguir un candidato que pueda exhibir credenciales éticas, para la inconmensurable labor ética que se le encomienda, es muy difícil. Además se precisa que esa persona no esté enbanderado o quemado, de modo de disputar los votos que han sido habitualmente de la concertación.

Se requiere además de un equipo que sea sólido en lo técnico jurídico y económico de modo de asegurar que el remedio no vaya a ser peor que la enfermedad. Un gobernante de izquierda no puede hacer un gobierno de izquierda pero sí puede acometer la tarea de producir un desarrollo nacionalista que de todos modos es un objetivo encomiable. Mientras la concertación oficia de custodio de la puerta de Ali Babá, un gobierno que evite el robo y apueste por nuestras futuras generaciones bastaría para convencer a todo quien precie un poquito este suelo. Por eso es preciso que no venga nadie acá con la mula de que vamos hacernos socialistas, chavistas o cualquier otra payasada. Un programa presidencial defendible por la izquierda implicaría transformaciones que en ningún caso nos encaminan a la emancipación del hombre puesto que ese proyecto es mundial. Pero es legítimo que mientras tanto defendamos nuestro jardín, asumiendo lo burgués del proyecto, partiendo desde la base de que nuestra casa es nuestro templo si la tratamos como tal. Nadie permitiría que ocupen su casa unos extraños y le abran el refrigerador, del mismo modo, sin parecerme de izquierda un presidente apoyado por la izquierda, me parece el mínimo común de dignidad exigible a cada compatriota.

El programa presidencial lo conocemos puesto que es obvio: La nacionalización de la gran minería, no sólo del cobre, también del oro, molibdeno, etc; la erradicación de las actividades productivas depredativas como la pesca industrial y gran parte de la silvicultura; la inversión en actividades productivas altamente tecnologizadas de modo de poder competir en el complicado escenario internacional; la inversión en educación de cada peso más que entre puesto que, es preciso elegir pan para hoy o hambre para mañana. Podemos soportar la pobreza franciscana del país una generación más como un día lo supo hacer Corea o Japón. Debemos defender un programa de desarrollo que visualice más allá de la próxima elección presidencial y debemos olvidarnos de presentarlo como un proyecto de emancipación del hombre puesto que no lo es ni en lo real ni en lo simbólico, ni tampoco es un paso hacia ese fin.

Mientras antes la izquierda defina un candidato competitivo, que pueda sumar desde todos los frentes, que pueda seducir a los jóvenes para que nos inscribamos en los registros electorales y depositemos nuestra confianza en él, más posibilidades tenemos para producir los cambios que estoy señalando.

Todo chileno quiere estas transformaciones entonces lo que se debe hacer es dejar de restar militantes por la vía de revestir ideológicamente ideas que se defienden por sí mismas. El electorado se re encantará cuando le conste que el haberse levantado temprano y asoleado en diciembre produce algún resultado.

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Viva la Música.



María Música Sepulveda Cavieres y su madre Ruth, superaron cualquier expectativa destrozando la reacción comunicacional oficial apelando a los argumentos más simples pero los más sólidos. Ivan Núñez, obligado a destruir a las entrevistadas como parte de su trabajo no sólo fue avasallado en argumentos, en carácter y en ángel televisivo, sino que no tuvo contrapreguntas válidas a la hija y madre sólidas en su versión de los hechos y en el fundamento moral, político y jurídico de los mismos. La ministra luego del enlace se encontraba destruida, nada podía decir y tuvo que moderar sus palabras, pre grabadas con antelación en el canal católico y chilevisión, en que amenazaba a la adolescente con las penas del infierno.

“Yo le arrojé el agua porque ella no me quiso responder sobre la suerte de mis compañeros que están procesados por la justicia militar”, dijo Música, su madre apoyó “se quejan por un vaso de agua cuando le lanzan químicos, les pegan y arrestan a niños”.

La falacia de llamar violencia a todo aquello que no se ciñe a los estrictos cánones autoritarios del gobierno, a esa pasividad momia que nos exijen. Ninguna acción “violentista” actual atenta en contra de personas, incluso son respetuosos de los cuerpos de los carabineros pero ¿cuanto tiempo podrá sostenerse ese pacifismo si el gobierno agrede a niños en democracia casi del mismo modo en que se hacía en dictadura?

El movimiento de Gandhi era pacifista y de todos modos sus seguidores destruían infraestructura británica, lineas telefónicas, quemaban cuarteles, etc. El pacifismo que pide el gobierno es absurdo. Es tal su fetichismo capitalista y fascista que les duele la destrucción de un paradero mucho más que violarle los más elementales derechos a un promedio de cien niños por cada manifestación escolar. Y arrojarle agua a la ministra se equivale a las peores acciones de Al Qaeda como si se tratara de la bruja del mago de Oz.

Si quieren eliminar la violencia comiencen por casa.

Si quieren conversar que enfunden el revolver, liberen a los presos, indulten a los procesados y retiren el proyecto de ley. Dejen de arrojar napalm al incendio puesto que de lo contrario la próxima no será agua lo que arrojen.


