martes, 23 de diciembre de 2008

Peor Educados Están los Ricos.


La mitad de los niños en Chile no aprende a comunicarse por escrito.

Cada año los resultados de la prueba de selección universitaria producen una efímera escandalera debido a que confirman cómo nuestra sociedad se ha feudalizado. La educación no cumple ninguna función de movilidad social sino que tan sólo amplifica la brecha ya existente. Cada niño en Chile obtiene resultados académicos dependiendo del dinero que sus familias invirtieron en él y el nivel cultural de los pares. La educación pública, vista desde ese prisma, sólo consiste en un enorme desperdicio de tiempo y recursos pues si la derogáramos la diferencia producida sería insignificante.



Ernesto Schiefelbein, premio nacional de educación y ministro de educación por tres meses en los noventa, en entrevista en radio Bio Bio el día lunes 22, señaló que en dos años se podía revertir el proceso. Sus recetas no fueron las de un gurú, un catálogo de ideas prefabricadas “llame ya” como sí parecieran las de Mario Waissbluth de educación 20 20, sino las de una persona que conoce la complejidad de la situación y por lo tanto su simpleza.



El problema estaría en que la mitad de los niños no aprende a comunicarse por escrito porque no aprende a leer ni a escribir. No se trata que no sepan escribir su nombre, o leer la portada del diario “la Segunda”, se trata que no pueden entender instrucciones escritas de mínima complejidad, como las instrucciones de cocción de un puré de papas deshidratado, ni consiguen expresarse de ese modo. Los indicadores sobre alfabetismo funcional confirman e incluso exhiben una realidad aún peor: Un ochenta por ciento de los chilenos no consigue comunicarse por escrito.



¿Cómo revertir esta tendencia? ¿Cómo hacerlo en dos años?



Waissbluth propone hacerlo en diez años realizando millonarias inversiones que permita jubilar anticipadamente a los docentes mal evaluados, disminuir las horas de trabajo de los docentes y perfeccionarlos en el extranjero.



Schiefelbein, en cambio, sin preocuparse de lo que no tenemos, hace gala del dominio de una parte de la economía que se ha olvidado en un mundo en que se cree que todo consiste en invertir y se concentra en cómo producimos resultados en el actual estado de cosas. Recordemos que hasta apenas veinte años Chile era un país pobrísimo y sin embargo los resultados académicos nunca antes habían sido tan malos.



Si el problema es el analfabetismo funcional, y es eso lo que impide que los niños logren, aunque estudien toda la vida, progresar académicamente, lo que debe hacerse es alfabetizar. Los niños ricos llegan al primer año de enseñanza básica con tres mil palabras en su léxico, sin embargo los pobres con quinientas. Esto es reflejo del contexto en que estos niños han sido criados y cuanto han sido estimulados. La cuantiosa inversión en educación pre escolar en este gobierno sería una medida acertada pero debe combinarse con otras: Los mejores profesores son quienes deben alfabetizar es decir, quienes deben hacer clases a los primeros años. En cambio lo que ocurre es que los mejores docentes son “desperdiciados” en los cuartos o quintos básicos. Además todos los profesores deben estar capacitados para alfabetizar, y más aún, hacerlo en contextos en que los educandos posean un léxico de tan sólo quinientas palabras.



Realizar estos pequeños cambios implicaría una verdadera revolución pues la capacidad de desarrollar las capacidades intelectuales depende necesariamente de nuestra posibilidad de comunicarnos. Las recetas de Waissbluth podrían no servir de mucho, y redundar en un pródigo voluntarismo, si es que no se resuelve el problema en su inicio.



Las sencillas y baratas medidas de Shiefelman nos llevan a la siguiente disyuntiva: Porqué no se implementan.



Es aquí donde nos topamos con la política es decir, la discusión sobre la educación no es una cuestión técnica sino que íntimamente vinculada con el poder en la sociedad. En primer lugar se enseña una determinada manera de mirar el mundo, el mismo lenguaje es una expresión de un mundo querido por algunos e inconveniente para la mayoría: Religión, patriotismo, chauvinismo, autocomplacencia, conformismo, etc, son parte integrante del currículo formativo en cada escuela. Eso explica el porqué en lugares en que los índices en educación descollan, por ejemplo en Australia, su población discurre dentro de un imbecilismo ilustrado y de última tecnología.



De todos modos entre el embrutecimiento australiano y el chileno existen grandes diferencias económicas que nos hacen preferir el primero al segundo. La pobreza del país podría erradicarse en muy poco tiempo si la población chilena adquiriera las habilidades mínimas para competir dentro de un mundo tecnologizado. Con esto quiero decir que tal cual los Hindúes, por ejemplo, podemos aspirar a dejar desempleados a un estadounidense por ser más capaces que ellos para un ruin empleo. El caso es que hoy por hoy un niño chino de doce años deja cesante a un chileno porque trabaja por menos de la mitad del salario y en trabajos de mediana complejidad nuestros compatriotas con suerte llegan a prender y apagar la computadora.



El que el sistema capitalista esté llegando hasta su máxima expansión posible impide pensar en un desarrollo económico nacional sin que esto no sea a expensas de otros. La competencia no es del hombre en contra del medio ambiente como parecía ser hace cien años sino que en contra de otros seres humanos a quienes les disputamos el pan en su propia boca.



Si los alemanes tienen problemas para conseguir empleo ¿Qué nos hace pensar que nosotros podremos sí?



Desde luego que cualquier visión progresista en estos momentos es utópica pero dudo que sea un fundamentado cinismo de nuestra clase dirigente lo que impida apostar a que al menos para los chilenos no sea todo tan catastrófico.



El estudiar con la élite de nuestro país me enseñó algunas lecciones: Mis compañeros, por los cuales sus padres habían pagado entre cincuenta y cien veces lo que habían hecho los míos y el gobierno de chile por mi, debían recurrir al amigismo, a la obscena adulación a los docentes, y hasta a los funcionarios dependiendo del caso, para distinguirse en aquello, que se supone, podían conseguir disponiendo de sus conocimientos. Si algo aprendí es el miedo, o más bien, el terror que le infundíamos aquellos que no comprendían ni controlaban; que no pedíamos permiso ni bajábamos la cabeza, y que estudiábamos antes que reírnos de las bromas de mala calidad de los profesores o de ir a buscarles un café.



