sábado, 28 de noviembre de 2009

Clase Final del Curso de Criminología de Julio Cortés:







Invitado: Ariel Zúñiga Nuñez

La criminología nos
permite comprender el mundo con una precisión que otros sistemas de
pensamiento. Para cambiar el mundo debemos comprenderlo. El mundo
está estructurado como un Estado pero dicha estructuración no
depende ni de nuestra genética ni de nuestra voluntad. El Estado se
nos ha impuesto, y ha sido un accidente en el devenir humano.

¿Vivimos en un mundo más
controlado o tenemos más consciencia del control?

Miércoles 25 de

Noviembre de 2009, Facultad de Derecho Universidad Arcis.


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Otra Vez Puerto Montt, Otra Vez un Pérez, Otra vez la Impunidad.

Ay, qué ser tan infeliz.

Por Ariel Zúñiga.


Señor Pérez Zujovic,

por qué al pueblo indefenso

contestaron con fusil.

Señor Pérez, su conciencia

la enterró en un ataúd

y no limpiarán sus manos

toda la lluvia del sur.”

Victor Jara, Preguntas por Puerto Montt.



En septiembre del 2005, José Huenante, de 16 años, fue detenido por Carabineros de Chile y luego arrojado al estuario del Reloncaví. Pese a la existencia de testigos presenciales de los hechos y constancia de falsificaciones en los libros de detenidos y en la hoja de ruta de la patrullera, sólo la acción decidida de sus familiares y de algunos medios de prensa locales obtuvieron la formalización de los involucrados ante la desidia de las autoridades. De condena, nada, mientras no aparezca el cadáver no se hablará de homicidio tal cual con más de un millar de casos en las décadas de los setenta y ochenta.

La policía de Carabineros es parte del Estado de Chile, también las instituciones que sistemáticamente se han negado a investigar lo sucedido. Una desaparición forzada de una persona es un delito de lesa humanidad es más, es un delito que sólo puede cometer el Estado mediante sus agentes oficiales u oficiosos, verbigracia grupos paramilitares. Qué decir lo grave que es la desaparición forzada de un niño de dieciséis años.

Sin embargo nuestro ministro del Interior, quien en este momento subroga a Bachelet en la presidencia, ha considerado una “macana” (término usado en la acepción de mentira o desatino) al informe de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales que, entre otras violaciones graves a los derechos fundamentales (muchas de ellas de modo sistemático como en las cárceles y en la Araucanía) califica a José Huenante como el primer y único detenido desaparecido en “democracia”.

Edmundo Pérez Yoma responde airado en calidad de representante del Estado, y descalifica el informe con el forzado argumento de que en democracia no pueden ocurrir esos hechos. En similar sentido se pronunció Carolina Tohá, hija del ministro de Allende José Tohá víctima de la dictadura, y dirigente estudiantil en los ochenta. Para ellos sólo los crímenes perpetrados por Pinochet cuentan.

La desaparición de los nadie.

Chile es un país de huachos y de perdidos, quizá eso explique que existan algo de dos mil denuncias de presunta desgracia interpuestas por año sin resolverse, es decir, casi el doble de los detenidos desaparecidos reconocidos oficialmente durante los diecisiete años de dictadura. Cuando se drenó una zona de la cuenca del Bio-Bio para buscar a Jorge Matute Johns, joven desaparecido en los noventa, se encontraron algo de cinco cuerpos de otros seres humanos que nadie echaba de menos. Quizá se trataba de nadies, de personas que no importan, que no cuentan. Esos muertos exhumados en fosas comunes no poseían una familia detrás que presionara. Pese a ser una familia modesta el padre de Jorge Matute era dirigente sindical de la siderúrgica Huachipato es decir, no era un nadie, tampoco Jorge Matute. Me pregunto si el caso de José Huenante sea el único caso de desaparición forzada en democracia o sólo se trata de uno de los tantos desaparecidos que han contado con una familia para extrañarlos.

El Prontuario de Pérez Yoma.

Lo que se hereda no se hurta.

Edmundo Pérez Yoma heredó de su padre, Edmundo Pérez Zujovic, una pequeña fortuna y unos cuantos cadáveres. Pérez Zujovic fue asesinado en los setenta en el sitio en donde hoy está emplazada la rotonda homónima, años antes había ordenado el desalojo de unos pobladores en Puerto Montt, muy cerca del lugar en que Huenante fue desaparecido, el operativo culminó con decenas de muertos. La masacre inspiró a Victor Jara a componer “Las preguntas de Puerto Montt”, en que emplaza con nombre y apellido al entonces ministro del interior de Eduardo Frei Montalba.