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miércoles, 16 de julio de 2008

Obama ¿El Mal Menor?

¿A quien le interesa quién sea el nuevo presidente de los EE.UU?


Antes de los comicios presidenciales argentinos escribí una incomprendida crónica intitulada “A quién le interesa quien sea la próxima presidenta de Argentina”. Creo que el ejemplo de Barak Obama es mucho mejor para que la idea se entienda ya que nadie podrá decir que se trata de un discurso misógino o denostador de nuestros vecinos trasandinos.

Los EE.UU son una ficción, del mismo modo que la Argentina, con una diferencia ostensible de tamaño, dentro de lo ficticio. Los EE.UU no existen del modo que su constitución lo dice, o sus libros de historia: Ni es soberana internamente ni externamente. Depende del exterior económicamente sea por el petroleo, lo inmigrantes, o las exportaciones. Y en el interior se hace lo que los cárteles trasnacionales exigen: El complejo militar industrial, el sistema monetario y financiero, la industria de los media, la oleocracia, etc. El ejército norteamericano es la mano muerta con la cual el consenso de los cárteles dominadores del sistema mundial sacan las castañas cada vez que la persuasión extorsiva, mediante otras manos muertas como la ONU, la OEA, el Banco Mundial, el FMI, etc, no bastan por sí mismas. Cuando eso ocurre se saca a la caballería indistintamente si el conflicto se produce en las Guyanas o en Tripoli.

Obama ha señalado recientemente “saldremos de Iraq con prudencia, al mismo país que entramos con imprudencia”. Lo dicho no sólo es testimonio de que el candidato deba convencer a los moderados para gobernar sino que necesariamente la política exterior, o más bien el comando del ejercito trasnacional, se gobierna mediante normas propias. Fue Clinton quien bombardeó Kosovo inaugurando de modo funesto la doctrina de las guerras preventivas y su “matando por la vida” que hoy es hegemónico. El plan Colombia debe seguir puesto que la intervención armada sigue siendo necesaria para el cumplimiento de fines que trascienden por lejos a los capaces de dominar por Obama o por los ciudadanos estadounidenses.

La incomprensión del mundo que vivimos es lo que permite que la publicidad electoral dirigida a los hispanos inmigrantes en el norte se disipe al sur y muchos crean, desde su buena fe o ingenuidad inexcusable, que un Obama significa un paso hacia adelante para nuestro subcontinente.

Quien se equivoca en las preguntas se equivoca en las respuesta, quien se equivoca en los axiomas falla en todo lo demás. Diego Olivera, en Alterinfos, publica una vulgata socialista de cuatrocientas palabras destinada a defender a Hugo Chavez. Me parece que a los gobernantes de ficciones se los debe defender ficticiamente pero enjuagarse la boca con palabras tan grandes es propio de alguien que quiere impresionar al inculto o convencer al incauto.

Soy un nacionalista, mi patria es el mundo entero, quiero que mi país se libere, que los individuos se emancipen. Que se neutralice a los parásitos que se alimentan de nuestra humanidad, los cuales dejan excrecencias que ni siquiera sirven de abono. Los generalitos pintorescos a cargo de custodiar banderitas no le hacen ningún favor a ese proyecto y si quieren salvar su pellejo y mantenerse en el poder, el que pueden usar para bien o para mal según les plazca, que no se vendan de socialistas puesto que en el mundo todavía queda dignidad y cerebro, todavía hay conocimientos y palabras, para denunciar a quienes quieren trocar el oro de nuestra libertad por cristales de populismo.

domingo, 13 de julio de 2008

Una cosa es que lo soportemos, otra que nos guste.

Apretar los dientes y morder la almohada.


Televisión nacional debe su nombre a que es un canal del estado de Chile, no necesariamente del gobierno de turno, pero sí del estado. En la clase dirigente existe una relación que he designado en varias oportunidades omertá es decir, la red de relaciones extorsivas que se producen en las organizaciones ilícitas; el término deriva de la lealtad implícita que se deben los integrantes de la Mafia siciliana. Para decirlo en buen chileno podríamos utilizar indistintamente este término o el de amistocracia; y si queremos ser precisos, amistoplutoclocracia (el gobierno de los amigos, los que tienen plata y los incompetentes)

Por lo dicho no sorprende que en TVN se realicen esporádicas operaciones comunicacionales destinadas a apuntalar la institucionalidad del país. Esto no necesariamente implica defender al gobierno aunque por lo general se lo hace como un medio para el cumplimiento de ese fin. El programa político “Estado Nacional” cumple este propósito por lo menos una vez al mes; también lo hace su “Entrevista del Domingo”. Homenajes a Longeira para dividir a la a la “Alianza por Chile”, ataques histéricos en contra de Piñera por ser empresario como si fuera moralmente defendible el ser un panelista elegido a dedo y pagado con nuestros impuestos. Hoy tocó defender a Andrés Velasco, el ministro de Hacienda, puesto que se trata de una razón de estado, transversal, ante todo el barco debe mantenerse a flote. Mathei, Ditborn, los economistas más serios de la derecha propiamente tal, también defienden su permanencia en el cargo aunque critiquen algunas de sus erráticas decisiones (que bien sabemos obedecen a la actitud pusilánime y voluble de su jefa). Que el ministro de Hacienda conserve el cargo durante el mandato presidencial se ha transformado en la marca registrada de los gobiernos de la concertación, un cambio del ministro significaría una crisis que pondría en riesgo al régimen civicopolicial. Velasco maneja la billetera fiscal y si la deja arriba de la mesa se pueden repartir el botín otros peores que él u otros caritativos con limosna ajena.

