sábado, 28 de junio de 2008

Ciencia y Arte.

Separar es no comprender absolutamente nada.


La distinción entre ciencia y arte es tan sólo analítica sin embargo se actúa suponiendo ingenuamente que es algo más que eso. Esa es la razón por la cual se convoca a una conferencia sobre el tópico1, en la cual, después de eludir la pregunta inicial mediante todos los medios posibles, se quiere concluir que existen pioneros nacionales e internacionales del arte-ciencia.

Un poco de historia hizo falta para que se ilustrara que la distinción entre ambos mundos es reciente y además anómala: Miguel Angel pintó la capilla Sixtina tanto por que fue obligado por Julio II como porque existían las pinturas adecuadas para hacerlo.

En la actualidad se da por supuesto que la técnica basada en la ciencia es capaz de producir aquello que la mente imagine por lo tanto se demanda a los científicos la creación de artefactos cada vez más sofisticados mientras el arte duerme el sueño de los justos. Mientras la ciencia satisface la apetencia compulsiva por nuevos trucos que capturen la atención hiperactiva de las audiencias los artistas oficiales envuelven monumentos públicos o suben a una vaca a la azotea de un edificio.

Un poco más de historia nos permite apreciar la superficialidad con que se trata estas cuestiones. El ser humano, en tanto hardware no ha variado en los últimos ¡doscientos mil años! Esto hace irrelevantes las conclusiones que se tengan sobre el devenir cultural occidental al cual podemos seguirle la pista los últimos seis mil años a lo sumo. Mientras no podemos pensar en compartimentaciones anteriores a Descartes ni en civilizaciones anteriores a Babilonia afirmamos con vehemencia que todo ha sucedido en el último cuarto de hora.

Desde la filosofía de la ciencia se recurre al comodín del método científico sin que nos conste si éste fue aplicado para producir la rueda, entre otras fundamentales creaciones. Cuando se erigen las civilizaciones ya todo lo más importante se había descubierto: La cocción de los alimentos, la construcción de guaridas apropiadas para el frió y el calor, los frutos nutritivos, venenosos y terapéuticos, el control de la reproducción humana, animal y vegetal, etc. Los ingenuos entusiastas agregan a estas creaciones sin par a las “artísticas” que ya en la época de las cavernas se encontraban “muy desarrolladas”. Pero la separación entre religión, cultura culinaria, industria lítica, metalúrgica, caza, pesca, arte y astronomía, es puesta por nosotros y evidencia nuestra incapacidad de comprender al ser humano en su cabal esplendor.

No tenemos idea de todos los experimentos que se han realizado durante estos cientos de miles de años y a duras penas tenemos noción de algunos testimonios escritos, muy recientes por lo demás, en que se da cuenta que los antiguos discurrían sobre supuestos equivalentes a los de hoy. Que el hombre, algunos hombres, vivan más años, viajen más lejos, más rápido, puedan conversar con otro que se encuentra a miles de kilómetros, no ha significado otra cosa que una diferencia cuantitativa; es ingenuo celebrar estos “avances” que sólo pueden percibirse como tales dentro de la neurosis-moderna-occidental. Otros pueblos, carentes de esos “avances”, pueden (podían) disfrutar de la placidez y libertad del salvajismo que hemos aniquilado.

El modo de hacer las cosas civilizado ha prevalecido gracias a la espada y al encantamiento masivo de las religiones, no porque se haya convencido a cada uno sobre la conveniencia de estas formas sociales. Cada vez que se creo y recreo la civilización se aniquilaron a los portadores de un saber milenario, quizá más certero y atinente del que hoy disponemos, por lo tanto no se ha tratado nunca sobre si el conocimiento mejor supera al peor sino por el monopolio de definición de lo bueno y malo que se obtiene mediante el gobierno de la civilización: De la utilización del saber por el poder.

José Miguel Tagle2 disparó a mansalva en contra de los ignorantes, banales y superficiales que se atrevían a incorporar las nuevas tecnologías en el arte o que creaban intersecciones entre ciencia y arte, su diatriba, incomprensible para los que estamos afuera de las querellas locales y disciplinarias, comenzó revindicando el leitmotiv de su producción: El liderazgo. Luego exigió que el auditorio respetara su obra por la cantidad de horas que se había empleado en realizarla; de paso en su proyector exhibió sin ningún tipo de pudor publicidad no solicitada de los que habían financiado su magna creación. Pero lo que quiero poner de relieve no es el simulacro de innovación compulsiva y originalismo fetichista de su propuesta, sino que los supuestos científicos en que se basaba: Tagle exhibió fotografías de obras (que calificó de experimentales) en donde se intentaba replicar en laboratorios-escenarios, los estados alterados de los chamanes amazónicos, sustituyendo los químicos alucinógenos, usados y abusados en los sesenta, con máquinas. Tanto los investigadores de los sesenta como Tagle, consideran al hombre una máquina compleja a la cual es posible disociar de la cultura tal cual se puede desconectar una computadora de Internet. Los investigadores de la neuro ciencia sustraen de su medio a los peces y los investigan en un laboratorio pero no les sirve de mucho extraer a la hormiga del hormiguero o a la abeja del panal ¿porqué creen que el hombre se puede separar de la cultura sin destruirlo? Los estados alterados obtenidos por drogas o por estímulos mecánicos externos no son más que burdas parodias de los rituales, quizá ya extintos, que intentan emular, puesto que no existe una significación del acervo simbólico en el que discurre el chaman y su comunidad. El sólo hecho de intentar sustraerlo del entorno mágico invierte los papeles investigador-investigado pues permite avanzar todo tipo de conclusiones acerca de los hombres que se dedican a ese tipo de experimentos.

Comprender por comprender lleva casi siempre a comprender para controlar; quizá los burdos supuestos en los que discurren estos expertos en la compulsión, innovativa, redundante y moderna, ayudan a retrasar la puesta en práctica de nuevos dispositivos de control.

Las ciencias sociales, incapaces de constituirse en una fuente de las ciencias duras, permite la reiteración de estos actos fallidos. Sin que el hombre logre avanzar en un control de su propia producción científica quizá esta situación es lo mejor que pueda suceder puesto que la ceguera cultural de las ciencias duras permite la libertad de consciencia desde donde se escriben y leen estas letras; si los Tagle del mundo fueran más diligentes ya nos la habrían robado también.

1Exposición realizada el Jueves 26 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo de la Quinta Normal: “Diversos expertos debatirán sobre las relaciones entre arte-ciencia-tecnología y analizarán los cambios y efectos de la “cultura digital” en la sociedad contemporánea. El encuentro es organizado por el Circuito Cultural Santiago Poniente, MAC Quinta Normal y Plataforma Cultura Digital.” Fuente www.circuitocultural.cl

2Fundador de Medialab de la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Ninguna relación con el Media Lab del MIT)

martes, 24 de junio de 2008

Queridos amigos...