Pérez Yoma ofició de ministro de defensa de Frei-Ruiz Tagle (o el Frei tonto) y luego de ministro del interior. Tuvo que dejar este cargo después de verse involucrado en el escándalo de las casas de nylon, o casas COPEVA, en que usando recursos públicos una empresa construyó viviendas sociales de pésima calidad las cuales, al no estar impermeabilizadas, tuvieron que ser cubiertas con bolsas plásticas durante el invierno. Pérez Yoma era ministro y también el dueño de la empresa COPEVA. También tuvo que renunciar Edmundo Hermosilla (recién incorporado a la campaña del Frei tonto) quién era el ministro de vivienda quién aprobó el proyecto de COPEVA luego de recibir como “regalo” a un caballo fina sangre. Perez Yoma, tanto y más involucrado que Hermosilla en el asunto, fue premiado con la embajada de Buenos Aires y regresó en el Gobierno de Lagos en calidad de ministro y luego confirmado por Bachelet. Ninguno de ellos fue sancionado ni por el evidente tráfico de influencias, fraude al fisco y profundo agravio a cientos de pobladores estafados con el sueño de la vivienda propia.

La reciente sentencia por el caso COPEVA indemniza con un millón de pesos (dos mil dólares) a cada una de las noventa familias que entablaron la demanda. Hasta hoy ningún periodista ha preguntado a Perez Yoma sobre sus impresiones sobre la decisión judicial que concede una cifra vergonzosa a los afectados y consagra una vez más la impunidad cuando de crímenes de poderosos se trata.

Pérez Zujovic ordenó disparar a los pobladores que se tomaron un predio para instalar sus precarias viviendas; su hijo, se sirvió del estado y de la pobreza para ganar dinero a costa de la misma necesidad, construyendo con dinero fiscal viviendas que luego debieron ser demolidas.

El Prontuario de la Universidad Diego Portales.

La universidad Diego Portales fue una de las primeras instituciones en favorecerse de la libertad de mercado impuesta por la dictadura en la educación. Pronto destacó al proponerse ser algo más que un buen negocio y con ello convocar a buenos docentes con los cuales no sólo emprendió procesos formativos sino que de investigación. En su seno se gestaron las grandes reformas legales de los noventa, en un momento fue una acrópolis, una muy cara y exclusiva acrópolis.

Allí conocí a Domingo Lobera y a Jorge Contese. El primero un reservado y aplicado alumno al quién nadie pondría en duda sus méritos; el otro, el típico buen alumno de la escuela de derecho de esa escuela, bullicioso y con buenas notas debido a sintonizar con el espíritu de la época más que por otro rigor o merecimiento. De Lobera y Contese, pese a lo dicho, nadie podría reprocharles negligencia aunque tampoco nadie, ni en un estado febril, podría confundirlos con exaltados, macaneros, preocupados de hacerle olitas al gobierno. Se trata de sujetos moderados que, fieles a la formación “portaliana”, realizan su trabajo en la comodidad, protección y anonimato de las aulas. Ninguno de ellos va a enfrentarse desnudo ante las injusticias que sus informes hace años denuncian pues desconocen voluntaristamente las profundas causas de éstas.

Contese y Lobera eran muy jóvenes cuando se estacionó Francisco Javier Cuadra en la Universidad Diego Portales pero aún así no escuché una palabra de reproche, menos en público, cuando un violador de los derechos humanos ingresó a nuestra Acrópolis lo que tiñe de hipocresía a sus “independientes” informes.

Todo Violador de los DDHH niega sus actos y culpa a las víctimas y mensajeros.

Fiel a su estilo Edmundo Pérez Yoma descalifica al informe de la Diego Portales y junto con ello a los profesionales que están detrás de éste, los cuales en sus vidas habían recibido un reto o una mala cara por algo. El mayor escándalo es que ni la Diego Portales, ni su escuela de derecho, ni tampoco su centro de DDHH son instituciones de izquierda, radicales, progresistas o libertarias. La UDP (o UDIPÉ como la llamo cariñosamente) ha sido el brazo derecho de la concertación destinada a producir las retóricas indispensables para gobernar durante estos veinte años. No sólo no ha sido opositora al gobierno sino que ha sido su leal consejera. Los informes de DDHH han sido silenciados por la prensa pero, como allí se registran verdades del porte de una catedral, han sido tomados en cuenta por el poder judicial quien ha evacuado una serie de informes sobre nuestra situación carcelaria.

¿De qué sirven esos informes?

En términos prácticos de nada, se regían bajo la fórmula de Vicuña Mackenna: “Escribe con tranquilidad pues en Chile nadie lee”. Pero la inclusión del primer caso de detenido desaparecido (Caso que el informe ya no podía seguir callando pues perdería legitimidad en los círculos en los que a pesar de sus limitaciones es considerado) ha obligado a la reacción histérica: La concertación no tolera mirarse al espejo.