Pero lo que más repugna es aquello que algunos llaman soberbia, pero se trata de una figura pluriofensiva que mezcla majadería, indolencia y conocimientos técnicos usados para el cumplimiento de finalidades inexpresables. Luego de que Joinang, motejado de sociólogo aficionado por Melnick, lo presentara como a su mejor amigo, confidente y socio pero sin explicitarlo, Velasco aprovechó el viento a favor para decir que la “discusión acerca de si Chile es Neoliberal es una lesera puesto que el plan auge (plan de salud pública) dota a los usuarios de prestaciones que ni los EE.UU tienen y seis de cada nueves cabros estudia en la universidad gracias a platas estatales” (sic)

Me parece que gran parte de la discusión acerca del modelo neoliberal es superficial pero de ahí que sea una lesera (galicismo equivalente a estupidez) distan años luz. Y los ejemplos que utiliza su excelencia el profesor en Harvard made in Columbia, Yale y el MIT, son proferidos cómodamente gracias a la impunidad de la ignorancia que se ha asentado en el país: Desde luego que el estado de chile realiza prestaciones sociales que pueden parecer ajenas a un neoliberalismo de pizarrón pero que no se nos olvide que, a diferencia de los EE.UU, aquí el ochenta por ciento de la población se encuentra en una situación que lo obliga a ser respaldado por fondos públicos. Nadie puede surgir gracias a su trabajo individual, su tesón, su inventiva, si hasta ser narcotraficante se está convirtiendo en una actividad riesgosa debido a los episódicos arrebatos de probidad que le vienen al fiscal Alejadro Peña. El estado no asiste a los yonquis, ni a las minorías marginadas por el sistema exitista, sino que debe acometer la tarea de contener socialmente al país mientras este es saqueado desde dentro y desde fuera.

Gobernabilidad en los paises dependientes productores de materias primas no significa ser socialdemócrata, ni socialista, ni asistencialista, significa ser capitalista globalizado dependiente económica y culturalmente de otros. Un proyecto nacionalista de desarrollo puede aspirar a que Chile se transforme en socio de la clase dirigente mundial pero el modelo económico de la concertación aspira tan sólo a conservar el poder y mantener al perraje entretenido, endeudado, dócil y desorganizado. Si esto se llama neoliberalismo o amistoplutoclocracia es una discusión superficial y academicista, pero eludir lo central afirmando que somos el paraíso de la seguridad social inmediatamente después de los países nórdicos es tratarnos de estúpidos.

Una cosa es que toleremos la situación actual del país, la indolente clase dirigente, su soberbia y su incompetencia dentro de los parámetros tecnocratas en donde discurren, otra cosa muy distinta es que nos empiece a gustar. Creo que ese es el único modo en que se pueden interpretar las palabras del ministro del interior Edmundo Pérez: Apretar los dientes es equivalente a morder la almohada.

miércoles, 9 de julio de 2008

El Colapso, los Ciclos Kondratieff y el Misticismo.



Algunas objeciones al pensamiento de Immanuel Wallerstein.