Los mejores alumnos, se supone, son los que obtienen mejores calificación y a posteriori los mejores empleos y salarios. Pero las mejores calificaciones en nuestras universidades se negocian o se imponen, no provienen de la libre competencia, y los buenos salarios se obtienen gracias a la colocación nepótica o a la influencia traficada. En este país, en general en este sistema pero en específico este ruin país, no se requiere de profesionales competentes sino que de obreros dóciles y obsecuentes con bonitos diplomas colgados en sus oficinas; y para administrar esa provinciana ínsula cualquier Sancho Panza basta y sobra mientras sea de confianza.



En tales circunstancias el embrutecimiento a la chilena es una carta de garantía para los ricos pues su miedo es reflejo de cuan inseguros están en sus conocimientos aunque hayan gastado una fortuna en obtenerlos.
lunes, 22 de diciembre de 2008

Fusiones Empresariales.

El canibalismo de los peces grandes.


La promesa es que la creación o consolidación de grandes empresas va en directo auxilio de los consumidores pues permite que la supresión de tareas haga más eficiente la producción o la prestación de servicios. Bajo un argumento similar se defiende la desregulación empresarial y en especial el libre flujo de mercancías por las fronteras nacionales.

La contrapartida del crecimiento de las empresas es la monopolización y la burocratización. El sistema capitalista logra su mejor desempeño posible, en tanto bienestar social, en la libre competencia de pequeños propietarios; si los precios disminuyen porque ya no existen dos empresas, dos contabilidades, dos cadenas de montaje, su impacto social es marginal pues se ha disminuido la cantidad de trabajadores asalariados es decir, consumidores.

El capitalismo depende del crecimiento, esa es su gran debilidad. Consiste en una continua apuesta al futuro sobre que la chimenea seguirá teniendo el tiraje suficiente.

Se dice que China e India, que juntos acumulan más de un tercio de la población mundial, al incorporar sus habitantes al sistema de consumo y trabajo desruralizando permitirán que el capitalismo siga creciendo en los próximos cincuenta años. Tal argumento olvida que cada chino que deja el campo y se va a la ciudad requiere de más energía, agua dulce y alimentos que en su lugar de origen, y que sus desechos van a ser mayores.

El capitalismo, pensado para crecer infinitamente, choca con la realidad de un mundo finito. No es el argumento Malthusiano quien lo ha condenado, la producción alimentaria sostiene sin problemas la creciente muchedumbre hambrienta, sino que la provisión de bienes que se suponían infinitos hace tan sólo cien años: El aire y el agua.

Las pequeñas empresas dan empleo y crean innovadores sistemas productivos, sin embargo los grandes consorcios industriales se gobiernan por normas propias y poco les importa el bienestar social perdido cada vez que llegan atropellando como una manada de elefantes. Para mantener azules sus contabilidades crecen absorbiendo a otras grandes empresas las que a su vez habían absorbido a las medianas.

Los consumidores se benefician transitoriamente gracias a que los grandes consorcios explotan a los pequeños productores de todo el mundo en calidad de proveedores lo que les asegura una amplia variedad de productos por muy bajos precios. Pero una vez que se han instalado no sólo han depredado a las medianas empresas, abusado de su poder de negociación para comprar barato y capturar la financiación bancaria, sino que han dejado una infinidad de desempleados entre quienes trabajaban en la competencia: Tanto los empleados dependientes como los pequeños autoempleados.

La fusión empresarial no es más que el corolario de la llegada del capitalismo a sus fronteras naturales de crecimiento. Al no poder devorar nada a su alrededor se comienza a alimentar de sí mismo. Al eliminarse la autoregulación de la competencia se ingresa a una vorágine en que cada decisión debe ser tomada en las cúpulas con lo que se pierden todas las ventajas del libre comercio y se entra en la misma lógica soviética que tantas veces se ha criticado.

Empresas trasnacionales que cada cierto tiempo realizan estudios para saber qué ocurre con los consumidores pues no pueden valerse de su participación en el mercado como referencia pues, no tienen competidores. El mercado no las controlan pues ellas dominan el mercado.

El desarrollo de la informática ha permitido sostener la caótica organización de las grandes empresas pero no ha conseguido, ni nada lo hará, revertir la fatalidad de su despliegue. Lo que han conseguido es que el mundo se adapte a las necesidades de las empresas en vez que lo inverso; el frenético consumo de productos suntuarios se obtiene no sólo gracias a la redundante publicidad sino que a la oferta casi ilimitada de crédito. Dinero para producir, ni hablar; dinero para comprar objetos innecesarios, a raudales.

Las empresas productivas se han trasladado allí donde la mano de obra es barata y la desregulación autoriza la vigencia de un sistema semi feudal; en otra parte del mundo viven los consumidores que deben comprar dichos objetos a intermediarios mediante el crédito y que a penas consiguen ser empleados en esas trasnacionales en la mayor precariedad posible.

Para sostenerse el sistema de mercado al detalle tendrían que existir personas que produjeran riqueza y estuvieran afuera del mercado artificialmente creado por ellas mismas. Cazadores de búfalos, criadores de ovejas, extractores de oro, etc. Los únicos que pueden alimentar el sistema con riqueza extra sistemática son los delincuentes, mafiosos, traficantes de armas, de drogas y de influencias. Pero su aporte es marginal y no logra sostener la apetencia voraz por el crecimiento.

El resultado es que al igual que en otros momentos de la historia del capitalismo: La llegada a las fronteras del mercado nos lleva a una dura competencia entre los peces grandes quienes deben comenzar a alimentarse de animales de su mismo tamaño al escasear los cardúmenes.

Las guerras mundiales se produjeron a propósito de la colisión entre los imperios del mismo modo que la paz, entre peces grandes, del siglo XIX fue gracias a que cada uno se dedicó a exprimir a su cuota de desafortunados.

El sistema capitalista no va a caer porque se destruya la libre competencia a propósito de la lógica de acumulación de capital que enseñaba Marx. A principios del siglo XX ya se había inventado el sistema de las guerras mundiales como medio de quema de los campos para aumentar su fertilidad a mediano plazo. Destruir para rebarajar los naipes, para eliminar la cantidad de ricos y poderosos, y para crear las condiciones de todo mercado exitoso: Mucho trabajo por hacer.