Este impasse ha sido similar a lo sucedido en “transparencia internacional”. Al mismo tiempo las instituciones que alientan la producción de verdad sucumben cuando los resultados les son insoportables.

Quizá la UDIPÉ, timoneada con rigor por el columnista del Mercurio Carlos Peña Gonzalez, pensó que “ultimo informe nadie se enoja” pues en los posteriores deberán escrutar a Piñera. Pero falló en el golpe pues no previó hasta donde llega la soberbia e hipocresía de nuestros actuales gobernantes.

En cuanto a Contese y Lobera deberán aprovechar la oportunidad para una extensa temporada posgradual en el extranjero.



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viernes, 27 de noviembre de 2009

Entrevista Completa a Ariel Zúñiga.





Entrevista completa a Ariel Zúñiga, (Azeta Ene) de Violencia y Control Social Blog. incluye la nota
realizada por Daniela Pizarro, Cristobal Cornejo, Robinson Rojas.

Taller tele 3, escuela de periodismo Universidad Arcis, Noviembre de 2009.


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Keko



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Entrevista con el Abogado del Momento.





Solamente abogados faranduleros como Bongo Stingo, Ana María Polo o Alfredo Morgado pueden contar con dos apariciones en un semana en TV, en horario prime, y por dos hechos distintos.

Le ocurrió la semana pasada a Julio Cortés, ex abogado de la Corporación Opción (dedicada a la asistencia de menores infractores de ley).

Sus declaraciones, empero, realizadas a título personal fueron calificadas por la prensa como provenientes de un líder de los anarquistas que protestaban frente a la cárcel concesionada “Santiago 1”. El viernes, cansado de los cancerberos policiales (a los que se debe sumar los de la prensa) gritó “Muerte al Estado y Viva la Anarquía” mientras era apresado por segunda vez en una semana. La proclama le valió el despido de la institución que lo empleó por diez años. Su ex jefa le dijo: “es inadmisible que una institución que colabore con el Estado soporte entre uno de sus miembros alguien que quiere su destrucción”. Me gustaría preguntarle sobre esto a Jorge Arrate, quien dirigiera por unos cuantos años la OIT (Organización Mundial del Trabajo”) ¿Se trata de un asunto de despido fundado en razones políticas? Queda para otra oportunidad, mientras, usted puede escuchar la extensa conversación con Julio Cortés en que hablamos sobre el particular, la delincuencia en Chile, las cárceles, la izquierda, el anarquismo y otros asuntos aburridos.

Puede ver las apariciones de Julio Cortés en estos enlaces:

Canal 13 día Martes.

Canal 13 día Viernes.

Lea también:

La carta pública redactada luego de su detención y despido.



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jueves, 26 de noviembre de 2009

El (in)Merecido Premio Nobel a Barack Obama

Nota realizada por Daniela Pizarro, Cristobal Cornejo, Robinson Rojas.

Entrevistados: Marcela Campolo de Mundo sin Guerras y Ariel Zúñiga Núñez (Azeta Ene) de Violencia y Control Social Blog.

Taller tele 3, escuela de periodismo Universidad Arcis, Noviembre de 2009.


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jueves, 19 de noviembre de 2009

Entrevista a Chiara Saez II





En su visita a nuestro país, la socióloga y doctora en comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona es entrevistada para Violencia y Control Social.

La extensa conversación se divide en dos partes:

I.- El conflicto mapuche (o del Estado chileno con los mapuche)

II.- La izquierda y la comunicación. Medios alternativos y una introducción al tercer sector de la comunicación.

Blog de la autora

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Entrevista a Chiara Saez I.





En su visita a nuestro país, la socióloga y doctora en comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona es entrevistada para Violencia y Control Social.

La extensa conversación se divide en dos partes:

I.- El conflicto mapuche (o del Estado chileno con los mapuche)

II.- La izquierda y la comunicación. Medios alternativos y una introducción al tercer sector de la comunicación.

Blog de la autora


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martes, 17 de noviembre de 2009

La Izquierda en Liquidación.

Los alcances de la omisión.

Por Ariel Zúñiga Núñez (Azeta Ene)


Tengo una amiga con quién jamás hablamos sobre política. Para ella mis ideas radicales no le producen escozor pero tampoco el más mínimo interés. Su no posición respecto de una serie de asuntos me hace calificarla como una persona más de derecha en un estado de derecha como es Chile. Por eso me desencajó cuando me notificó que votaría por Arrate.

  • Lo encontré un tipo tan claro -me dijo-, se puso a hablar de su perro y lo comparó con la falta de fiscalización a las multitiendas, agregó.