...y no tan amigos, con este trabajo culmino una larga zaga de escritos en los cuales he intentado resumir ideas que suscribo hace al menos diez años pero que siempre me ha costado explicar. Al principio pensaba que se trataba de mi impericia – la que en gran parte mantengo – luego de mi ignorancia que en parte he tratado en lo posible de subsanar. Pero tiendo a pensar, y discúlpenme mi arrogancia, que a pesar de todo lo escrito hay varias cosas de las que he dicho que no las había dicho nadie antes, o al menos, nadie había mezclado ideas de otros en esas proporciones. El pensar una teoría que no se enseña en ninguna parte me ha forzado a tratar de describirla y ponerla por escrito. Sin embargo es tanto lo que se escribe que hacerlo incluso parece contraproducente.

Hace unos meses me hice el propósito de transformar todos estos apuntes en un libro en donde se explicara sistemáticamente esta frugal teoría pero no me queda claro si tiene algún sentido hacerlo. Recibo comentarios por los artículos de la contingencia que publico pero nunca sobre el marco teórico desde donde escribo. Eso me ha llevado a la conclusión apresurada y posiblemente equivocada de que estoy haciendo un aporte. En cada opúsculo sobre la contingencia aplico una y otra vez el mismo modelo teórico lo que constituye un acto de majadería monumental, pero parece que el mensaje que llega es sobre mi necesidad de expresar incontinentes pensamientos particulares sobre partículas.

Sé bien que en Chile puede nacer hasta un poeta pero para otros asuntos nadie lo va a tomar en serio salvo que se dedique a la labor de incrementar o mantener el poder que otros disponen. Sé que si en algún momento estas palabras tendrán un valor será para cuando me estén saboreando los gusanos. Sólo les digo, por si no existe la oportunidad de decirlo en otra ocasión, que este trabajo está dedicado a todos, y en especial a ustedes, a todos quienes no saben ni porqué ni en contra de quienes es la lucha, que espero que esta tarea haya servido para limpiarse las anteojeras y dedicarse a lo único realmente importante que puede hacer el ser humano: La destrucción creativa de la civilización.

Les acompaño el último número de esta saga.

Maipú 16 de Junio de 2008


El Mundo Entero Como un Gran Estado y sus Consecuencias.

Dos Izquierdas, la relación público privado, etc.


"Existe una profunda crisis en la sociedad al menos hace cinco mil años"

Jorge Gonzalez


Amnistía Internacional ha presentado su último informe afirmando que los derechos humanos son sesenta años de promesas incumplidas1. Pero las preguntas que surgen desde esa afirmación es si es posible cumplirlos desde el actual sistema económico y si los estados nacionales disponen de las herramientas suficientes para hacerlo.

El sistema económico y político que nos rige descansa en la desigualdad de los hombres; además la ambición es el motor, la avaricia la consecuencia, y el fundamento real los muertos de hambre. La argucia de los estados nacionales de primer mundo para soslayar esa realidad consiste en señalar que, aunque la economía se despliegue universalmente, la política no: Existen más de un ciento de estados nacionales soberanos de los cuales sólo ocho pueden ser considerados de primera línea. Se supone que cada uno de esos ocho privilegiados llegaron a ese lugar debido al trabajo acumulado de sus habitantes que han bogado por ese desarrollo pero la verdad es mucho más prosaica. El saqueo de los recursos naturales de los estados nacionales inferiores no es sólo la historia de los mecanismos primarios de acumulación de los países desarrollados sino que es el relato del presente; es normal que a los pobres se les impongan tributos destinados a reproducir la desigualdad, sus fórmulas van desde exigirles que abran sus economías mientras ellos subsidian a su producción local, contaminarles y erosionarles el medio ambiente, explotarles a su población nativa, hasta obligarlos a asumir conflictos bélicos que ni han provocado, motivado o les favorezcan; pero el fundamento básico de la mantención de la riqueza de los países ricos consiste en que la pobreza de los demás les asegura mano de obra barata para sus procesos fabriles y poblaciones ávidas de consumir sus chucherías: Si los africanos o latinoamericanos tuvieran producción fabril que satisficiera su consumo interno no habría modo de que los países ricos de hoy pudieran seguir siéndolo.

La soberanía se fundamenta en la propiedad inmueble romana y por lo tanto descansa en que sólo los habitantes de un territorio organizados políticamente pueden disponer de los recursos (o frutos civiles) de sus heredades dominadas en común. Si los ricos pueden instalar complejos mineros, pesqueros, silvoagropecuarios, genéticos, y llevarse esa riqueza como sólo puede hacerlo un dueño, quiere decir que la soberanía de los estados nacionales es una falacia. Pero esa falacia es la que permite que los países ricos se excusen por contribuir a la miseria del tercer mundo porque cuando se trata de los pobres ahí si hay estados soberanos para que cuiden de ellos. Ellos dicen respetar los derechos humanos dentro de sus fronteras, porque respetarlos cabalmente implica la prestación de servicios públicos es decir, de recursos; pero en lo referente a las prestaciones insatisfechas de los habitantes de tercer mundo les exigen a los estados, que no son más que unas banderitas y unos cajones de manzana, a que respeten la legislación internacional como si eso pudiera hacerse con la mísera limosna que se les deja al ser saqueados.

Las fronteras están abiertas de par en par para que ellos extraigan los recursos y vendan sus baratijas y cerradas tanto a los inmigrantes de tercer mundo como a sus productos elaborados; y el garrote de la fuerza internacional se exhibe sin tapujos amenazando a quienes osen desafiar esta tendencia.

Cuando se trata de hambrunas o graves crisis, los estados ricos se desentienden y no pagan el justo precio de su explotación y expoliación, y nuevamente arrojan las infames monedas de la limosna caritativa de sus instituciones internacionales (las cuales tampoco respetan las fronteras ni la soberanía).

Nadie pide limosna, sólo que cada uno pague su factura.

Dentro de los estados nacionales la dinámica explicada se reproduce fatalmente y los ricos de los países pobres explotan a la población nativa, causan todo tipo de desastres, se sirven del estado de crisis permanente para mantener su poder y acrecentar sus ganancias; además les obligan a pagar más impuestos que a ellos y a pagar por sus calamidades de las cuales ellos se sirven. Del mismo modo que los países ricos obligan a los estados pobres a hacerse cargo financieramente de los costos sociales de su sistema de producción y de consumo, los ricos nativos obligan a su propio estado fachada a que se haga cargo de sus externalidades.

Así como se han dado las cosas queda muy claro que los estados nacionales son una institución de fachada que permite a los ricos a lucrar sin limitaciones. Para los ricos no existe ningún estado que los limite o que les imponga normas y cualquiera crítica que se les haga las reconducen amablemente a la oficina de reclamos que es la casa de gobierno local.

Pero la gran farsa de los estados nacionales es sostenida en parte gracias a muchos críticos que invierten todos sus recursos organizativos en pos de obtener algún tipo de influencia en esas oficinitas locales de reclamo, carentes de poder e influencia real, destinadas a satisfacer infinitas carencias, algunas inveteradas otras recreadas por la explotación y expoliación actual. El destino de un gobierno que intente tomarse en serio el concepto de soberanía es trágico; si los izquierdistas llegan a la casa de gobierno lo más seguro es que sean sus propios camaradas quienes los desalojen ya que es imposible que se hagan cargo, en tanto izquierdistas, de salvar a un enfermo dándole suero mientras otro le succiona la sangre.

Lo público y lo privado es lo que hace la diferencia en el plano interno de los estados tecermundistas del mismo modo que en los primermundista se habla de lo interno y lo externo: Ambas categorías ideológicas permiten eludir el pago de la factura que les corresponde tanto a los ricos nativos como a los países ricos.