Para Wallerstein el sistema mundo capitalista ya está construido en sus características definitorias en Europa para el 1450, antes de las conquistas en ultramar, de las revoluciones científicas, tecnológicas e industriales. Son esas conquistas consecuencias de la mirada capitalista de los europeos de ese momento y de sus posibilidades técnicas, capitalistas de entonces, en ningún caso superiores a las que disponían otras sociedades, como la China.
Desde entonces es posible distinguir fases de crecimiento, decadencia y crisis, las cuales son comandadas por una potencia económica, militar (principalmente naval). En las crisis se enfrentan la potencia en decadencia y dos posibles sucesores, la potencia se alía con una de ellas cifrando la victoria para la alianza. Cada una de estas crisis han sido resueltas en guerras de treinta años: La homónima, las napoleónicas y la primera y segunda guerra vistas como un sólo gran enfrentamiento entre EE.UU y Alemania por la sucesión de Inglaterra. Habría una lógica que gobernaría estos procesos y que su fundamentación Wallerstein nunca explica cabal ni adecuadamente. Todo el escepticismo que dilapida al criticar a los socialismos reales, a las teorías asentadas sobre el capitalismo y la modernidad, y al fetichismo de lo impreso, lo olvida cuando sentencia que magister Kondratieff dixit. Desde luego que las coincidencias son muchas pero lejos estamos para establecer alguna regla puesto que nos harían falta unos cuantos miles de años de seguimiento. Este elemento milagroso presente en la teoría de Wallerstein no logra invalidarla del todo pero sí constituye una seria objeción del mismo modo que el hegelianismo que exuda gran parte del marxismo.
Siguiendo el análisis de Wallerstein, el capitalismo es una forma social, política y económica inédita no sólo por haber arrastrado a todo el mundo hacia ella sino porque posee una estabilidad superior a la de cualquiera otra forma conocida. Esta forma se encuentra agotada en 1968 y desde entonces nos encontramos en una seria crisis definitiva del capitalismo. Independiente de la crisis que va enfrentar a Japón (gólem de los EE.UU), Europa (Alemania y sus vecinos resucitados también por los EE.UU), que seguramente vencería al Japón recargado, aliado de los EE.UU en decadencia como potencia subalterna, el capitalismo sucumbiría de todos modos llevándose la alianza una pírrica victoria. Según el conejo que ha sacado del sombrero (Kondratieff), el mundo experimentaría un auge industrial y comercial desde el 2005 al 2025, y al culminar ese auge se desataría la crisis industrial, comercial, financiera y por último, militar. Todo indicaría que la crisis definitiva acaecería por el 2050.
Algunas objeciones: Primera, la crisis cultural del 1968 ya había sido prevista por otros pero como una crisis económica derivada de un nuevo modo de producción que se apropiaría del industrial de chimeneas y lo subordinaría (Albin Toffler, “El Shock del Futuro”). En dicho texto el autor predice que los nuevos sistemas de información y de creación de valores intangibles subordinaría a la industria de mercancías tangibles y que sólo las economías dispuestas a grandes inversiones en recursos humanos podrían disputar la hegemonía del futuro. La tesis de Wallerstein descansa en que la crisis mundial de 1968 fue una crisis cultural generada por el propio éxito del sistema capitalista de pos guerra. Para Toffler, en cambio, se trata de una crisis del modo industrial material del capitalismo y sus sistemas de producción de cuadros que para 1968 ha producido millares de profesionales que no se pueden incorporar al mercado laboral y por lo tanto, esto lo agrego yo, se lanzan en picada contra el sistema que los alimentó y educó aprovechando su buen estado de salud y su entrenada capacidad intelectual. El mundo punk de la actualidad, en que no se espera nada, no necesariamente consiste en la incubación de una crisis sino quizá en la estabilización entre producción y reproducción de los cuadros convirtiendo a los grupos antisistémicos en oscuras notas al pie de página. La clase dominante sabe bien qué hacer para evitar nuevos 68, y ya en el 68 disponía de lo suficiente para vencer a estudiantes armados con piedras y buenas intenciones; Segunda, el colapso sistémico también ha sido anunciado por algunos científicos a propósito del calentamiento global quienes avisoran que el 2050 marcaría el punto de no retorno; Tercera, Jared Diamond en su libro “Colapso” sugiere que la crisis que señalan algunos científicos que acaecería al 2050 podría implicar una extinción de la especie humana ya que para esa fecha se hubiera llegado a una situación en que la base material de la humanidad, indiferente para la modernidad durante cientos de años, hubiera sido dañada a tal punto que no permitiría la producción de alimentos, agua, y aire respirable. Gran parte de su tesis descansa en el ejemplo de la Isla de Pascua a la cual ha analizado ignorante de que la población isleña no murió a consecuencia de su colapso ecológico y económico sino que fue vendida, en calidad de esclava, a Tahití y a las guaneras del Perú. El resto fue exterminado in situ por las diversas bandas que se alternaron la explotación de la isla muchas de las cuales fueron estancias ovejeras que destruyeron los brotes nuevos de sus bosques nativos, afirmar que fue su religión y tozudez lo que los llevó a destruir su entorno para esculpir el granito hasta que los europeos llegaron a rescatarlos es una de las mayores blasfemias contemporáneas que se han proferido. Tales supuestos son compartidos por gran parte de los ecologistas que por lo general defienden a los pueblos originarios presentándose una insalvable contradicción; Cuarta, Wallerstein divide al mundo en centro, periferia, semi periferia y arenas exteriores. Esta tipología según algunos es una ocurrencia de Fernand Braudel y según el mismo Wallerstein se la tomó en gran parte prestada a los teóricos de la dependencia latinoamericana de la CEPAL. Lo que no se puede conciliar es la división del mundo por regiones en el ámbito económico y cultural y la constante referencia a otro mundo, dividido por países, en el ámbito político y militar. Las grandes guerras son enfrentamientos en el centro pero entre países claramente definidos. No existe una reflexión acerca de la irrelevancia de las divisiones nacionales en el mundo de hoy, lo que no necesariamente nos debe llevar a un idealismo insano como el de Antonio Negri, y sobre la persistencia de esa tipología en los ámbitos locales. El centro, la periferia, y la semi periferia se reproducen en cada barrio y en cada ciudad tanto en el primer como en el tercer mundo, es eso lo que explica la mayoría de las cuestiones criminales en la actualidad y la persistencia de movimientos de resistencia en el propio