Me consta que ella gusta de los hombres inteligentes y esa es una cualidad ostensible en el candidato del “Juntos Podemos” más aún si los comparamos con las opacas lumbreras que lo secundan. También es de mi agrado que la campaña televisiva haya abandonado esa estética lúgubre, a lo god bye lenin, que se ha pegado como un chicle en la militancia de izquierda. Esas canciones a lo inti illimoney sólo convencen a los que morirán convencidos aunque clonen a Marx y afirme que lo traicionaron. Esa izquierda chalequera, charanguera, de vino navegado y pequén, más parece una avanzada publicitada destinada a comercializar el folclore al gringaje que una organización destinada a superar el sistema capitalista.

Entonces, salvo el hecho que no votaría por Arrate ni a cambio de una exención de impuestos de por vida, escuchar que esta “Nueva Izquierda”, tan nueva como la de Enriquez Gumucio pero más seria, un poco menos snob, conseguía cautivar (esa es la palabra correcta pues no se trata de convencer) a personas que habitan en las antípodas de los mitines y romerías no dejaba de agradarme. Así como me violentaba escuchar a la dueña de casa que compra dos kilos de papas cuando están los cinco kilos en quinientos que votaría por Lavín, el que un ciudadano común y silvestre, de aquellos que trabajan, y si estudian se sacan la cresta y no tienen tiempo para hobbies politiqueros, fuera seducida por quien diga “somos la izquierda” es un acontecimiento.

Moderando lo dicho anteriormente.

Mi madre es la culpable de mi porfía, de mi humor negro azabache y de poseer ideas políticas extravagantes. Estaba en contra de la dictadura y suspiraba cuando aparecía Lavandero, pero sobre todo por Jocelin-Holt (me refiero al Jocelin-Holt tonto, no al historiador). Pero cuando comenzó la dictablanda me di cuenta que la oposición al régimen militar sería la última oportunidad en que ella estaría en el lado de la mayoría. Desde ahí votó por humanistas. Cuando usted se pregunta cómo diablos algún candidato siloísta consiguió el 0,01% de los votos era porque mi madre había votado por él.

No me sorprendería que ahora votara por Arrate, tal como mi amiga y también por ser “seducida”, pero lo defenderá con una retórica más elaborada.

Tanto mi amiga como mi madre son una excepción. La gran mayoría es seducido con recursos más burdos como el baile de la nariz, el charchazo de payaso (al mismísimo payaso Enriquez Gumucio), que su señora baile la mayonesa, o que tatán cante éxitos de la “nueva ola”. Es ese el nivel del electorado y lo que hace de nuestro país, a pesar de Alan García, una republiqueta.

Mi estilo es hacer lo que quiero.

Alfredo Castro es de aquellos actores de televisión que se avergüenzan de su oficio. Con una muletilla afirma majaderamente su pertenencia a las tablas. Para quien no es actor es un asunto sin la menor importancia pero en el caso de este tipo de artistas el amor propio es lo único cierto junto con la vestimenta y el maquillaje.

Actualmente oficia de encargado de cultura de Jorge Arrate, es decir, es colega de Luciano Cruz (o Luciano Cruz-Coke como le llaman en el mundo del espectáculo). Alterna esa extenuante tarea, la que sin duda lo llevará algún día a ocupar el sitial de Paulina Urrutia, con la de rostro de una campaña de una multitienda. Posando la última moda de Paris, cosida por precarizadas manos chilenas al abrigo de un brasero, declara “mi estilo es hacer lo que quiero” al ritmo de un cover de siouxsie & the banshees.

Mientras Arrate seduce a mi amiga con su leyenda de terminar con la usura y el anatocismo (cobrar intereses sobre intereses) cuestiones prohibidas en estas tierras incluso antes del primer cabildo, su encargado de “cultura” cobra una millonada seduciendo a cuarentonas para que se endeuden, sean esquilmadas, paguen mil veces las prendas por que le pagan cien o doscientos pesos a una mujer que compra dos kilos de papas en la feria, cuando están los cinco kilos en quinientos, para hacer una sopita aguachenta y votar por Piñera en diciembre y en enero.

Desentrañando los alcances del pacto de omisión.

A los mortales se nos dijo que el pacto de omisión consistía en que el “Juntos Podemos” se abstendría de presentar candidatos en todo el país a cambio de unas cuantas circunscripciones. “No es un acuerdo de gobernabilidad” declararon una y otra vez. Quizá tienen razón los expertos en programación neurolinguistica que afirman que comenzar una frase con un no hace que la frase sea comprendida en el sentido opuesto.