Con la miel de los estados nacionales los ricos cazan moscas adentro y afuera de sus fronteras; la competencia política interna desgasta a los críticos y los mantiene entretenidos mientras ellos se dedican a sus negocios. La falacia de los estados nacionales encubre que el real gobierno no es quien redacta una ley sino quien impone su voluntad en las relaciones sociales.

Para evitar que los pobres lleguen a la conclusión simple de que los ricos son los culpables de todas las calamidades que acaecen en todo el mundo, la clase dirigente mundial refuerza la idea de la complejidad del mercado, constituido por millones de decisiones individuales de las cuales ninguna es determinante. La economía de mercado en definitivas consiste en una democracia, la única democracia posible, en que la voluntad de todos es realizada mediante las decisiones de consumo y producción de cada individuo por más pobre que sea. Pero si la democracia es de este modo debemos forzosamente reconocer que cada individuo no posee un sólo voto al igual que los demás; la participación política de mercado es tal cual ocurre con las sociedades anónimas (corporaciones) y, del mismo modo en que en ellas cada quien tiene tantos votos como fracción de la propiedad del todo (cantidad de acciones), aquí cada uno tendría tanto peso como dinero para producir o consumir.

El mercado rige universalmente y la transacción pacífica de los bienes requiere de un marco legal por lo tanto existe un estado mundial y; del mismo modo como en una sociedad anónima cada quien tiene la influencia que la proporción de propiedad que detente le permita, cada habitante del mundo dispone de poder pero el cual es insignificante en comparación al que disponen otros. Además, si aplicamos correctamente la metáfora de la sociedad anónima debemos forzosamente asumir que el mundo también posee un directorio y una gerencia, no se trata de una opresión metafísica, y ese gobierno corporativo es a quien debe visualizarse, presionarse y deponerse.

En forma paralela a la ideología de la democracia de mercado se ha erigido un dantesco muro de lamentos fundamentado en diversos autores franceses o afrancesados, de los cuales Foucault es el niño símbolo, que reproduce la idea anterior pero de un modo aún más peligroso: Vivimos en un mundo en que todos nos relacionamos en una dinámica de poder, y del mismo modo que el dictador ordena la muerte de miles el padre golpea a sus hijos. Esta interpretación de Foucault impide distinguir el grado de influencia del dictador y del padre, además no contiene ninguna clausula de salida. Además basarse en Foucault, como si se tratara de un horcón de granito, no pasa de ser un acto temerario y frívolo ya que su pensamiento carece del rigor histórico que sus incautos seguidores le atribuyen, y a lo más su genealogía puede entenderse como un reportaje periodistico sobre ciertos hechos relevados a priori, que ocurrieron en un espacio de tiempo breve y en ciertos lugares de Bélgica y Francia.

Sin embargo la popularización de Foucault ha permitido que se reavive la teoría crítica del poder y su ejercicio, principiada magistralmente por Rushe2 con antecedentes en el marqués de Beccaría, y de sus bastas investigaciones podemos concluir que el ejercicio de poder es la constante en nuestra sociedad, que la negociación regularmente es extorsiva, y la acción comunicativa excepcional3. También nos permite afirmar que la voluntad creadora y destructiva del hombre es capaz de variar cualquier estructura, y darle la forma de sus mejores sueños o peores pesadillas.

Al problema que nos enfrentamos es que cambiar el mundo implicaría abrogar esa estructura jerárquica del ejercicio de poder, desde el dictador hasta el padre, pero hacerlo no se vislumbra como un objetivo político tangible ni es posible construir adherencias no extorsivas en una sociedad regularmente jerarquizada. Escribir, producir documentales, hablar, no es sinónimo de comunicar desde el momento que el lenguaje también es un modo de ejercitar el poder; nos encontramos ante la paradoja que a medida que incorporamos más poder al sistema mediante nuestro ejercicio liberador, más la jerarquizamos. El resultado es el obligatorio refugio a pequeñas islas virtuales en donde la comunicación es posible puesto que se relacionan personas con poder equivalente y sin finalidades de obtener algo a costa de otro, pero desde donde no es posible articular una resistencia a una tendencia universalmente asentada.

La jerarquización de la sociedad es una consecuencia ineludible de la civilización4 e inseparable de ella. Por lo tanto la supresión de toda coacción, único modo de establecer una sociedad anarquista, socialista o comunista5, sólo es posible en la medida que podamos construir algo superior a la civilización; una organización que no va a producirse por obra y gracia de un progreso cósmico de la historia como pareciera sugerirlo la izquierda hegeliana sino solamente a fuerza de nuestra voluntad porfiada y rebelde.

Pero si definimos como estrategia la titánica tarea de liberar al hombre del yugo del mismo hombre podría entenderse como una elusión a la contingencia e incluso como un asilo metafísico. Me parece que es aquí en donde surge, y no antes, la opción por una segunda izquierda – o segunda estrategia – que no necesariamente es compatible con la primera pero que es el único modo de honrarla moralmente: La izquierda también es la lucha cotidiana contra cualquier forma de opresión, la subversión contra toda autoridad, el escepticismo radical frente a toda organización.

Mientras la humanidad sea sólo civilización la izquierda no puede darse la tarea de organizarla lo más humanitariamente posible. La defensa del ser humano consiste en la subversión a la civilización misma; que la Cruz Roja se dedique a hacer menos traumática la guerra y las ONG a que el capitalismo huela a flores; nuestra tarea debe consistir en defender al hombre y a la humanidad en medio de esta inestable cuerda y trinchera entre el mono y el super hombre. Un super hombre exige una super civilización y una super civilización un super hombre.

1Los líderes mundiales deben una disculpa por no haber atendido la promesa de justicia e igualdad recogida en la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), adoptada hace 60 años. En los últimos seis decenios, muchos gobiernos han mostrado más interés en ejercer el abuso de poder o en perseguir el provecho político personal que en respetar los derechos de las personas a quienes gobiernan. Con ello no se pretende negar los avances que han tenido lugar en la creación de normas, sistemas e instituciones de derechos humanos en el ámbito internacional, regional y nacional. Se ha avanzado mucho en numerosas partes del mundo gracias a esas normas y principios. El número de países que brindan protección constitucional y jurídica a los derechos humanos es mayor que nunca. Sólo unos pocos se han negado tajantemente a que la comunidad internacional ejerza el derecho a inspeccionar su historial de derechos humanos. El 2007 ha sido el primer año de pleno funcionamiento del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, a través del cual todos los Estados miembros de la organización han aceptado un debate público sobre su actuación en materia de derechos humanos. Y, a pesar de todo, el hecho cierto es que la injusticia, la desigualdad y la impunidad siguen siendo hoy día rasgos distintivos de nuestro mundo. (Informe Amnistía Internacional 2008, prólogo, se puede descargar desde la página www.amnistia.cl)

2“De Frankfurt a Foucault: El estudio del poder y el régimen penal en la sociedad contemporánea. Marco Antonio León León. En: Revista de derecho derecho, Universidad Central de Chile, Segunda época, año ix, no 4, enero – junio de 2003.

3Ver, desde la criminología crítica hasta los estudios sobre la violencia y el control social.