centro del sistema mundo. Parafraseándolo, utilizar a los países como unidades de análisis supone la especificidad y la autonomía social de los distintos estados nacionales del mundo, o al menos de muchos de ellos. Quizá sea posible admitir la vigencia parcial de la soberanía nacional en los estados centrales pero esa distinción no la realiza y sería ser más indulgente con el autor de lo que el respeto intelectual autoriza; Quinta, con fervor intenta demostrar que el capitalismo y lo moderno son un accidente histórico derivado de la acumulación de capital sin par que consigue Europa lo que le permite rebasar los autocontroles presentes en todas las demás civilizaciones. No le preocupan en demasía las brutalidades del imperio Azteca ni los sofisticados sistemas de control de multitudes a las que habían llegado los Hindúes, le preocupa tan sólo el más brutal, intenso y extenso de todos, el capitalismo, por lo tanto su objeción no sería de principio sino tan sólo cuantitativa; sería soportable o menos poder acumulado por la cúpulas o cúpulas más numerosas. El problema no sería la dominación de unos sobre otros sino que ésta debería respetar ciertos límites, ciertos mínimos, que el mismo considera DD.HH. Lo que cuesta pensar es cómo pueden regir derechos universales sin un estado universal y esta acumulación de poder no ser opresiva. También es complicado sostener una transición hacia esas formas humanitarias de dominación, que me parece legítimo plantear como un sentido débil para la izquierda (algo así como una estrategia asumida por descarte ante la imposibilidad de acometer la abolición total de las jerarquías) pero no me parece honesto no explicitarlo de esa manera quedando muchos lectores incautos tentados a conformarse con proyectos civilizatorios alternativos, experimentales y ajenos con tal que no sean modernos, europeos, occidentales y capitalistas. Lo alternativo sería un cajón de sastre y sin fondo, y sólo importaría destruir el capitalismo – o presenciar su autodestrucción – sin que sea indispensable superarlo.
Su Concepto de Estado y Sociedad.
El uso indiscriminado de los estados nacionales como unidades de análisis se debe a la contaminación del pensamiento de Wallerstein de aquello que critica con ferbor: La separación entre las tres culturas (Ciencias físicas, sociales y humanidades) que le permite ser riguroso en su análisis económico pero muy vago y hasta superficial en su historia de las ideas (ideologías) y en la historia legal; y el inevitable eurocentrismo que mora en lo más recóndito de su pensamiento. Lo primero le permite confiar en el relato literario y dogmático de los abogados hasta creer que las teorías, siempre en disputa, siempre revistiendo al poder en vez que autorizándolo, poseen existencia independiente.
Entre los conceptos eurocéntricos que se han impuesto en las ciencias sociales se encuentra el de la dominación legal racional de Weber el que consiste en una fusión de este legalismo formalista con el eurocentrísmo. Tal concepto es la piedra fundacional de las teorías modernas del estado (o del estado moderno) y no es sino una descripción idealizada de lo que Weber piensa que es el estado alemán de su época o lo que debiera llegar a ser. Los teóricos foráneos mistifican sus propios desastres locales revistiéndolos con la autoridad prestada de los desvaríos weberianos.
El concepto marxista de estado, por ejemplo, lo considera como una herramienta al servicio del enfrentamiento de clases o más bien, la fachada de la clase capitalista. Sus normas carecen de la racionalidad que le atribuye Weber a no ser que comprendamos por tal el procedimiento de concreción del proyecto burgués. Hasta Adam Smith consideraba al estado como una herramienta al servicio de la burguesía ya que intervenía económicamente allí en donde el interés individual no era suficiente y desde luego, tales inversiones no incluían colegios, hospitales, salubridad pública o seguridad social. Incluso la institución de policías es un hecho reciente y excepcional en la historia de la modernidad.
Al instituirse la votación universal se tenía claro, por parte de la clase dominante, que no existía dominación legal racional salvo en los libros de Weber y sus seguidores, ya que la institución que monopolizó la violencia – si admitimos que esto al menos sucedió en un momento de Alemania - jamás alcanzó a utilizarla, en ningún lugar del mundo ni época, en contra de los intereses de los poderosos. Pero eso es llevar la teoría sociológica del estado al despeñadero puesto que se exhibe su inoperancia en los únicos casos en que la practica se acerca a la teoría pero como señalé eso ha sido excepcional: La mayor parte del mundo se descolonizó en el siglo XX y aún hasta hoy el concepto de dominación legal racional le es ajeno a la mayoría de la población del orbe salvo, claro está, que la asumamos como parte integrante de la ideología liberal hegemónica o geocultura.
En los EE.UU por ejemplo, se superponen policías municipales, estatales, federales, de la moneda y del presidente (servicio secreto), y todas las policías privadas que se puedan imaginar en un país en donde es lícito portar armas, es decir, donde jamás ninguna institución ha expropiado la totalidad de los conflictos de relevancia jurídica ni ha monopolizado la violencia física. En gran parte del mundo, y eso incluye a la idílica y breve Alemania de Weber, se autoriza (o autorizaba hasta hace muy poco) que los padres golpeen a sus hijos, que incluso el profesor o cualquier adulto lo haga para corregirlo, y que los hombres golpeen a sus mujeres lo que en algunos sitios se extiende a que cualquier hombre puede golpear a cualquier mujer para corregirla. La coexistencia de distintas policías de los EE.UU debe conjugarse con el dominio ejercido por las mafias, situación que se extiende a gran parte del mundo, del mismo modo que los cacicazgos en sectores rurales de todo el orbe. Separar estado y sociedad parece una tarea que supera las capacidades humanas o bien carece de toda relevancia científica el hacerlo, del mismo modo distinguir entre distintos estados ya que, de acuerdo a los elementos de juicio disponibles, debiéramos admitir forzosamente que existe un gran estado federal que impera en todo el mundo al que Wallerstein eufemísticamente denomina sistema mundo, y en que la violencia, sin necesidad de ser ejercida directamente por la institucionalidad formal de éste, al menos es tolerada ya que se dispone de la suficiente capacidad para avocarse de cualquier conflicto (expropiándolo ad hoc) en cualquier parte del planeta. Esa expropiación delata al gobierno mundial el cual carece de toda legitimidad liberal ilustrada. Las distinciones entre centro, periferia y semi periferia pueden aplicarse siempre y cuando se acepte que no consisten en divisiones geográficas o geopolíticas sino que se superponen espacial y personalmente relacionandose más bien con el desamparo (vulnerabilidad) que las personas tienen frente al poder (que generalmente se confunde con el capital), puesto que algunas personas en Zimbabwe viven mucho mejor y más seguras que otras en Alemania a pesar de todos los indicadores estadísticos que parecieran afirmar lo contrario.