Lo cierto es que el PC se ha omitido de participar políticamente en estos últimos meses, y su candidato no hace más que hablar de una izquierda romántica, idealizada, en vez que de una posible. Su “pacto mínimo” no es más que una burda copia del frente popular de los años treinta, en aquellos tiempos en que Chile era el país más pobre del continente. Es una vergüenza pedir “pan, techo y abrigo” en tiempos en que hasta la fachería de un techo para Chile lo considera un supuesto. La nacionalización del cobre, único tópico en serio puesto encima de la mesa, carece de viabilidad por la misma razón de que su candidatura no culminará en la Moneda (y así estaba pactado de antemano). Cuando se trata de hablar de los mapuche señala que está contra la aplicación de la ley antiterrorista y a favor de la aplicación cabal del convenio 169 de la OIT. Parece correcto, con ello seducirá a unos cuantos más, pero en ningún caso reivindica ni la autodeterminación del pueblo mapuche ni denuncia que el Estado chileno, aparte de aplicar ley antiterrorista, aplica terrorismo de Estado ante comunidades indefensas. Arrate exige justicia y reparación para las violaciones a los DDHH de hace treinta años y se manifiesta en contra de la impunidad de dichos crímenes; pero omite pronunciarse con las violaciones a los DDHH actuales, a los asesinatos por la espalda y por la impunidad subsecuente.

Qué gran oportunidad ha desperdiciado la izquierda una vez más. La concertación levanta al peor candidato, y en su peor momento, Piñera no ha parado de hacerse zancadillas, y en vez que ungir a cualquier “compañero” y hacer las cosas bien juegan al empate y más encima perderán. Qué vergüenza, la concertación les ha prestado los asesores, a la mayoría de los rostros para que seduzcan (obligatoriamente deben hacerlo a falta de argumentos) mientras Arrate habla con su perro, demostrando que está casi tan solo como Enriquez Gumucio, prometiendo nuevas leyes del consumidor para “terminar con los abusos” con los “excesos del sistema neoliberal”.

Una izquierda así, en liquidación, puede ganar elecciones pero no puede ganar el gobierno para la izquierda.




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lunes, 16 de noviembre de 2009

La Paz y La Pacificación.



Toda institucionalidad se erige sobre un cementerio.

Por Ariel Zúñiga Núñez (Azeta Ene)


Así como toda riqueza depende de un crimen, toda paz depende de la violencia.

Juan Francisco Coloane, oficioso analista internacional, afirmó en la radio Bio-bio hace una semana que la violencia en Brasil “era demostración que las potencias emergentes eran incapaces de asegurar la paz”. Aludía a China, India, Rusia y Brasil, y de modo encubierto a las potencias sumergentes: EEUU, Europa y Japón.

Este modo estandarizado de hablar, según alguna prosa regulada por el ISO, de dividir al mundo, y a las personas, en emergentes y emergidas, y a las sociedades en violentas y pacíficas, es el que impera en nuestros medios oficiales.

Las continuas batallas en la favelas cariocas no distan de las cruentas luchas en la “frontera” estadounidense que concluyeron hace un poco menos de un siglo; y de las guerras de pandillas, principalmente en los Ángeles, protagonizadas por inmigrantes recientes y sus hijos, las que eran incontrolables hasta hace setenta años cuando las asociaciones espontáneas de italoaméricanos controlaban Chicago. No pocos especulan que el “problema” mafioso se resolvió amigablemente al incorporarse dichas organizaciones al Estado, institucionalizándose sus operaciones en Las Vegas, La Habana, y finalmente por rebote o carambola, en Miami.

La paz, cualquiera que sea y cualquiera la detente, desde que existe civilización, es un proceso impuesto desde arriba con el uso y abuso de más brutal de la violencia: La violencia interna, aplicada por quienes deberían disparar hacia afuera, y que su finalidad es destruir toda organización, esto incluye a la cultura, que no sea institucionalizable en un Estado. Como dichas organizaciones son integradas por personas, la imposición de la paz radica en el exterminio de todos quienes se oponen a ser gobernados por el Estado sea porque prefieran a otro o porque repudian a la civilización, es decir, a la centralización e institucionalización del poder. Esto último es lo que ocurrió con la anexión de la “frontera” norteamericana, se trató de un proceso civilizatorio, del mismo modo que las anexiones de los territorios indígenas en los EEUU, Argentina y Chile, fueron luchas contra organizaciones que ya centralizaban y institucionalizaban el poder.

Genéricamente se denomina a la sangrienta imposición de la paz pacificación. Y la paz, ya impuesta, no es otra cosa que la consagración del principio que sólo el Estado, mediante sus innumerables agencias, oficiales y oficiosas, puede disponer de la violencia.