4El tránsito desde las sociedades primitivas a la civilización lo constituye la revolución neolítica, término acuñado por Gordon Childe. Para una descrpción de este fenómeno y de los elementos comunes e ineludibles de la civilización ver: Ernest Gellner, Antropología y Política. Editorial Gedisa, 1997. Capítulo 3, de los orígenes (pag 46)

5Es más, la supresión de poder en una sociedad no sólo permite sino que obliga a una organización anarquista o comunista de la producción.

Censura de Rebelión a Wikipedia

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Bajo el síndrome del señor de las moscas.



Cuando nació el proyecto Wikipedia de inmediato me sentí seducido y convocado a aportar con los conocimientos que dispongo. Se suponía que nadie iba andar por ahí seleccionando a propósito de la fama de los autores sino que la propia comunidad decidiría cual es el conocimiento válido mediante la falsación de las afirmaciones previas. Quien quisiera discrepar debía dar sus argumentos no imponer credenciales académicas, el lector y la comunidad se enriquecían ya que quedaría registro de todo el proceso, además un tópico, al ser tratado desde distintos puntos de vista, permitía que los usuarios eligieran aquello que consideraban válido en aquellas materias en que se encuentra todo en discusión. Ese es el caso de las ciencias sociales. Nadie puede dar la última palabra en ellas y qué decir, en las humanidades.

Al poco andar del proyecto surgieron dos tribus que con sus acciones sentaron las bases para que hoy, la enciclopedia libre, se transforme en un sistema complejo de control del conocimiento y al mismo tiempo, en el burdo inquisidor que creíamos desterrado. La primera tribu es la de los extremadamente sensatos que en aras de lo políticamente correcto, eficiente y útil, reclamaron porque algunos usuarios abusaban de la libertad entregada transformando algunos artículos en murallas de baños públicos; otros, los megalómanos, aspiraban a que la Wikipedia compitiera con otras enciclopedias, entonces debían controlarse sus contenidos para que cualquier usuario ignorante pudiera usarla. Ambas tribus convergían sobre los riesgos que implicaba la divulgación de información falsa olvidando justamente que esa era la característica que hacía del proyecto Wikipedia único. Se supone que había que tranzar ya que la Internet iba a ser masificada y la wiki sería el maestro de miles de millones de personas.

Así pasamos de una Wikipedia elitista pero democrática a una ordinaria enciclopedia, sobre abundante y anti democrática como todas las demás. Ahora las policías del saber escudriñan cada artículo en búsqueda de “fallas”, “incoherencias”, “errores”, y como la Internet sigue sin masificarse los únicos perjudicados son los mismos usuarios iniciales ya que los otros, si quieren saber cuanto es 2 +2, siempre tendrán a mano una copia pirata de la Encarta.

Hemos creado nuevas policías de consciencias para proteger la libertad de acceso al conocimiento, olvidando que al hacerlo sacrificamos la libertad de producirlo. Pasamos de la idealista acción comunicativa habermasiana al disciplinamiento foucaultiano de un tris. Ahora que aparecen los cadáveres y no es posible ocultar su pestilencia surgen los hipócritas indignados de siempre con las gastadas pancartas de la libertad de expresión.

Rebelión no es un sitio democrático, no publica los comentarios ni las críticas a sus artículos. Me han re publicado artículos de mi blog sin citarlo, y han re titulado otros para hacerlos calzar con su línea editorial, todo esto dentro de la ley puesto que lo tolero y autorizo. No es necesario que me aprieten el cuello para que diga lo que pienso de Rebelión: Es una página de difusión de ideas de izquierda, y también de propaganda, principalmente castrista y chavista, y en la cual convergen muchos defensores de lo indefendible, como de las FARC; y en el que se reproducen artículos de connotados especialistas en el fracaso de la izquierda con muy contadas excepciones.

Sin embargo, como se ha dicho hasta el cansancio en los foros de Wikipedia, expuestos a la obscena “edición” de los propios policías del sitio, (la cual evitan denominar censura) el reprochable accionar de Rebelión se verifica también en Alterinfos por ejemplo (sitio que publica mis artículos bajo mi expresa autorización) como en tantos otros en que no sólo no los publican, ni mis cartas al director, sino que han tenido la osadía de presionarme académicamente por enviarlas. (El Mercurio en el año 1998 exigió que me expulsaran de la Universidad Diego Portales por haber utilizado el fax de la sociedad de debates para enviarles una crítica) A todos nos consta que los medios “oficiales” mienten, tergiversan, crean opinión, diseminan rumores, presionan, extorsionan, vetan a los periodistas y los persiguen, conspiran contra gobiernos, exculpan a criminales, etc. Los pecados de los medios alternativos, que los tienen, son ínfimos en comparación al de los“oficiales”; la censura a Rebelión es indefendible pero es expresión de algo aún más grave: Que no se nos olvide que quien está censurando es la “enciclopedia libre”.

Lo que ocurre en Wikipedia es una demostración palmaria de que la libertad de circulación de ideas sólo vale respecto de aquellas que colaboran con el acrecentamiento del poder de algunos. Cada vez que el conocimiento se utiliza para liberar las mentes en aras de hacerlo alguna vez con los cuerpos aparecen los custodios del orden y la jerarquía. En las defensas a Rebelión, por ejemplo, se reitera hasta la majadería que los autores de sus textos son connotados especialistas, célebres autores, que ocupan altos cargos en el sistema académico principalmente occidental. Nadie se preocupa de la podredumbre que se divulga a cotidiano por los medios “oficiales” firmados por connotadas personalidades del acontecer mundial; o de los débiles pilares en donde se ha construido el castillo de arena de las ciencias sociales y la academia.

Wikipedia está muerta del mismo modo que la prensa libre de Internet es un mortinato. Aquí no valen los argumentos sino el grado jerárquico que ostente un funcionario, remunerado o no, dentro de una jerarquía, que lo habilita a decir brutalidades y a censurar a quienes se expresen en contrario. Cientos de argumentos sólidos, expresados con elegancia y elocuencia valen tres guindas y una pera ante una burócrata que se hace llamar Gusgus y que exige que Rebelión le exhiba credenciales que ni la Universidad de Harvard es capaz de ofrecer (De que todo lo que publican es neutro, verificable y autenticado) para reconsiderar su unilateral y preventiva guerra santa.

Junto con ocuparnos de la censura hacia Rebelión, seamos coherentes con nuestras propias palabras y digamos con todas sus letras que Wikipedia hace mucho que censura, recorta, tergiversa y controla el conocimiento. Que toda su burocracia y policía ponen en evidencia que el rótulo de “enciclopedia libre” no es una mentira más de las tantas que en ella se contienen sino que la más grave y la única intolerable

No nos prestemos a discutir si la censura fue bien o mal realizada, si es oportuna o inoportuna, consensual o unilateral; concentrémonos tan sólo en revertir esta situación y en proscribir toda censura, sin apellidos ni eufemismos, sin clausulas ni estados de excepción.


La discusión de los wikipedistas sobre el tópico se encuentra disponible en el presente enlace.
lunes, 23 de junio de 2008

A Propósito de las Ballenas.