La llegada al límite económico y o ecológico asegura cruentos conflictos pero no la caída del capitalismo ni menos el de la civilización; eso requiere de una voluntad organizada y militante que desde hoy construya un polo alternativo que pueda sobrevivir y regir a las crisis que se nos vienen encima.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Breves Notas Sobre Inteligencia y Contra Inteligencia.

Nuevas militancias, nuevas ingenuidades.


Esperemos que desde ahora en adelante la verdad nos haga libres, parece decirse con frecuencia por los líderes de opinión alternativa, mientras estructuran discursos con sendas omisiones. Es posible explicar esto por una cuestión inherente a la producción científica potenciada por la neurosis modernista: El conocimiento científico principia en lo extraordinario, lo obvio es un telón de fondo que se ignora; la modernidad asume que lo nuevo es bueno, lo que exige a los científicos hurgar desesperadamente en lo extraordinario desdeñando aún más lo inalterable.

Mientras la teoría marxista establece que lo normal es el cambio y no la estabilidad,en los sistemas sociales y económicos, se olvida hasta qué punto dichas transformaciones son superficiales dentro de una estabilidad de mayor alcance, e incluso dentro de la misma fracción de la historia que un hombre puede experienciar directamente.

El tiempo nos permite considerar a la tierra como un objeto sólido, y a lo sólido como algo estático, pues si la observáramos como una película a alta velocidad nos parecería un ambiente tan caótico y plástico como la superficie de Júpiter. Es nuestra percepción, ineludiblemente humana, del tiempo, lo que nos permite sentirnos tan importantes.

Si aquello que antes llamábamos estabilidad hoy lo llamamos equilibrio dinámico, crecimiento, progreso o decadencia es porque el pensamiento científico ha logrado incorporarse al sentido común. Hasta la iglesia católica abandonó su discurso canónico creacionista abriéndose a la selección natural e incluso al big bang. Los únicos que discrepan son un grupo de fundamentalistas, altamente activos y politizados, pero marginales.

Lo problemático en aquellos que creen que sigue siendo revolucionario el concepto de cambio social o de sociedades de clases fragmentadas y conflictuadas es que no logran entender que dichos elementos consisten en partes inseparables del pensamiento de la clase dirigente mundial. Las fisuras que ellos dicen ver son meras trizaduras en la corteza ideológica, meras incoherencias de la doctrina oficial con la cual se sustenta el modelo entre aquellos que lo padecen. El pequeño grupo que gobierna al mundo: El que controla económica, política e ideológicamente al mundo, tiene muy claro qué hacer y qué decirle al perraje.

Como la ciencia, y en especial su remedo conocido como ciencia social, estudia lo extraordinario, ha sido desdeñosa con lo evidente: que la estructura de la sociedad se ha mantenido inalterable desde que existe civilización; que siempre ha sido gobernada por un pequeño grupo de personas conscientes de la lógica sistémica, es decir el idioma del poder o del dinero como se la conoce ahora; y que es muy distinto lo que se debe hacer, que es una necesidad dentro de la lógica sistémica, que lo que se le dice a la platea y a la galería para que adhiera a las decisiones.

Estas continuidades han sido invisibles para la ciencia social que se ha esmerado en afirmar que el mundo ha cambiado cualitativamente mientras sólo se han modificado los discursos con los que la clase dirigente asegura su dominio. No existe ningún cambio cualitativo en la abolición de la esclavitud no sólo porque en la práctica no se haya erradicado sino porque el trabajo asalariado es un modo de dominio equivalente es más, los sistemas altamente tecnologizados producen marginales imposibles de ser usados económica o políticamente según algunos, sí cumplen la función de forzar al trabajo a aquellos que sólo lo harán para la supervivencia. Es más eficiente que el espectáculo de la miseria fuerce a esclavizarse, atarse en un palenque en el cual por sí mismos nos azotamos, que pagarle a un azotador por cada cinco obreros; pero eso no significa que nuestro sistema sea mejor que otros precedentes sólo que la enorme magnitud de la civilización actual en tanto sujetos a su yugo y la vertiginosa forma de producción capitalista, obliga a un sistema de control científico, a la maximización del tiempo y de los recursos. En terrenos en que antes primaba el olfato del rey y sus consejeros, hoy operan consultoras; y ahí en donde antes regía la improvisación hoy tenemos a la ingeniería.

Del ingenio a la Ingeniería:

Lo que para el público, lo que hoy se conoce como opinión pública, es una decisión emanada de un gobierno legítimo, que es racional y representativa de la voluntad general, para los poderosos es un día más de trabajo, un escalón más en una escalera que ellos saben hacia donde se dirige.

Si bien se encuentran alienados o enajenados en sus propias actividades, y poco les alcance para cabilar sobre el origen del hombre y el destino planetario, su consistencia en los asuntos prácticos se encuentra fuera de toda duda: Cada vez que se debe tomar una decisión complicada ellos lo hacen en un par de días y a lo más semanas ¿Porqué? Primero, porque no se deben a la deliberación democrática y no pierden tiempo en convencer a nadie; segundo, porque tienen claro hacia donde se dirigen por lo tanto las decisiones no son ingeniosas sino que son de ingenieros.

La ingeniería es el arte de llevar a cabo un plan, por descomunal, inapropiado o suicida este sea. El cálculo dirá cual es el modo más barato de fabricar una bomba y arrojarla en Hiroshima, poco le importa quienes están abajo. El cálculo también computará las ganancias, directas e indirectas, que cualquier masacre rentará a los invasores.

La clase dominante mundial se debate en una ecuación muy simple: Ni muy poca luz para que el santo no se vea ni mucha para que no se queme. Es preciso que el sistema productivo crezca pues es el único modo que la apetencia de los dominantes no colisione con la de sus colegas; pero ante todo es preciso conseguir que el barco no se hunda. Los recursos naturales son escasos y el mundo es un espacio mucho más acotado de lo que se pensaba hace ciento cincuenta años. La clase dominante sabe que con cada paso que avanza se acerca, nos acercamos, a un precipicio medio ambiental pero que la lógica del poder obliga a crecer pues lo contrario es declinar.

La alienación los lleva a seguir la lógica del poder, sin ninguna otra consideración; el conseguir el acatamiento de los afectados por sus decisiones se realiza por los mismos sistemas técnicos ingieneriles con los que construyen sus ineficientes rascacielos. La diferencia con los anteriores es que tales métodos no se divulgan por el Discovery Channel.