El ejemplo de la propia Europa sirve para ilustrar el punto: Las relaciones comerciales de la burguesía no respeta fronteras políticas ya que no sólo tiene sus mercados de compra de insumos y de venta de chucherías en el extranjero sino que además, se surte de mano de obra inmigrante, e invierte sus ganancias en cualquier sitio, y por defecto en el sistema financiero mundial. La Union Europea no se construyó por los tratados de Maastricht sino que gracias a ellos se consolidaron las relaciones inveteradas. Del mismo modo los EE.UU proclamaron su independencia porque ya actuaban con ella y el poder sin autoridad británico se les presentaba un lastre. En cambio latinoamérica siempre ha confiado en la teoría y en los papeles europeos creyendo que la independencia nominal bastaría para ejercer el dominio sobre sus territorios. Casi doscientos años después de la parodia independentista unos crean el Mercosur confiando en que un nombre, una teoría y kilos de papeles bastarían para europeizar – nuevamente – a latinoamérica. Integración comercial sin integración cultural y peor, sin integración productiva ni energética. El fracaso latinoamericano y el éxito europeo hablan muy mal de la teoría sociológica del estado ya que en un caso se siguieron todas las recetas foráneas y de todos modos Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay se encuentran indemnes frente a la explotación y expoliación foránea y la de sus propias burguesías poseyendo estados nominales sin soberanía externa ni soberanía popular o nacional que les permita imponerse sobre los capitalistas locales; y el viejo continente evidencia que no se necesita ni un ejército, ni el monopolio de los castigos para consolidar lo más similar que se haya conocido por estado. Y por último, qué duda cabe que no habiendo ningún poder que se lo impida el ejército de EE.UU puede invadir Iraq a pesar de todos nosotros, de los iraquíes y la población estadounidense. Muy distinto es señalar la existencia de un estado global a defender su legitimidad, ese es el grave error en que se incurre con los estados nacionales y que nubla el juicio a la hora de comprender nuestro mundo.
Cada vez que se incurre en el “error” de distinguir estado y sociedad, se llega a extremos como los del propio autor en comento, de decir brutalidades tales como que en los últimos años ha existido una retirada del estado lo que ha producido un aumento de la inseguridad pública. Primero, como ya he señalado, surgen serias dudas acerca si en algún momento se ha establecido algún estado en algún territorio si lo definimos en los términos weberianos; Segundo, si el estado lo constituye el ejercicio del poder, en vez que la formalidad legal, todo indica que en vez que haberse retirado el estado este rige con más fuerza de lo que lo había hecho nunca en la historia de la humanidad, porque además lo hace en todo el territorio al mismo tiempo con muy pocas islas desestatizadas (fronteras) pero lo suficientemente civilizadas para estar allanadas para la explotación y el consumo; Tercero, ¿desde qué óptica calificamos que tal guardia es privado y tal otro público? ¿o si tal o cual es un guardia privado, un delincuente, un mafioso o un terrorista? desde luego la única manera de producir en el papel esas distinciones es echando mano a otras pre fabricadas en el eurocentrismo y en la complacencia capitalista del liberalismo; Tercero, solamente el “estado” avanzó en las prestaciones sociales durante los gloriosos treinta años 1945-1968.
Futurólogos y Místicos.
En cuanto a la futurología, Wallerstein comparte varias ideas con Jared Diamond aunque derivadas de razonamientos diversos, por ejemplo: Que se ha rebasado el límite de expansión geográfica del capitalismo en el siglo XIX, con la guerra del Opio y la anexión de China al sistema mundo y luego, sumando a África a la periferia quitándole su lugar de arena exterior. La expansión económica del capitalismo también llega a un límite con los altísimos niveles de desruralización y urbanización a los que hoy asistimos. Los pobres, sin control más que los de mercado, se reproducen propiciando una crisis demográfica, pero tal crisis no es tal mientras exista la posibilidad de alimentar, vestir, calefaccionar y educar a esos millones de pobres que incrementan la población mundial día a día. La crisis demográfica se produce por la incapacidad del crecimiento económico de absorberla lo que conduce necesariamente a una crisis social y ecológica al sobre explotar recursos en forma desesperada con ansias de supervivencia. Pero la crisis ecológica se había incubado desde mucho antes, es parte de la crisis sistémica, al seguirse un modelo que implica crecer o perecer. Todo esto lleva a Wallerstein a pronosticar que la próxima crisis, derivada de un periodo de baja al cual necesariamente nos llevan los ciclos económicos de largo aliento, será la definitiva.
Sabemos que la economía capitalista consiste en el acto de malabarismo más complejo que se tenga registro y que dentro de su aparente estabilidad late la crisis. El mercado, y el capitalismo por consecuencia, oscila, y cada pendular lo coloca al borde del abismo. Sabemos entonces que habrá una crisis, y una crisis mayor a las conocidas. Sabemos que una de esas crisis o dará el golpe de gracia, hará más fuerte al capitalismo o permitirá que emerjan otras fuerzas que impongan un nuevo modo de producción. Pero nada de esto ocurrirá por sí solo. La extinción, o colapso, no será la desaparición de todos los humanos sino que de una mayoría, del mismo modo que una crisis terminal del capitalismo no significa el retorno a un pasado idílico o la necesaria instauración de un futuro esplendor. Sospecho de cualquier teoría que nos dé la opción de quedarnos en nuestra casa cosiendo y cantando mientras alguna fuerza sobrehumana se encarga de todo. Además, sospecho de todas estas predicciones tomando en consideración que los místicos, en las fechas que los futurólogos mencionados ven la crisis definitiva del capitalismo o de la humanidad, anuncian el fin de la era de piscis y el comienzo de la de acuario ¿rigurosos cálculos científicos o una vuelta a la superchería cabalística? ¿Razonamientos complejos y sofisticados o parte del ombliguista humano – centrismo y sus vicerales temores al fin del mundo? ¿o la confusión etnocéntrica del fin de nuestro mundo o de nuestra civilización con el fin del mundo y de la humanidad?