Sería maravilloso que los seres humanos hayan llegado a un punto culmine de su integrada civilización y desvíen la mirada hacia otras especies, tendiéndoles la mano en sus respectivos procesos emancipatorios. Pero mientras se defienden a los perritos de Chaitén unos niños casi mueren porque hemos decidido que se los debe tener encerrados, ociosos y medicados; mientras defendemos a las ballenas surcan los océanos buques factorías utilizando mano de obra esclava o transportando cargamentos humanos hacia Europa y los EEUU.

Me parece inadmisible perseguir a un animal tan escaso y colosal como la ballena, y dispararle arpones artillados ¿pero acaso no me debería también parecer reprobable que lo hagan con los atunes? ¿Y que con redes capturen a los jureles y la merluza?

Del mismo modo que dejamos que la especie humana prolifere nos apuramos en buscar selectivamente a especies cercanas con la esperanza de brindarles una protección legal disminuida. Reivindicamos más y más derechos, y nuevos titulares para ellos, sin que nos parezca extraño que destinemos helicópteros y comandos militares para rescatar a unos perros, los cuales habitaban los terrenos humanos como nuevos dueños y señores; mientras unos niños, chilenos, bajo protección directa del estado (quien los considera peligrosos para nosotros), carecen de la tutela profesional suficiente para conservarlos con vida. Su precaria vida de pobres, niños y encerrados, se acrecienta con la desidia de una sociedad que los castiga más allá del castigo mismo, ya ilegítimo, y los deja desamparados y dotados de armas para autoagredirse.

Me parece loable que el ser humano trate de disminuir la violencia inclusive castigando a las actividades mercantiles que la utilizan de un modo explícito; muchos creen que la violencia simbólica engendra a la física, se trata sólo de creencias, pero aun así respetables. En lo que discrepo es en el activismo hipócrita que produce, uno tentado a admitir la igualdad esencial de cada ameba y cualquier otra especie obviando que muchas mascotas ordinarias son tratadas mejor que los mil millones de seres humanos que se están muriendo de hambre; además, no es posible demarcar la frontera entre los animales protegidos y las demás especies :¿Porqué la vida de la ballena es más importante que la de un caracol? ¿Se trata del precio de lo escaso? ¿de magnitudes? ¿de la belleza juzgada desde nuestro humano púlpito?

La protección que se asegura a algunos animales y a unos ciudadanos contrasta con la desprotección de miles de millones de seres humanos que ven inflasionarse el concepto derecho mientras no se les respeta lo más básicos, empezando por la vida.

¡Putas que está cagao el Ariel!


He sabido que arenga a sus vecinos desde su jardín,

como si fuera una proa,

en contra de potencias inexistentes.


He sabido que lo ha abandonado su propia madre,

que ninguna lo soporta

aunque cada vez es más difícil saber si realmente le gustan las mujeres.


Su vida se circunscribe al ocio,

a la miseria que cultiva como si fuera un oficio,

a la inmundicia.


He sabido que no le ha trabajado un día a nadie,

y que se jacta de ello.


Que organiza asados y tomateras en viernes santo.

Que habla solo cuando esta sobrio y que ebrio...

... ebrio no se sabe si habla, grita o baila,

se transforma todo en un griterío que ningún cristiano,

o chileno bien nacido soportaría.


Lo he visto llegar tambaleándose,

y forzando su propia puerta,

comprando cervezas a las diez de la mañana.


Llegó a decirme que cuando me relajara me separaría,

cuando aún estaba casado.


Mi madre tenía razón,

es un líder negativo, un pozo sin fondo.


Un anarquista, ateo,

ambiguo sexual,

resentido social.


La autodestrucción es su meta.

Sólo se irá al infierno una vez que nos convenza a que lo acompañemos.

martes, 17 de junio de 2008

Para Entender al Mundo y su Gobierno.

Imperio, hegemonía, civilización y Estado.


El estudio del derecho principia en los albores de la civilización y sus orígenes se confunden con los de la filosofía, la teología y la historiografía. Del mismo modo que cada modelo civilizatorio teorizó sobre sí mismo existen sistemas jurídicos chinos, hindúes e inclusive amerindios, sin embargo el derecho occidental se universalizó coetáneamente a su expansión comercial llegando a la positivación del mismo al suscribirse la carta de derechos humanos que hoy nos rige. Los derechos humanos no consisten en un acto constituyente democrático de escala planetaria sino que la imposición de los valores más altos y loables de una minoría a todos los demás aprovechando la intimidación que producía su potencia militar incontestable. Debido a lo anterior es posible analizar el derecho global como el occidental aplicando sus categorías y extendiendo globalmente las críticas que se le han hecho.

El derecho occidental se basa en dos separaciones radicales: Entre derecho público y derecho privado; y entre derecho nacional e internacional.

El derecho privado rige la personalidad, la adquisición, tráfico y disposición de bienes, y las relaciones de parentesco o estado civil; el público rige la ciudadanía o personalidad política, las potestades y los límites de los órganos estatales, y los derechos civiles y políticos de los ciudadanos. Todo lo mencionado hasta aquí es derecho nacional; el derecho internacional rige las relaciones entre los estados – que se asumen iguales entre sí - , entre los ciudadanos de distintos estados, entre los extranjeros o apátridas relacionándose con estados en que no son ciudadanos y, desde la carta de la ONU en adelante, también las relaciones de las organizaciones internacionales con los estados, con ciudadanos o apátridas.

Este marco sin embargo se ha desdibujado progresivamente en los últimos años debido a las consecuencias públicas de las relaciones civiles si estas se analizan desde una primacía normativa de los derechos fundamentales, como por la imposición de algunos sujetos de derecho internacional de su parecer independiente de las normas que se habían comprometido a observar.

De la distinción derecho nacional e internacional penden, entre otros asuntos, el modo en que se relacionan los países del primer mundo con los inmigrantes; se trata de un tema fundamental puesto que el sistema interestatal se ha transformado en la mejor excusa para el primer mundo para administrar liberalmente la riqueza y condenar a los pobres a vivir en otros lugares en donde la carencia impide hacerlo.

Un poco de historia:

La génesis de occidente no se encuentra en el antiguo testamento sino que en la historia griega y romana; si retrocedemos hasta mesopotamia nos sería imposible distinguir entre oriente y occidente1 ya que el origen ha sido común y sólo es posible observar diferencias en las particularidades del derrotero.

Las fórmulas políticas ensayadas en la Grecia, que no necesariamente se inventaron allí pero que ellos sistematizaron y escrituraron, fueron aplicadas rigurosamente en Roma y desde entonces el modo de gobernar en occidente ha sido básicamente el mismo. Atenas imponía su voluntad mediante su capacidad técnica, diplomática, financiera y militar, cooptaba a los pueblos aledaños haciéndolos partícipes de sus empresas en calidad de socios disminuidos. Este modo imperial de gobierno fue aplicado por Roma para quién las diferencias culturales de sus imperados eran irrelevantes no así su tributación que era esencial. Gobernar para Roma no consistía en que el alcantarillado de un pueblo sea decidido centralmente sino en que cada uno, aunque se encontrara en la periferia del imperio, trabajara para los intereses imperiales.