Relaciones Públicas y Sistemas de Inteligencia:

El control de los perjudicados por las políticas, para que se sientan miembros de una sociedad en cierto modo equitativa, se realiza por medio de sistemas ideológicos en que los principales son la educación pública y los medios de comunicación de masas. Para aquellos que no logran ser evangelizados se encuentra una amplia gama de dispositivos terroristas que todo sistema ha utilizado incluso el occidental capitalista pese a que abjure de hacerlo.

Los estudiosos de los sistemas penales, por ejemplo, saben bien que nadie va a respetar a un sistema criminal porque este sea coherente o justo sino que precisamente por todo lo contrario. No se busca que los ciudadanos respeten el derecho escrito, que ha sido públicamente discutido y estatuído, sino que acate las veleidades y caprichos del poderoso. A parte de ser las normas criminales en su redacción clasistas, racistas y sexistas, y tales características se incrementen al ser aplicadas por los operadores policiales y judiciales, lo que vale es el derecho penal subterraneo, aquel código secreto que todos conocemos, que es lo que efectivamente causa terror.

Como lo señalaba Hobbes, el Estado es el modo de suprimir la inseguridad de la barbarie encomendando a un monstruo para que desempeñe la tarea de aterrorizar en exclusiva. Lo que sucede es que muchos confunden ese Estado con los que formalmente se describen en el almanaque mundial. Identifiquemos quien aplica el terror, en favor y en contra de quien, y tendremos al mundo tal cual es, desprovisto de toda ideológica cobertura.

Existen personas que en el momento que usted lee este párrafo aprenden a aplicar corriente en la lengua o en los genitales de otros seres humanos es más, hay seres humanos que en este preciso momento están siendo torturados. No me refiero tan sólo a lo que se conoce como mafia, o terrorismo, me refiero a grupos financiados directamente con sus impuestos y apoyados políticamente por los representantes que usted elige.

La clase dirigente sabe bien sus finalidades, y es la ingeniería quien se preocupa de los medios. Si hemos de construir un edificio en un pantano la ingeniería sabrá como hacerlo y que salga lo más barato posible; si necesitamos imponer nuestra voluntad sobre un territorio o extraer los recursos naturales que yacen bajo humanos, la ingeniería sabe cómo hacerlo en el menor tiempo y al menor costo. Esto no significa, por favor ¡entiendalo!, menores costos humanos y o ambientales sino que sólo se considera el dinero que sale del bolsillo del patrón.

Cómo sesenta y tantos años de propaganda anti nazi han calado profundo en la opinión pública, los hornos dejaron de ser un método popular y su implementación arroja altos costos en publicidad que los hacen poco rentables. Pero siguen utilizándose métodos similares a los de Akad y Asiria, tiempos y lugares en que freían en aceite a todos los prisioneros de guerra y sólo dejaban a un sobreviviente, al cual torturaban con la precaución que mantuviera un ojo y su lengua, y el aliento para volver y contar las atrocidades a su lugar de origen.

Tanto se habla de la guerra de Iraq, sobre los crímenes en que ahí se perpetran, sin que nada de eso aminore el poder de los invasores. Lo que ocurre es que la divulgación de horror es parte ineludible del terror pues lo que se quiere dejar sentado es que ellos harán eso cuando se les ocurra y en contra de quien se les plazca.

Mientras la cobertura de chocolate con que se cubre al mundo enseña que todo se hace por alguna razón, el idioma del poder siempre ha sabido que el día que los gobernados sepan que hará su rey lo harán ellos mismos y no lo necesitaran. Poder que no abusa no es poder; sin arbitrariedad no hay terror y sin terror no hay gobierno.

Los nuevos militantes deben comprender que los ejércitos están para matar personas, que las policías también, y que los sistemas de inteligencia para expiar, manipular, producir horror y reproducir terror.

Cada vez que exigimos el cumplimiento de catálogos de derechos que no se nos olvide que ellos son la dulce zanahoria que se ofrece con cinismo mientras, tras ella, oculto oscila el garrote.

sábado, 20 de diciembre de 2008

¿Cuántas vidas tiene Girardi?







Nuevas dictaduras, nuevas impunidades.




No me he cansado de decirlo: Si rigiera aquello que llaman justicia hace bastante que Guido Girardi estaría preso. Pero no es así, sigue ascendiendo en la jerarquía feudal nacional, y sumando tropelías: Pasó de diputado a senador, algo que se considera en nuestro país un ascenso; colocó a su hermana de alcaldesa, hasta que los vecinos la echaron por aclamación; y a su padre lo instaló de diputado. Si no fuera por su publicitado incidente de tránsito nada impedía a que se ungiera de pre candidato a la presidencia y vaya saber uno hasta donde llegaba.

Pero aún está vivo y coleando por lo tanto no lo descartemos tan fácilmente.

Girardi es el precursor de la política mediática a principios de los noventa. Descolló dentro de una acotada lista de polillas: Moreira, Piñera, Espina, Shaulson y Nelson Avila. Estos personajes usurparon y banalizaron las facultades fiscalizadoras que se les concede a la cámara baja creyéndose conductores de un programa de televisión de farándula. Con la excusa de el empoderamiento ciudadano le dieron un nuevo curso al tradicional clientelismo de la política chilena: En vez que acarrear analfabetos embriagándolos con chicha se le promete a un roto entre un millón que su cuenta de luz no subirá o que la muerte de su hijo tenga un castigo.

Girardi, por lejos, demostró ser el peor de todos, seguido tres cuerpos atrás por Espina. Gracias a él el PPD (partido por la democracia) llegó a conocerse como el “partido por el dinero” debido a la incontinente devoción a la acumulación de poder que se profesa en sus filas junto a la carencia de la más mínima dosis de identidad filosófica, ética y o ideológica. Para subsanar la heterogeneidad agrupada con la finalidad de mejorar la situación individual de los asociados, el PPD se ha dedicado a tiempo completo a crear eslóganes publicitarios y golpes mediáticos. La ambición de sus líderes pudo más que las generosas utilidades y Ricardo Lagos, su fundador en los ochenta en calidad de caballo de Troya del partido socialista ilegalizado, se desentendió de su creación al jurar de presidente; su camarada Nelson Avila se autoexilió en otra organización delictiva (El Partido Radical) que asegura cargos públicos y poca competencia; Shaulson, por su parte, a penas se aburrió de ganar dinero a raudales en los EE.UU, quiso poner orden en casa y debió agarrar sus monos e irse, junto a otro autocrático potentado (Fernando Flores), creando el Chile Primero. En sumas cuentas, el PPD, una organización criminal de la entidad de la cosa nostra, es el partido de Guido Girardi. Pepe Out, o José Auht como también le dicen, no es nada más que un testaferro.