sábado, 5 de julio de 2008

Lo que Termina Bien, Estuvo Bien.


Quien quiere los fines, quiere los medios”

Nietzche.


Los rehenes rescatados por el ejército colombiano simbolizan el triunfo de Uribe, de Bush, de su agresiva pacificación del área y al mismo tiempo, una derrota categórica de las FARC y de cualquiera que haya intentado defenderlas. Estos son los hechos, desde aquí se construye la historia.

Chavez intentó obtener el triunfo y acusó a Uribe de conspirar para que su misión fracasara. Los cercanos a Betancourt consideraban al presidente de Colombia como el principal obstáculo para su liberación. El ataque a un campamento de las FARC desató un torbellino de acusaciones cruzadas y una derrota diplomática sin precedentes de los EEUU mediante Colombia.

Pero aún no estaba escrito el último capítulo; tal como en una película de suspenso los últimos minutos resignifican todo y la historia se reescribe desde el prisma del triunfador. Del mismo modo que Uribe evitaba antes que ganar que Chavez perdiera, el mandatario venezolano hacía lo suyo: El triunfo del presidente colombiano legitima todas sus acciones cuestionables, la intervención militar estadounidense, la violación de la frontera ecuatoriana, y su intolerancia hacia los guerrilleros. Del mismo modo le concede el título, la legitimación a priori, para ejecutar acciones bélicas menos limpias.

Difícil era defender a las FARC pero hacerlo en los momentos que la secuestrada más famosa del mundo cuenta crudos detalles sobre los cuestionables métodos de captura y de cautiverio, y su principal objetor, Uribe, pasa de villano a héroe para una parte importante del mundo, se trata de un suicidio comunicacional. Eso era lo que necesitaba el gobierno colombiano para asonar sin escrúpulos humanitarios sobre las diezmadas fuerzas guerrilleras, sin importar las muertes colaterales ni los excesos.

Una pacificación de la frontera colombiana, que es al mismo tiempo la única frontera americana, sangrienta como suelen ser estas campañas, consolidará todo aquello que considerábamos nefasto. Los EEUU podrán vaciar sus maletas porque independiente de su expulsión de Manta el plan colombia 2.0 se implementará con los nuevos bríos de sus éxitos parciales que esconden sus reales propósitos. Y no será necesario un nuevo Bush, neocon, para sostenerla, puesto que todo estadounidense aprecia la liberación de tres de sus ciudadanos mediante una operación militar que se negó a negociar con los que ellos consideran delincuentes, es decir, consolidan su posición de encontrarse más allá de toda norma internacional.