La caída formal del imperio romano de occidente no implicó la obsolescencia de sus fórmulas; al reformularse drásticamente la economía, pasando desde las ciudades hacia los feudos, las relaciones ciudadanas mudaron en noblinarias: El medievo se constituyó como una Roma sin plebeyos ni peregrinos en que cada señor gobernaba su territorio y las disputas entre estos se dirimían apelando a un órgano legitimado por todos conducido por el sumo pontífice.

El poder siguió radicado en Roma hasta que la expansión económica producida por el auge del comercio y de las conquistas en ultramar permitió que algunos reinos pretendieran emanciparse del poder central del papa reclamando una fuente de legitimación propia.

La disputa originada por las ambiciones territoriales originó la guerra de los treinta años y el tratado de Westfalia consistió en la admisión de una tabla según las reglas del ajedrez: Nadie gana, nadie pierde. Este acuerdo implicó la vigencia de los principios de Hugo Grocio que son los que hasta hoy se les atribuye a los estados nacionales: Los estados son soberanos e iguales ya que rigen sobre un territorio en forma absoluta sin darle cuentas a nadie2; ningún estado debe interferir con otro; no existe ningún poder ni autoridad supraestatal. El pontificado deberá buscar un nuevo lugar en la historia.

La soberanía de los estados nacionales no posee una racionalidad anterior, ni responde a fines socialmente aceptados es más, desde entonces ha sido el principal pretexto para emprender campañas bélicas. Los estados son entendidos como un trofeo al que cada uno lo obtuvo producto de un sanguinario parto. La “comunidad internacional” está compuesta por estados formalmente iguales y se manifiesta contraria al desmembramiento de los estados actuales, y a la constitución de otros nuevos; esto por muy democrático que sea el proceso nuevo o muy espurio el origen de los actuales. Como en un macabro juego rige la voluntad del primero que llegó y clavó una bandera en un charco de sangre, desde entonces todo aquel que nace en ese territorio no puede discutir la legalidad de una decisión en que ni él ha concursado como tampoco sus ascendientes. No existe ningún estado que pueda exhibir las credenciales democráticas o republicanas de las cuales presumen en sus constituciones: Los EEUU expulsaron a Ingleses y Franceses pero para ser tales tuvieron que esclavizar a los afroamericanos, aniquilar a los terratenientes sureños (y de paso a una gran parte de estadounidenses), a inmigrantes irlandeses, italianos, mexicanos, portoriqueños, anexar territorio mexicano, y transformar en protectorados al caribe y gran parte de américa latina, etc.

Sin embargo al constituirse la ONU se estableció una clausula de supremacía de algunos estados sobre los demás y sobre la misma. De este modo el cuestionable principio de soberanía estatal se abrogó definitivamente positivandose lo que inveteradamente era lo usual: La comunidad era tan sólo una fachada de una comunidad mundial entre imperios en que la inviolabilidad de éstos se encontraba custodiada por su potencia militar no por el derecho; y en que a los pequeños nadie los defendía y sólo les quedaba buscar el patrocinio de una potencia aledaña.

La primera y segunda guerra constituyeron el punto de inflexión en donde se pusieron en juego todos los términos de Westfalia y más aún ya que no se trataba de un asunto que aquejaba solamente a Europa o a sus colonias: A principios del siglo veinte ya no existían fronteras3, y los intereses imperiales europeos comenzaban a colisionar con imperios modernos como el japonés y el estadounidense. A diferencia de la tabla de Westfalia, la segunda guerra concluyó en un jaque mate de los EEUU a todos los demás, y en la parcelación del mundo entre imperios de primera y segunda. El consejo de seguridad de la ONU incluyó a quienes tenían posibilidad de vetar las decisiones estadounidenses desatando un infierno nuclear o augurándoles una pírrica victoria.

Los hechos acaecidos desde la caída del muro de berlín hasta la fecha demuestran la obsolescencia del consejo de seguridad de la ONU. No porque haya que incluir otros miembros permanentes por haber alcanzado poderío nuclear como es el caso de Israel, Pakistán, India y varias ex repúblicas soviéticas, o por que se lo deba hace más representativo incorporando a Brasil o México. Lo que ha obsolescido es la posibilidad de veto o de “aguarle la fiesta” que tienen los otros miembros al ejército estadounidense: A la amenaza nuclear los EEUU han opuesto su tecnología para monitoriar el mundo entero, atacar desde cualquier frente e interceptar los misiles balísticos que se dirijan a su territorio. No se trata de que tengan una bomba más destructiva que en los cincuenta (aunque si la tengan) sino en la invulnerabilidad de su territorio frente a cualquier amenaza conocida. Debido a eso, del mismo modo que erigieron a la ONU, en la práctica hoy la han disuelto.

Lo que confunde a todos, pese a lo evidente de los últimos hechos aquí descriptos, es la supervivencia de las categorías que se aplicaban para analizar el sistema romano, feudal, de Westfalia, de guerra fría y actual se conservan confundidas y entremezcladas con los sistemas racionales construidos para legitimar a cada una en su momento. Ni la soberanía fue tal en la propia era de Westfalia ni la vigencia de los DDHH fue la norma en la guerra fría. La comprensión del mundo actual requiere disipar la confusión aplicando las categorías coincidentes con la realidad actual, marginando a su lugar a las ideologías y a las mistificaciones. Poseemos un basto acervo conceptual para hacerlo, no es preciso inventar nada nuevo, sólo miremos por la ventana y apliquemoslos.

Imperio, hegemonía, estado y gobierno.

La experiencia de los imperios antiguos y en especial del romano, ha producido una basta literatura sobre los imperios. Sin embargo la teorización crítica actual se nutre fundamentalmente en Lenin y Luxemburgo asumiendo al imperialismo como una fase superior del capitalismo. Desde una interpretación progresista hegeliana de la historia ya no es posible utilizar la riqueza de la era imperial romana ya que se trataría tan sólo de un antecedente. El error común consiste en creer que a lo sumo la historia acontece una vez como tragedia y otra como comedia ya que existiría un trazado transcendental que nos conduce desde las cavernas hasta el progreso.

Desde que hay civilización los sistemas de gobierno han sido los mismos y no nos debe confundir la sofisticación de algunos. No se trata de aplicar categorías romanas a la actualidad sino de comprender de qué modo y hasta qué grado las diferencias entre nuestro momento histórico y los de cualquier civilización predecesora son accesorias.

La discusión sobre si nuestro sistema actual lo consideramos un imperio o la hegemonía de algunos grupos sobre estados nacionales dependientes4, olvida que el ejercicio del poder no consiste en legislar o en influir en la legislación sino que en imponer la voluntad; que gobierna quien consigue que su voluntad sea la norma no quien la aplica en su faz técnica.

Un imperio se entiende en la actualidad como un supra estado multinacional que rige sobre bastos territorios, pueblos, naciones e inclusive estados. Sin embargo el concepto de estado nacional soberano corresponde a una ficción aplicable a un breve espacio de tiempo que no se corresponde a la realidad a lo menos hace 64 años. Del mismo modo los conceptos de pueblo y nación son mistificaciones surgidas en la Europa romántica y que perviven gracias a la evocación poética.

Si asistimos a un mundo integrado, en que todo conflicto es una guerra civil5, carecemos del principal elemento histórico para la definición de los imperios: Su expansionísmo bélico que exige fronteras y bárbaros.