* * *

A mediados de los noventa un accidente casi le costó la vida al hoy senador lo que nos libró de él por algún tiempo. Al recuperarse comenzó a acumular poder e incrementarlo lentamente como la velocidad de un ferrocarril. Al comenzar el milenio ya competía para Senador, con la vergonzante foto en delantal blanco y un estetoscopio colgando que luego hiciera célebre Bachelet. Él, que en su vida a pisado un hospital, de estetoscopio en gigantografías por toda su circunscripción; como están seguros que el votante es sencillamente un imbécil la misma imagen se ocupó en las campañas municipales pasadas en que el Dr. acompañaba a los candidatos del PPD. ¿Quien sería tan osado para atenderse con un médico con semejante prontuario?

El escándalo Publicam: Fraude tributario, malversación de caudales públicos, falsificación de instrumentos, incumplimiento de la legislación sobre votaciones, laboral, etc, debía, en cualquier país civilizado llevar a Girardi a una celda durante una larga temporada pero no sólo no significó ninguna sanción judicial sino que tampoco social. Sigue siendo senador, controlando al PPD en la sombra, y ganando cámara haciendo propia cualquier causita populachera, buena onda y o new age: Que la pesca de ballenas de los buques Japoneses, que la obesidad de los niños, que hidroaysen, que los derechos de agua.. es cierto, de tanto dar palos de ciego a veces acierta al coincidir su ambición desmedida con lo progresista de algunas banderas, pero lo que prima es el sucio poder, y obviamente, el dinero que en ciertas lides es lo mismo.

El plan de Girardi era culminar la seguidilla de erráticas declaraciones de Pepe Out con una proclamación, entre gallos y medianoche, de su persona para pre candidato presidencial en unas primarias en las cuales, haciendo gala de su encanto telegénico, su cara dura sin precedentes, y su lengua viperina, encaminarse al palacio de la Moneda: Una elección entre Piñera y Girardi habría sido un signo inequívoco del advenimiento del apocalipsis.

Pero nos salvamos.

Girardi, como típico delincuente profesional, no desaprovecha ninguna oportunidad de sacar ventaja o abusar de su poder. Quiso evitar que una pareja de Carabineros cursara una infracción a su chofer valiéndose de su calidad de senador; como los funcionarios actuaron correctamente no encontró nada mejor que abusar de su cargo para sancionarlos. Me imagino cómo habrá tratado y amenazado a esos pobres policías de tránsito; lo peor es que no contento con eso consiguió que se los condenara a dos noches de reclusión “por no guardar el debido respeto con la autoridad”.

Como se trata de un eximio cara de pavimento se excusó ante los medios declarando que había sido adelantado por una comitiva ministerial y que carabineros debía haber multado a los dos. Se trata de un discurso carente de toda lógica: primero, el delito impune de otro no exime el propio, segundo, las comitivas ministeriales, debidamente escoltadas por funcionarios policiales denominadas cápsulas, están autorizadas legalmente a circular a exceso de velocidad. Es injusto, sí, lo es, tanto así que el nombre del privilegio es hecho del príncipe; pero quien se puede quejar de eso es el ciudadano que viaja a la velocidad correcta no el que vuela por la carretera a ciento cuarenta kilómetros por hora y que intenta evitar una infracción abusando de su cargo de senador.

Es lo mejor que puede haber pasado en los últimos días: Poco a poco han caído las principales cartas de la concertación para seguir profitando del poder: Soledad Alvear, Ricardo Lagos, Insulsa, y ahora, por error no forzado, el inefable Girardi.

La concertación se acerca a dos candidaturas presidenciales ya que dudo que Frei, aunque se vista de guayabera, pueda parecer progresista. Los candidatos de fachada progre - Navarro, un Girardi de izquierda bolivariana; Arrate, un artero abusador del alzheimer generalizado – quieren salvar las cenizas y quedarse con el terreno baldío so pretexto de que un neoliberal no nos gobierne ¿Cómo que implicara un cambio trascendental? Pero ninguno pretende, en serio, democratizar el país. Este es un negocio de unos pocos, que se buscan clientes semi analfabetos para que se asoleen cada cuatro años para renovarles un mandato que los autoriza a gobernar como los señores de un feudo.

No seamos mezquinos, todo chileno ha recibido un regalo anticipado esta navidad: Nos hemos librado de Guido Girardi como candidato presidencial por cuatro años más. Pero las especies, mientras más ruines sean, más perseveran: Las ratas, las cucarachas, las bacterias, logran reproducirse, soportar altas y bajas temperaturas, en fin, sobrevivir, así que no cantemos victoria. Además sin Girardi, corren libres otros de la misma ralea.
viernes, 5 de diciembre de 2008

Pacofílicos y Dogadictos.








Miedos y fanatismos en una sociedad fragmentada.




I

La dificultad para el humanismo de definir qué es el hombre, permite que la igualdad formal entre nosotros quiera extenderse hasta extremos contradictorios pero no por eso impopulares. De facto a las “mascotas” se les ha concedido un estatuto que les otorga derechos sin obligaciones ni deberes, quedando muchas, en muchos lugares, en una situación jurídica de mayor calidad que la de muchos hombres. Es bueno que se tome consciencia respecto a la brutalidad al punto de cubrir como si se tratara de un genocidio, la matanza de perros en situación de abandono; pero si le damos otra vuelta nos damos cuenta que no se trata más que de una inflasionada hipocresía.

Nuestra economía depende del sufrimiento de millones de seres humano y la administración de una extensa serie de especies biológicas: ¿Porqué ha de conmovernos la muerte de un perro sino no lo hace la del vacuno que nos alimenta? ¿Porqué debería afectarnos la muerte de una ballena pero no la de una lechuga?

El hombre ha derogado la ley de la selva, o ecología, haciendo primar su voluntad por sobre las demás especies. Los parques nacionales y selvas vírgenes son excepcionales lo que confirma la regla del imperio del hombre sobre la biósfera.