Triunfo para Uribe, Bush y la política de estado norteamericana; y derrota para Zarkozy que intentaba, a pesar de él mismo, imponer un poco de sensatez en todo esto. Pero una derrota espectacular en contra de Chavez y aún mayor en contra de las FARC.


martes, 1 de julio de 2008

Salvador Allende y la Unidad Popular.

¿Ingenuidad?


Sería fácil rendirse al espíritu del día y sumarse acríticamente a los homenajes al ex presidente Allende. Opino que la posición correcta del izquierdísta debe ser siempre, sin excepciones, la del escéptico e iconoclasta, pero en este caso no se trata sólo de metodologías: Me parece obsceno el culto a los muertos, a cualquier muerto, máxime existiendo tanto vivo muriéndose de hambre; y doblemente obsceno erigir un panteón para la izquierda en instancias en que no ha ganado una sola batalla. Daña la moral el desconocer el estado real de la brega; nubla el juicio las infusiones de cristianismo, liberalismo y estoicismo con las que se intentan reinsertar amigablemente los que debieran estar combatiendo.

Basta de vender la deserción como repliegue y la traición como necesaria.

Basta del farisaico espectáculo de querer transformar a Allende en una monedita de oro enalteciendo sus virtudes cívicas, democráticas, nacionalistas, morales, etc.

Para 1970 en Chile la izquierda se preparó para una nueva derrota y tuvo que improvisar un gobierno; tuvo que pasar del cómodo lugar del crítico al del criticado. Tuvo que plasmar en acciones todas las bravatas proferidas en contra del dominio burgués, imperialista y clasista. La derecha, tantas veces criticada, en vez que cerrarle las puertas de la Moneda a Allende se las abrió de par en par; sin previo aviso aquellos prestos a protestar por la nueva afrenta tuvieron que enfriar la cabeza y gobernar.

El único modo de sortear el esquizofrénico escenario de decirse marxista y gobernar liberalmente, era ser subsidiado con el poder que se carecía: el económico. O bien, la burguesía nacional asumía el proyecto allendista como propio en su sentido nacionalista desarrollista, o la URSS debía pagar la factura inflacionaria como un especie de dumping comercial en aras que la resistencia chilena sirviera de ejemplo y desatara proyectos similares en el tercer mundo.

Sin embargo, todos esos improvisados cálculos omitían la reacción de la derecha, las empresas tras nacionales, el poder político, comunicacional, económico, y desde luego, el militar (los ejércitos no sólo los constituyen la infantería sino que también su inteligencia y logística).

Pero la actitud beligerante con la burguesía nacional, producto de un clasismo superficial alentado por rancios burgueses entre los cuales se contaba el propio Allende, impidió un diálogo, menos una alianza. Cademartori habla hoy de las Pymes como aliadas del gobierno de la UP en instancias que el comercio detallista era exhibido como el culpable de la inflación y del desabastecimiento. Se quería un gobierno de los obreros independiente si estos sabían o no manejar las máquinas, la contabilidad y las decisiones sobre la producción.

La URSS, por su parte, no ayudó a España y conspiró contra el movimiento independentista Chino de Chiang Kai-shek, entre otras travesuras como haber dejado sin piso a Nasser; por su parte Cuba mediante Castro hizo lo propio con Guevara ¿Quien iba a sustentar la temeraria aventura allendista? ¿Quien iba a financiar la onerosa factura derivada de la populista política económica? Mientras Chile seguía siendo capitalista diciéndose socialista el paso faltante costaría millones, similar a lo que hoy ocurre en Venezuela, pero sin el petroleo que lo financie. El único estado solidario transformó su aporte en una leyenda: El chancho chino.

La izquierda chilena farisaicamente se conmueve con la inédita reacción del ejército chileno siendo que fue el propio Allende quien financió los doctorados en tortura y terror en la escuela de salvación de las américas, del mismo modo como lo sigue haciendo hasta ahora su camarada Michelle Bachelet.

Con un ejército adoctrinado en la seguridad nacional judeo cristiana occidental, yanqui en definitivas, una burguesía acorralada, un colapso financiero amortizado con populismo, la única vía conducía a una bifurcación: O entregar la banda asumiendo la derrota o armar al pueblo. Allende no hizo nada y chocó de frente con la historia, con su frivolidad, con su egomanía, y de paso condenó a medio país a vivir como inmigrantes en su propia tierra, sin siquiera darles la oportunidad de luchar por lo que creían justo.

Es obsceno canonizar, peor erigir monumentos de mártires gratuitos; pero con allende es diferente: O era el gobernante más ingenuo que hemos tenido o el criminal más despiadado que se recuerde (tan criminal es aquel que hace la guerra sin estar forzado a hacerla como quien no la hace cuando está obligado a hacerlo). De todos modos para un izquierdista y para un gobernante es peor que se lo recuerde como el ingenuo más grande de la historia.