Si bien el poder se ejerce como en un imperio, en forma inorgánica, caótica y desterritorializada, esto no impide que exista un gobierno: Un grupo gobernante, que impone su voluntad sobre la humanidad. Pero también podemos decir que el poder se ejerce como en toda civilización o como en todo estado.

EEUU no es un imperio ni es el imperio. Si bien el ejército imbatible que conocemos porta su bandera, los intereses que custodia son globales y pueden ser puestos al servicio de cualquier grupo económico independiente del domicilio de sus casas matrices. Lo fundamental es el control del mundo y eso pende hoy del dólar, de la bolsa de Wall Street, del Nasdaq, de la bolsa de alimentos de Chicago, del mercado de petroleo del golfo de México, etc. No nos debe sorprender que la económica de los EEUU, si la analizamos desde la contabilidad segmentada a la que estamos acostumbrados, incida en la vida de los habitantes de ese lugar mermando su poder adquisitivo, pero eso no implica que la casa blanca se traslade a Franfork o a Beijind; posiblemente el ojo lento de muchos analistas los hará caer en la trampa pero la constitución del mundo seguirá inalterable con total prescindencia de las disputas entre la clase dirigente del mundo.

Cuestionar el concepto imperio oponiendo el de Estado pareciera una mera cuestión de estilo pero esa discusión encierra muchas otras: En primer lugar, el uso ideológico del concepto imperio impide asumirlo como un ejercicio de poder real pero que se ejerce desterritorializadamente es decir, es difícil sino imposible hablar de imperio sin referirse al imperialismo y aún más sin llamarlo imperio norteamericano; Segundo, Negri y Hardt han omitido al gobierno en su conceptuación del imperio y además siguen entendiéndolo dentro de un plan cósmico en que sería cualitativamente superior a sus formas predecesoras; Tercero, la incapacidad de entender al sistema mundial pende de la incomprensión de lo que han sido los estados nacionales es decir, que lo nacional ha sido sólo un mito y que ninguna soberanía cabal ha regido; Cuarto, si alguna identidad original, al menos conceptualmente, permite la convergencia de la izquierda es su oposición al estado pero no a uno en específico sino que a una formación a la que denominamos tal. Reconceptualizar al estado puede reorientar la lucha, por ejemplo el concepto jurídico Kelseniano de estado lo asume como la acumulación de todo el poder existente dentro de un territorio el que se ejerce necesariamente en forma vertical. Luchar contra la verticalidad del poder parece una finalidad general pero mucho más concreta que las actualmente en disputa.

La forma estatal es como se organizó el mundo al civilizarse y hoy, al integrarse todas las civilizaciones en una sola, decaer todos los imperios al ser absorbidos en un comercio mundial, integrado y desterritorializado, desaparecen las fronteras naturales y culturales, tenemos una humanidad regida por las mismas normas esenciales y gobernada - en lo central- por los mismos individuos: Aunque en cada municipio sigan decidiendo si las bolsas de basura van a ser negras o naranjas y cada habitante si compra alimentos o padece de hambre, las decisiones gerenciales del mundo la toma un grupo indentificable de personas.

La consolidación de la civilización es la dominación de unos pocos sobre todos. Luchar por algo mejor es buscar superar no a los EEUU, ni a Europa, ni a China, ni a occidente; es superar el concepto mismo de civilización, su necesaria forma estatal y su antidemocrático gobierno.

1La distinción oriente y occidente carecer de rigor científico e histórico sin embargo es posible distinguir a occidente del sistema mundo por su preponderancia económica, cultural y militar desde hace al menos trescientos años.

2La soberanía de los estados es equivalente al concepto etrusco romano de la propiedad privada: El dominio absoluto e ilimitado de un hombre sobre una cosa. Para legitimar republicanamente esta tiránica posición se recurrió al mito del pacto social sea en sus formulaciones del mal menor de Hobbes, del acuerdo racional entre pequeños propietarios de Locke y la voluntad general de Rousseau.

3Por frontera se entiende un territorio aún no conquistado. Heriberto Cairo Carou. Territorialidad y fronteras del estado-nación: Las condiciones de la política en un mundo fragmentado. Política y Sociedad, 36 (2001), Madrid (pp. 29-38)


4Esta discusión se encuentra sintetizada en: La Justicia de los Vencedores, de Nuremberg a Bagdad. Danilo Zolo, Edhasa, Buenos Aires 2007. Pag 133.

5Jean Luc Nancy, "La comunidad enfrentada".

lunes, 16 de junio de 2008

Paralización de los Profesores.

Desde los eufemismos de la ministra hasta Peña cuadrando el círculo.


La ministra de educación sigue haciendo gala de su mala educación esta vez con unas declaraciones que hubieran ruborizado a Francisco Javier Cuadra: No hay paro, hay una una jornada de reflexión. Por su parte el alcalde de comuna de la Florida, Pablo Zalaquett, en su calidad de presidente de la comisión de educación de la asociación chilena de municipalidades, dice que él en su comuna habría echado al presidente del colegio de profesores y que dudaba si era capaz de aprobar la prueba de selección universitaria. El domingo Carlos Peña, en su tribuna en el diario el Mercurio, se paseó impunemente desde Wittgenstein hasta Habermas para defender su posición interesada de representante de una universidad privada.

Lo dicho por la ministra es impresentable debido a que el mismo Zalaquett, opositor furibundo y destemplado al movimiento, reconocía que el paro alcanzaba al 70%. Toda política comunicacional debe tener una relación con la realidad; mentir y mentir, pues algo queda, es un método desacreditado y en este caso descalifica a la ministra entorpeciendo que pueda arbitrar una solución. El gobierno sin presentar una solución al problema además colabora transformándose en parte esencial del problema.

Zalaquett no es el ciudadano más indicado como para intervenir en un debate como este; Fuera de su simpatía no exhibe ningún otro mérito para administrar su municipio. Al descalificar a los profesores les ha reforzado su propio argumento: Es tal la crisis en la educación en Chile que sujetos como Zalaquett pueden llegar a la cúspide en las políticas educacionales.

Carlos Peña, que participó en la comisión presidencial de educación, sostiene que el lenguaje es necesariamente público y por ende la educación también, entonces es irrelevante que tal tarea la desempeñe una institución pública o privada. Sostiene además que se debe regular el sistema educativo definiendo sus rasgos centrales. Sus reflexiones son bastante superficiales ya que soslaya que si se define a lo público desde los bienes comunes ha elegido el argumento más débil ya que hoy alguien puede hacerse propietario de comunes tales como el código genético; la industria del software sería casi incomprensible sin la apropiación de sistemas de comunicación altamente complejos (según él públicos); además evita reconocer su interés directo en la discusión, con lo cual instrumentaliza las reflexiones de algunos notables sobre lugares comunes para desviar la atención. En suma su argumento es sobre la irrelevancia de distinguir entre lo público y lo privado pero al utilizar una concepción tanto laxa como superficial impide distinguir entre ambos.