El discurso higiénico es un arma de doble filo para tratar el tema de los perros vagos. Si se los va a exterminar por ser vectores de enfermedades ¿Qué nos impide hacerlo con los que cuidan a los indigentes acompañándoles y dándoles calor? ¿Acaso la eutanasia y la eugenesia aplicada en los perros no nos acerca a legitimarla en los humanos? La única razón para matar a unos y no otros es la de confirmar el dominio del hombre en un sistema de dominio de clases y de especies. Pero por otra parte la muerte de las pulgas y de las ratas no nos conmueve lo que incrementa lo arbitrario y absurdo del discurso animalista.


II

Lo que ha ocurrido con la sociedad protectora de animales, domiciliada en la calle “Libertad” en la comuna de Santiago, es una evidencia suficiente para probar la hipocresía de todo un país. La fiscalía, al instruir un procedimiento en contra de los directores de la institución, se encuentra con un matadero de perros, algo así como campo de concentración. No se trataba que los animales en ese lugar fueran ingresados a “cámaras de gases” sino que eran dejados en un amplio patio a su suerte, una vez a la semana el camión de la basura retiraba entre cincuenta y doscientos perros y gatos muertos por inanición, ya que ni se los alimentaba ni hidrataba. Las enfermedades no eran controladas por lo tanto los sobrevivientes habían debido lidiar con todo tipo de parásitos, infecciones, falta de alimentos, de agua y la agresión constante del resto de los cautivos.

¿Cómo llega a suceder algo así?

El director de la institución, al darse a conocer los cargos criminales, se defendió con las siguientes palabras: “no hemos producido la muerte de ningún animal”. Estas palabras son la clave para comprender qué es lo que ocurre: Al no existir una institucionalidad que posibilite el exterminio legal de los perros y gatos abandonados, la sociedad protectora de animales, corporación centenaria, encontró el método de hacerlo mediante el resquicio.

El procedimiento era el siguiente: La corporación exigía donaciones a quienes abandonaban mascotas en sus dependencias como a los que las adoptaban. Siempre ha existido mayor demanda en lo primero que en lo segundo por lo que la población creciente de mascotas abandonadas en su lugar ha debido controlarse de alguna forma.

Los grupos animalistas en nuestro país ostentan una capacidad de movilización y lobbie incomparable a de otras que defienden causas humanistas, tanto así que han conseguido decisiones tanto erráticas como arbitrarias de parte de los municipios y autoridades encargadas de la higiene. Para los medios aparece la cuestión de los animalitos como un tema neutro, apolítico y que captura las audiencias dando raiting con la compasión y la risotada fácil.

Producto de lo anterior, Chile debe ser el único país que no se encuentra en una guerra civil o inmersa en una catástrofe humanitaria que tenga jaurías de perros, de entre veinte y treinta mastines cada una, rodeando el propio palacio de gobierno. La situación del centro de Santiago es similar en todas las comunas del país e incluso peor como constantemente se ha denunciado en Valparaiso y Calama. En la ciudad patrimonio de la UNESCO por ejemplo, han existido múltiples agresiones a turistas extranjeros los cuales experimentan con más intensidad el riesgo a ser mordidos que asaltados.

Los perros han acompañado al hombre desde los albores de la humanidad en un rol de asistencia interesada también conocida como parasitaria. El hombre se sirve de la mejor visión, olfato y mandíbulas del cuadrúpedo, y éste de las capacidades infinitas de procurar alimento que le posibilita el vivir al alero del humano. Dentro del esquema social del perro, incorporado en el instinto al igual que en todos los animales salvo nosotros, el amo ocupa el lugar del macho alfa de la jauría. No se trata de que el can “quiera” a su amo sino que lo teme y respeta en su calidad de gobernante.

Los perros son animales gregarios, viven y se desarrollan asociados a otros de la misma especie, eso explica que al estar abandonados se agrupen apropiandose de territorios y disputándoselo a otros grupos animales. La ley de la selva permitía el control de su población por la carencia de alimento y la existencia de competidores, pero en nuestro país se ha llegado paulatinamente al absurdo de tolerarse la proliferación de canes sin ningún tipo de control y cualquier medida sanitaria es considerada de inmediato equivalente al holocausto nazi. Si ni el alimento, que además se le dispensa con prodigalidad, ni competidores controlan la población de los perros, quiere decir que se han convertido en aquello que se conoce como plaga: Nadie se molesta porque exterminen conejos en Juan Fernandez, castores en Porvenir, palomas en Santiago, y ratones en todo el país ¿Qué hace a los perros y gatos diferentes?

Esa es la razón por la cual la sociedad protectora de animales buscara aquel resquicio discursivo para vindicar su actuar. El exterminio de perros, aunque éstos estén agónicos y se trate tan sólo de evitar un mayor sufrimiento, si se hace de modo masivo requeriría de una serie de permisos que dudo que las autoridades hipersensibilizadas con el tema, fueran a darles. Ya que se trata de residuos industriales sólidos peligrosos, específicamente biológicos, era casi imposible que se permitiera su emplazamiento en el centro de la capital de un matadero de perros abandonados. La solución, como de muchos asuntos en nuestro país, se dejó en manos de la divinidad y del mañana.


III


“Yo no he matado mascotas”, se defendía el director de la sociedad protectora de animales, porque sabe cuan duro han sido algunos activistas para calificar la eutanasia felina y canina, alentados por la amplia cobertura que les da la prensa. Sin embargo no es un delito matar perros y o gatos como tampoco lo es matar gallinas; sólo es delito el maltrato más allá del autorizado uso que podemos hacer de ellos. La ley se preocupa de cautelar nuestra susceptibilidad no el dolor del animal ni su calidad de vida. Aunque le indigne a todos quienes han hecho de la devoción fanática a los animales un modo de lidiar con su vida y con ellos mismos, el hecho es que para la ley los animales son cosas, y así como está prohibido que destruyamos el vehículo del vecino lo está que matemos a su perro; y del mismo modo que el vecino no puede arrojar cierto tipo de basura a la calle, no debemos abandonar un perro es decir, por una cuestión sanitaria. Ningún derecho tienen los animales, ni los árboles, ni los recursos naturales, aunque lo digan algunas legislaciones y hasta constituciones, como la ecuatoriana. Son los derechos de algunos humanos los que se sienten atropellados por considerar propios ciertos ámbitos de la naturaleza, los cuales se busca custodiar mediante procesos, tribunales y abogados, todos humanos por cierto.