Las potencias “emergentes”, utilizando el falaz eufemismo de los analistas oficiosos, no son más efectivos que las potencias en declive en imponer sus términos a los habitantes de un territorio. Brasil no es menos exitoso en hacer vigentes sus normas en las favelas que los EEUU en la frontera mejicana o España en la marroquí; Brasil, India y China son racistas y clasistas como todos los estados pero mucho menos., sin duda, que Europa y EEUU en que rige un sistema de Apartheid de facto en donde se excluye de la seguridad social, judicial, es decir, del estado de derecho, a los inmigrantes. Si consideramos los territorios en que los EEUU actúa como potencia protectora o invasora, la mayoría de ellas con el apoyo europeo, es decir Israel, Afganistan e Iraq, todos son estados fallidos que nada pueden reprochar a Somalía. Está más que claro que la pacificación es un proceso en despliegue, en el primer mundo inclusive, y que al parecer una parte de la población mundial asediará al capitalismo tal cual los bárbaros a los romanos.

Tanto en Chile como en el Perú el tema del momento es la teatral escandalera gubernamental de la administración de Alan García por el presunto espionaje chileno. El espionaje es un asunto tan vetusto como la prostitución o las policías, y como ellas es omnipresente aunque se las oculte. La información se produce, se custodia, se filtra, se comercia, se hurta, etc. Es el libre juego a muerte del selvático mercado. Por lo mismo no me parece un tópico digno de relevar. Sí lo es la histórica incapacidad del Estado chileno de pacificar su territorio y ganar la paz con sus vecinos.

Ganar la guerra y ganar la paz son cuestiones distintas recordaba hoy José Rodriguez Elizondo, también en radio Bio-bio, quien es la única fuente periodística para referirse al conflicto con el Perú y es requerido inclusive para hablar de Bolivia. Quizá esa pobreza franciscana de nuestra intelectualidad, cualitativa y cuantitativamente, sea una de las causas de que la herida en el norte no cicatrice. Los periodistas chilenos culpan a los peruanos de utilizar la política internacional para apuntalar a la interna mientras nuestro ejército se arma hasta los dientes.

Chile no ha “ganado” la paz ni con Bolivia, ni con el Perú, ni con los Mapuche. Tampoco lo ha hecho con un amplio grupo de la población que se lo recuerda cada once de marzo como en el once de septiembre. Quizá se deba a la complejidad de dichos conflictos o a la legendaria incompetencia de nuestros gobernantes. Rodiguez Elizondo explicaba que recién en 1929 se selló un acuerdo con el Perú, el que ahora ellos denuncian, por la guerra de ¡1879! Es decir, la normalización de las relaciones con el Perú demoró más que la guerra fría. La “pacificación” de la Araucanía data de la misma época. Chile dispuso de asesinos entrenados degollando peruanos y bolivianos para exterminar a los mapuche, los cuales habían sido previamente raptados de las haciendas y acarreados en vagones de ferrocarril.

Esto último es una descripción sinóptica de uno de los tantos procesos de pacificación, el cual, dadas las circunstancias, ha sido fallido. El Estado chileno ha sido tan eficiente como el estadounidense exterminando a sus enemigos, reales o inventados, y tan ineficiente en anexarlos con todo lo que implica. Los afroamericanos siguen, y seguirán, siendo ciudadanos de segunda clase pese a que uno de ellos, al menos fenotípicamente, regente la casa blanca; hordas de inmigrantes ya lo son y lo seguirán siendo en un país que llegó a ser lo que es gracias a la inmigración. Los EEUU seguirán peleando con medio mundo, desde Granada a Tripoli, pues fracasarán todas sus pacificaciones como ya lo han hecho todas las anteriores, fuera en Haiti o en Chile. El Estado chileno, fiel discípulo yanqui, al punto de parecer agencia gringa, ha fracasado en la paz con el Perú y Bolivia, y en la pacificación con los mapuche y con su izquierda, que pese a estar diezmados no cejan en recordar que no han podido ser anexionados.

Los muertos que matasteis bien vivitos te saludan.





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viernes, 13 de noviembre de 2009

Mataburros



Edición del Programa "Mataburros, un diccionario latinoamericano." Emitido por Puente Sur y la red Radio Sur. Viernes 6 de Noviembre de 2009.
Invitados Carlos Ramos, Paulo Rojas y Ariel Zúñiga.
Conductores: Carlos Macciocchi, Patricia Rodriguez y Georgina Mendiola.

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martes, 10 de noviembre de 2009

Al fin un Debate.


Peter Punk, Campanita y todos los demás.

Por Ariel Zúñiga Núñez (Azeta Ene)


El debate de la estación católica merece a lo menos denominarlo como tal. Hasta el momento la discusión política televisiva se había reducido a la reiteración de frases envasadas, denominadas en jerga periodística “cuñas”; debido al poder de la televisión en un país iletrado, analfabeto en el sentido estricto del término, la discusión de twitteo se replicaba en la radio y en la prensa.

La última semana estaba signada por la falacia de la “puerta giratoria” y por el complejo de Peter Pan que le imputó Piñera a Enriquez Gumucio, replicado con el mote de "capitán Garfio". Es decir, discusiones banales, inoportunas que no prosperarían ni en el contexto de una elección de una junta de vecinos o de un centro de alumnos.