En cuanto al delito de crueldad en contra de los animales, podemos usar un caballo para tirar una carreta o para que corran en un hipódromo pero no para que compitan entre sí dos equinos para medir sus fuerzas hasta el desfallecimiento de alguno como ocurrió hace un par de meses. Podemos matar una vaca con electrocutación o mediante el viejo punzón en la médula pero no mediante rodeos. Aunque el límite mismo siempre es indeterminado, pues se define caso a caso, sí lo tenemos claro en los extremos: Es cruel dejar morir a miles de perros y sólo recoger sus cadáveres una vez a la semana, los que sumaban a los menos cincuenta, pero es absurdo que se haya llegado a esto por la hipocresía de no poder exterminar eutanásicamente a perros que hemos dejado que proliferen sin ningún control y además competimos por alimentar.

Mal que mal la sociedad protectora de animales realizaba una función querida en lo más íntimo por todos pero al hacerlo de modo clandestino tuvieron que ejecutarlo de forma de cuidar las apariencias y el hipócrita cumplimiento de las leyes de los dientes para fuera. Personas incapaces de matar por ellos mismos, o a través de un veterinario, a sus mascotas desahuciadas o incapaces de sostener, las llevaban a la sociedad protectora para que ellos se hicieran cargo del conflicto moral, sin inquirir mayores respuestas. Ha sido el boom inmobiliario que construyó edificios de casi treinta pisos en el sector lo que finalmente dejó en evidencia lo que ocurría quizá desde la fundación de la protectora: Ojos que no ven, corazón que no siente.


IV

Los perros vagos a parte de un problema sanitario son un capital problema de “seguridad ciudadana”. Además del tema de las jaurías urbanas, está el de los perros utilizados como armas. Defensivas en el caso de los indigentes en muchos casos, pero también ofensivas. Existen asaltantes que utilizan a sus mascotas para intimidar y personas que pasean con total naturalidad junto a perros instruidos para matar sin cadena ni bozal. Además de los tantos que los dejan que se paseen libremente por las calles o amenacen con sus fauces varios centímetros fuera de sus rejas. Se trata de un incremento en la violencia, física y simbólica, que se tolera bajo el rótulo “todo perrito es bueno” que se encuentra en el corazón de todo chileno hipócrita. Los ingresos hospitalarios por agresiones de perros vagos compiten con las producidas por otros humanos.

Se puede comprender la cercanía a los animales porque la mayoría de nuestra población proviene de sectores rurales y de pueblos aborígenes, que tienen otra relación con los animales que el habitante de una ciudad. El problema es una cuestión de magnitud, que normalmente se soslaya, porque es muy distinto la presencia de perros en la patagonia, en donde hay un ser humano por cada kilómetro cuadrado, que la que puede haber en una urbe de siete millones de habitantes.


V

Pero estos argumentos no poseen validez alguna para algunos animalistas radicales. Es contradictorio inclusive considerarlos ecologistas porque si así fuera o debiéramos convivir con leones en las calles o simplemente no deberían haber animales en las urbanizaciones. Ecologistas no son sino que personas ultra sensibles que se conmueven con la brutalidad explícita, tangible y cercana, y su compulsivo actuar les impide ocupar parte de su tiempo y sus esfuerzos en otros sufrimientos invisibles. Niños eternos, adultos, ególatras y caprichosos que buscan el amor en un ser que responderá automáticamente con lealtad todo cuidado, y de ese modo encubrir la vulnerabilidad de su solitaria vida.

La carencia afectiva de los animalistas nos enfrenta a un problema estructural: El que las personas se sientan queridas por sus parásitos, bajo el pretexto de “cuando más conozco al hombre más quiero a mi perro”, nos habla elocuentemente de la incapacidad de la civilización para integrar a los seres humanos los cuales son arrastrados a sucedáneos de comunidad, familiaridad y o afecto.


VI

Otros fanáticos que proliferan sin ningún tipo de control ecológico son los miedosos.

Los hechos delictuales de los últimos meses bastan por sí mismos para no necesitar de grandes esfuerzos para acreditar lo que las cifras oficiales y extraoficiales confirman: Los delitos que consideramos graves se producen, en su apabullante mayoría, en el entorno familiar o dentro de círculo de amigos. La neurótica búsqueda de amuletos, chivos expiatorios y medidas redundantes de seguridad sólo ha producido una sociedad aún más fragmentada; lo que el mercado por sí mismo no da, la represión policial lo presta.

Y si no bastaran los dieciocho años de lucha en contra de los molinos de viento de la delincuencia y los millones de dólares dilapidados en destruir la vida a miles de personas (Chile es el país sudamericano con mayor cantidad de presos en términos proporcionales, y uno de los más encarceladores del mundo). Algunos insisten en hacer aún más draconiano el sistema penal.

El día de cárcel de cada interno cuesta más dinero que sostener económicamente a un alumno universitario, de hecho no existe ningún sistema de beca que le asegure a un alumno en Chile estudiar libre de todo costo. Es decir, se sostiene sin problemas a cuarenta mil presos y no se financia a ninguno para que con menos de eso pueda estudiar con dignidad una carrera que le permita enfrentar la vida en igualdad de condiciones. Los únicos alumnos a los cuales el estado chileno les costea estudios por un monto equivalente con que al de otros cárcel, es a los pos graduandos internacionales acogidos a las becas presidente de la república y CONICYT es decir, dinero que no queda en Chile.

La dureza del sistema criminal incrementa día a día la cantidad de presos. La fiscalía pensada, para entre otras cosas, reducir los costos del sistema penal, se hace cada vez más grande y burocrática porque los parlamentarios con tal de ganar un par de votos de aquellos ciudadanos cautivos de la paranoia, aumentan las penas, disminuyen los beneficios y lo peor, en medio de una serie de escándalos de corrupción conservan la impunidad de las fuerzas represivas y hasta la refuerzan.

La policía uniformada posee un fuero contrario a toda norma legal e incluso lógica ¿Cómo es posible que en un país que ha suscrito todas las normas sobre DDHH se tolere que civiles sean juzgados en cortes militares? ¿Porqué agredir o matar un carabinero es más grave que agredir una mujer embarazada o matar un anciano? ¿Porqué el agredir un policía, e incluso ser agredido por uno, es un caso que debe ser conocido por un tribunal militar? ¿Acaso vivimos en un regimiento? Claro que si, aunque eso no se diga, así es. Vivimos en un regimiento que al mismo tiempo es una perrera y un loquero.

Tan cierto es eso que la última gracia que se les ha ocurrido es penalizar el maltrato de palabra a carabineros. Lo peor de todo es que sin cambiar el fuero en la justicia militar del que ellos gozan.

Como se ha hecho una costumbre los carabineros golpean e insultan a mansalva y, en algunos casos, cuando sus nudillos se quiebran de tanto hacerlo, llegan al exceso de procesar a las víctimas como autores de maltrato de obra. Por haberlos golpeado con la cara. Ellos son jueces y parte, porque su declaración es la única que vale pues cuando golpean a alguien lo hacen en privado: Con la nueva norma penal, que aún no se tramita completamente pero poco le falta, a parte de soportar las detenciones ilegales que se practican a razón de cientos a la semana, los ciudadanos agredidos por su policía deberán padecer de acusaciones por haberlos agredido verbalmente.


VII

La culpa no es ni de los perros ni de los pacos por ser colocados en un lugar de superioridad jurídica y moral respecto a todos los demás. Lo único que falta es que se los incluya en el escudo patrio sustituyendo a los escasos cóndores y esquivos huemules. Sería un acto de sinceramiento al igual que decretar oficialmente el toque de queda que rige sin interrupción desde 1973.

Por mientras me daré un gusto, pues puede ser la última vez:

Pacos maracos, cafiches y la concha de su madre...

Hay que aprovechar de putear un paco, mientras se pueda.
lunes, 1 de diciembre de 2008

La Corrupción.







Más allá de la hipocresía.



El examen habitual a la corrupción descansa en una visión estática, autocomplaciente e idealista de la sociedad. Se sostiene que las instituciones son tal y cual las describen las normas jurídicas escritas olvidando que éstas se configuran a propósito de su actividad.

El basamento de la cultura occidental, heleno-judeo-cristiana, se encuentra en la noción platónica de la existencia de ideas anteriores y superiores a lo real. La República poseería características esenciales, que el filósofo puede desentrañar mediante la especulación y que el político debe procurar su materialización. El bien común es el horizonte de la organización política y desde él es posible escrutarla. La existencia de un orden posible de intelegir es recurrente en occidente tanto así que durante más de dos mil años la discusión ha girado entre dos facetas de la misma: La platónica y la aristotélica.

Tanto las teorías pactistas, que usan distintas variantes de la alegoría del contrato social, como muchas de las anarquistas y comunistas, reproducen la impronta socrática sobrevalorando al pensamiento y al lenguaje escrito concediéndoles la facultad divina de crear y recrear la realidad, mediante la constitución de reglas morales que serán observadas por todos y para siempre.

El aporte de Maquiavello consistió en abandonar los principios constitucionales y concentrarse en las finalidades ruines que explican el fenómeno del poder y las prácticas que lo verifican. Los gobiernos no son entidades necesarias dedicadas a maximizar las virtudes cardinales sino que una organización contingente dedicada a ejercer el poder en una agrupación jerarquizada. Como lo explicaron los socialistas siglos más tarde, y con mayor convicción Marx, los gobiernos son la cúspide de una pirámide en que conflictúan clases sociales con intereses antagónicos, unos explotan y otros son explotados, el control de esta situación injusta no es algo sublime.

Sin embargo la coherencia teórica en lo central de las tesis comunistas y anarquistas, la implementación de los gobiernos socialistas “reales”, ha sido prolífica en ejemplos que confirman la nula trasformación cualitativa que han significado: La reproducción de una sociedad de clases, e incluso capitalista, y de un gobierno dedicado a tiempo completo a conservar y maximizar su poder exento de todo otro laudable principio.

La milenaria tipología de formas de gobiernos puros y corruptos ha contaminado la discusión política, alejándola del prosaico poder y acercándola a principios morales supuestamente universalmente compartidos pero nunca practicados por alguien y en alguna parte.

Un resabio de esta política ficción se encuentra en el habitual repudio hacia la “corrupción”. Para quienes quieran sumarse a esta general condena deberán admitir que en los únicos lugares y momentos, en que la norma dictada en la cúspide se materializa con un leve margen de error en toda la pirámide, son los del fascismo.

Es normal que la organización jerarquizada se componga de infinitas micro organizaciones igualmente desiguales y conflictivas que pugnan por maximizar su poder motivados por sus intereses individuales. Como un holograma los asuntos micro y macro políticos son idénticos descontadas las particularidades de magnitudes y dimensiones; y del mismo modo en que en toda licitación nacional o internacional, lo que llamamos mafia y empresa no sólo colindan e interactúan sino que se confunden; la extorsión, la amenaza y el soborno consisten en las formas normales en que los ciudadanos se relacionan. Y así como los individuos procuran un ascenso, consiguen un descuento o satisfacen sus deseos, los estados cumplen sus objetivos a pesar de millones de seres humanos, pero ninguno se desenvuelve en atenta consideración de los principios morales sobre los que discursa. El capitalismo sería imposible si la transparencia y las transacciones equivalentes fueran la norma.

Contemplando la realidad disponiendo de estos antecedentes pareciera imposible definir qué sería corrupción. Tendríamos que señalar, al igual que algunos criminalistas alemanes, que existiría un “ámbito normal de la norma” en que sólo es delito la contravención significativa, notoriamente anormal. El robo no sería un delito per sé sino sólo el cuantitativa o cualitativa diverso a la normalidad de ellos.

La sociedad y las instituciones no son implementaciones de principios constitucionales universales e inmutables o emanados de la voluntad soberana de nuestros antepasados sino que la resultante del conflicto diario entre millones de actores que enfrentan sus mezquindades y apetencias. Arbitrario resulta llamar a unos corruptos y a otros intachables cuando todos nadan cual peces en el mismo océano alimentándose de los pequeños e indefensos.

A medida que Chile abandona su fascismo la “corrupción” se democratiza dejando de ser el modo específico de relacionarse las élites con sus subordinados a ser el modo corriente de diálogo societal. No se trata que Chile sea más corrupto, o que existan algunos intocables capaces de lidiar en contra de ella sino que el poder ya no se ejerce incontestablemente desde una sola cúspide sino que desde una infinidad de ellas cual un normal capitalismo.