Como el "innovador" debate de canal trece permitió al menos debatir, en menos de veinte minutos quedaron quemados estos buques fantasmas y exigió que se hicieran cargo de cuestiones de fondo en la hora y media restante, de modo superficial y sesgado obviamente, pero que bastó para dejar en evidencia quién es quién en esta historia.

El canal trece no incurrió en el grave error de machacar a la teleaudiencia con su nuevo producto, convocando a sus rostros del deporte y o farándula para potenciar el programa; tampoco ha reiterado majaderamente los "mejores momentos" como sí lo hizo TVN y Chilevisión. Quizá porque fue nada más que un cumplimiento a los deberes públicos que les exige la concesión, porque no acompañó el rating o no le agradaron algunas intervenciones, en especial las de Enriquez Gumucio.

Si fuera por lo último tiene razones de sobra. Enriquez Gumucio fue apretado por los periodistas con una crítica que había realizado hace dos años al papado, y en especial a Juan Pablo II. Marco Antonio Enriquez en vez que recular salió jugando, pagó las fichas de los periodistas y puso diez más arriba de la mesa quebrando a la casa: "Me parece que la posición de la santa sede fue ambigua, muchos rescatan su posición contra los socialismos reales pero ojalá hubiese actuado asimismo con las dictaduras latinoamericanas". Para decirlo en términos televisivos, ¡chán! Además cuando se lo volvió a acosar, esta vez recurriendo al demonio favorito de la estación católica, Hugo Chávez, Enriquez le devolvió "Este canal ahora mismo está tramitando una concesión gratuita a perpetuidad, eso es más grave".

Piñera había conseguido imponer su astucia y locuacidad, cliché y simplona pero de todos modos útil frente a los focos y monitores, por sobre una corbata juguetona y sus bracitos cortos, pero una vez más lo derrotó su intolerancia. Además ya había respondido con elegancia cuando le espetó a Frei que tan urgente como separar los negocios de la política era separar de éstos a los negociados. Nada peor que explicar lo inexplicable, utilizar los escasos minutos televisados para volver sobre el tema de la negociación incompatible (que fue el último recurso de Frei luego que la puerta giratoria le diera un portazo).

Pero en ciertas competencias no gana el que más acierta sino que el que menos se equivoca, es por ello que Frei jugó al empate, lo que lo tuvo al borde de zozobrar. Un gol de Enriquez Gumucio, se lo atajó su ex ministro y socio Jorge Arrate; lo de los indultos a a los narcotraficantes lo hubiese aniquilado sino hubiese sido porque Piñera no soporta que le digan algo sin responder. Frei aguantó como depositario de la más rancia tradición democristiana concertacionista, la del planeta neutral. Tal cual que en la serie animada futurama, el líder del planeta neutral decreta alerta gris cuando su mundo es atacado, y mientras agoniza le dice a su asesor: "diga a mi mujer que tal vez".

Arrate aparte se actuar de arquero de Frei, también jugó de libero, al más puro estilo charrúa, intentando fauliar a Piñera y a Enriquez Gumucio. A quien le quedaban dudas sobre que el acuerdo PC y Concertación es un pacto de gobernabilidad, la actuación de Arrate en este debate es evidencia suficiente para afirmarlo. Pasó de viejo lolero, choro, bueno para las tallas fomes, a un oxidado macuco jugando para el equipo: "Creo en los proyectos colectivos, no soy un llanero solitario". A confesión de parte relevo de prueba. El punto acá es que el equipo de Arrate no es la izquierda sino que el gobierno, es decir, nuestra concertación liberal de "centro" derecha. Se le preguntó dos veces al menos sobre la "puerta giratoria", pie para referirse a la justicia, la seguridad pública, la violencia de Estado, etc. Ninguna palabra sobre la violencia policial en la araucanía, sobre la impunidad de los violadores de los derechos humanos del pasado y del presente, de la puerta giratoria en donde entran y salen los que cometen los más aberrantes crímenes contra la humanidad. Se limitó a reiterar el mantra de los PC para referirse al tema: "la injusticia social es que la produce la delincuencia". Una falacia, tan nefasta como el de la "puerta giratoria". En Cuba existe más "delincuencia" que en Chile; China y Corea del Norte hacen lo suyo. Sólo existe el interés de capitalizar, con ambiciones propias de una Pyme, de la ignorancia sociopolítica de los chilenos, ningún interés para aprovechar la instancia al menos para hacer pedagogía. Si se trata de una campaña "testimonial" que al menos deje un testimonio.

Por eso aplaudo a Enriquez Gumucio, y al canal trece por haber prestado su casa para esta fiesta. El candidato "independiente" utilizó la pantalla para decir cuestiones importantes, fue valiente en decirlas, cuándo y donde las dijo. Lástima que sus contertulios no estén dispuestos a discutir en serio y sobre nada que valga la pena. Tal cual como en "Tolerancia Cero" el domingo, Enriquez a justificado por vez primera su educación en Francia, y se justifica su presencia en este certamen aunque cargue en su espalda a la sarta de pseudo intelectuales the clinic liguria.

Ser gobernante es más que el ángel televisivo, el carisma, la rapidez mental en un debate formateado. Por eso los elogios a Enriquez cuentan tan sólo como las de un crítico de espectáculos. Sabemos que más importante quién gobierne es con quién lo haga y es un esfuerzo en vano asolearse en diciembre o en enero para evitar que llegue uno de los tres cárteles empresariales-comunicacionales a la Moneda (vaya nombre para un palacio de gobierno)

Fue un buen espectáculo: Piñera de Capitán Garfio, así de burdo y vengativo; Enriquez de Peter Punk; Eduardo Frei de Doroty, una aburrida niña bien portada que esconde uno o más oscuros secretos; y Arrate de Campanita, una hada que quiere salvar a los niños, de los dientes para afuera, pero lo único que desea es causarle dolor (por razones nunca aclaradas) al capitán Garfio.



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domingo, 8 de noviembre de 2009

Un País de Nunca Jamás.


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martes, 3 de noviembre de 2009

Las Lecciones de Honduras.


Por Ariel Zúñiga Núñez (AzetaEne)


La teleserie centroamericana del momento, una coproducción hondureña, brasileña y estadounidense, está llegando a su fin. El bebé desaparecido aún no está en los brazos de su madre pero allí estará dentro de muy poco; la ciega ha recuperado la visión y el galán ha abandonado a quién lo quería sólo por su dinero. Falta una semana más de episodios, cargados de la cursilería televisiva caribeña, de burdos giros dramáticos conocidos desde la primera semana en que dicha serie se encumbró en la cima de la teleaudiencia hispanoparlante.

No hablo desde una impostada lucidez retrospectiva, asumo que el rol del intelectual es hablar lo menos y lo más tarde posible tarea cada vez más ardua en la era del inmediatismo digital.

El “ruido” de los medios oficiales exponenciado por el auge de la web interactiva, conspiró para que muchos hablaran demasiado y antes que decantara la polvareda; que utilizaran fotomontajes para afirmar “todos somos honduras”; para que levantaran el sombrero de Zelaya -antes icono de la explotación tropical- como símbolo de una revolución en ciernes; que al opaco Micheletti se lo asociara con figuras que recurrieron a métodos similares para llegar al poder pero que lo superaban categóricamente en astucia, audacia, perversidad y contaban con la gracia de avanzar con el viento en la espalda.

Zelaya no fue no es ni será la tabla de naufrago de una izquierda que quiere reflotar en la región. Tampoco Zelaya es la derecha como en algún momento Andrés Bianque lo afirmara de un modo destemplado. Es tan sólo un gobernante de papel más, en aquellos países como el nuestro, en que la clase política oficia de bufón ante las masas condenadas a la pobreza, la marginación y la ignorancia. Son otros los que mandan, los Micheletti o los Bacheletti sólo son designados o electos para desviar la atención de la cuestión principal.

Tal como niños jugando a la guerra bastó que sus madres los llamaran a beber leche y comer pan con margarina para que corrieran tras ellas con los mocos colgando dejando a sus juguetes en el suelo. EEUU y Brasil llamaron al orden y lo demás es historia.

Al menos ha concluido el exasperante zelayismo, reprobable como toda idolatría pero aún más cuando el objeto de adoración está vivo, es decir, apto para contradecir las virtudes ensalzadas por la feligresía.

Nada hay que celebrar, no existe ninguna victoria y la catástrofe dictatorial que se cree apaciguada persiste en latencia.

Lo fundamental, esperemos que en una o dos generaciones la izquierda posea cuadros numerosos y competentes como para advertirlo, es que las transformaciones políticas se construyen metódicamente, de modo minucioso, paciente, y colectivo, no sumándose a las modas. El caso Zelaya estará olvidado en dos años, así de mal van las cosas en nuestro mundo, pero no habremos ganado los cuatro meses ya perdidos en verborrea bizantina acerca de un caso derrotado de antemano.

Si queremos izquierda debemos trabajar pues hay que hacerla, desde sus cimientos hasta sus masas. El encender el televisor en procura que este nos anuncie el nuevo mesías no sólo nos aleja de la tarea, que requiere cuantiosos recursos físicos e intelectuales que escasean en nuestro sector, sino que además atornilla al revés, o más bien, atornilla hacia la derecha, pues exalta los valores de la sociedad de consumo irreflexivo de imágenes, el cemento ideológico de nuestra era.


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