Los profesores, y los grupos que se han asociado con ellos, consideran que el estado debe garantizar una educación pública de calidad. A esto se deben hacer las siguientes consideraciones: Primero, nuevamente se comete el error de discutir sobre una ley olvidando que lo relevante es la institucionalidad que esta crea que pasa más por la voluntad de ejecutarla en su debido momento y forma, sin esa voluntad la ley es letra muerta y el trabajo empleado en que se apruebe tal como uno quiere es una pérdida de tiempo; Segundo, la opción por la educación de calidad de todos los habitantes de nuestro territorio es una decisión mucho más profunda de lo que se quiere presentar, consiste en girar en ciento ochenta grados el sistema económico y político del país; Tercero, la expresión de los legítimos intereses de los profesores no necesariamente van dirigidos a mejorar la calidad en la educación sino que en mantener su situación tal cual y en lo posible mejorarla.

La aprobación o desaprobación de la ley general de educación este miércoles no va variar en nada la situación actual; tampoco una que agregue a la fuerza un inciso segundo que diga “el estado garantiza una educación pública de calidad”. La solución se conoce hace mucho tiempo y el gobierno lo único que quiere es pasar el temporal sin cambiar el rumbo.

Una educación pública de calidad no consiste solamente en respetar al gremio de los profesores y mejorar su situación desde lo que ya tienen sino que invertir ingentes recursos en los más niños pobres, digo invertir no gastar, para que estos luego con sus conocimientos produzcan riquezas suficientes para que Chile se pueda decir con propiedad un país desarrollado. La mezquindad de nuestras autoridades y de nuestra clase dirigente permite dudar de sus intenciones de mejorar la educación, y calificarla como una retórica destinada a desmovilizar al disenso y en caso extremo a su criminalización. Todo se trata de ganar tiempo, que la lluvia o los exámenes rompan todo, y que luego el mercado obligue a cada uno a vender su alma por el menor precio de modo que el fundo se mantenga silente, conforme y controlado.

El Nudo Gordiano de la Economía.

El futuro nos depara una crisis tras otra y aun no inventamos un remedio.


Despejemos algunos mitos: Primero, cada vez que hablamos de economía nos referimos necesariamente a un tema mundo aunque la contabilidad compartimentada nacionalmente nos hace caer en la trampa de ver al mundo como la suma de las partes; Segundo, independiente de lo anterior es posible que algunos obtengan mejoras o prebendas sea por colocarse en el paraguas de una administración estatal exitosa o de algún grupo de presión; Tercero, el crecimiento económico ni implica necesariamente desarrollo y además puede tratarse que no estemos evaluando rigurosamente los costos de producción; Cuarto, es posible una crisis económica sin existir una crisis de producción y que además no redunde en una, la actual es un cabal ejemplo; El mercado es el sistema más eficiente de producción y distribución de bienes, y se basa en la disparidad de poder en los actores, la igualdad para ser tal debe ser política, económica y jurídica, pero no conocemos de un sistema económico que permita producir y distribuir igualitariamente.

Según el conocido aforismo la economía es el método que permite articular las necesidades ilimitadas del hombre y la escasez de los recursos. Pero las necesidades del hombre son tan limitadas como los recursos existentes no así su ambición que en algunos casos, no en todos, puede ser ilimitada. Me pregunto si defender esa apetencia desmesurada de algunos, indolente con la carencia de la mayoría, es un valor político posible de defenderse democráticamente; lo que ha ocurrido es que se menciona esa apetencia compulsiva de algunos como el motor de la economía por ser la única fuente de riqueza social, se dice que el creador lo hace para ganar dinero no por la satisfacción de la tarea cumplida.

Cuando la economía por el contrario ha intentado transformarse en un método de articular que cada uno aporte según sus capacidades y se provea según sus necesidades no hemos encontrado que las millones de decisiones de oferentes y demandantes deben ser sustituidas por las de otros – los burócratas – quienes custodian la igualdad de todos a fuerza de colocarse por encima de todos los demás.

Ambos sistemas de producción han sido ensayados e implementados históricamente y ninguno ha satisfecho las aspiraciones morales y políticas que pretendían custodiar, es más, el actual sistema capitalista desplegado mundialmente se fundamente tan sólo retóricamente en la democracia, en el liberalismo político y en la mejora progresiva – utilitarista- de la humanidad. No solamente es posible un capitalismo de mercado sin liberalismo político como bien lo ha demostrado en su momento Brasil, Chile y ahora China con elocuencia sino que se hace cada vez más difícil sustentarlo con prensa libre, libertad de asociación y de reunión.

Pero el nudo gordiano del capitalismo no está en las dificultades para legitimarlo ya que es posible simplemente proseguir indefinidamente con la producción simbólica de enemigos internos para capturar adhesión y comprar silencio e indiferencia. Es más, la internet no necesariamente conduce a que el conocimiento, la información y la opinión circulen libremente ya que el capitalismo no es un sistema en que libres oferentes se relacionan con libres demandantes sino que una relación de dominación ¿porqué esta dominación no se iba a replicar en la web? No es necesaria la censura para callar ni tampoco las bayonetas, esa es la mayor fortaleza del sistema actual y lo que se refuerza con la esterilidad de los proyectos que intentan destruirlo o transformarlo mediante la fuerza. La debilidad de capitalismo no radica en el exitoso precedente que puede exhibir, ni en el presente rebosante en alimentos y artículos de consumo; sino que no le ofrece un futuro a la humanidad a la estatura de los estándares actuales.

El capitalismo fue prolífico mientras se pensó que los bienes eran escasos pero existían reservas de insumos ilimitadas. Había poco petroleo extraído pero las reservas eran infinitas; la apetencia ilimitada de unos se correspondía a un progreso continuo lo que incentivaba la reproducción física de los habitantes sin control de modo que el producto generado por los hijos jóvenes sanos bastaba y sobraba para para las pensiones de los niños, los adultos mayores y los enfermos.

No sólo el petroleo se está acabando sino que el aire que contiene sus emisiones; el crecimiento sin control era el anhelo legítimo de todos los condenados por generaciones a ser pobres, una apetencia contenida que ahora está desatada. Aunque los africanos y americanos alimenten de mano de obra a Europa y a los EEUU, la producción de ambos no puede crecer de modo de universalizar su actual modo de vida, y el crecimiento desatado de China adelanta el reloj de un colapso ambiental y de una crisis mundial de carestía. Que no se nos olvide que la crisis actual es sólo especulativa: Aún hay comida, aún hay petroleo, aún tenemos agua, suelos cultivables... aún tenemos esperanza.

La economía debe reformularse de modo estudiar de qué modo mantenemos inalterable la ecuación entre incentivos y desincentivos al mismo tiempo que universalizamos un sistema de vida más frugal que el actual que nos permita hacer sustentable la humanidad para todos, y que eso no implique un sistema opresivo peor al que ya tenemos o parecido a los burdos socialismos reales.

El capitalismo es exitoso porque consiste en la replica de la ley de la selva. Este barbárico modo de organización social contrasta con las sublimes creaciones de la humanidad. Es preciso tomar el control racional del mundo pero al mismo tiempo no podemos matar al paciente en aras de mejorarlo: La economía al igual que la medicina debe intervenir en la dinámica y la complejidad; y no puede guardar en el refrigerador a la humanidad mientras se encuentra la cura.

Los objetivos políticos liberales lejos están de ser universales y su único modo de pervivir se encuentra en su materialización; que dejen de ser una retórica es la única defensa adecuada que se puede hacer de ellos puesto que hoy se encuentran severamente amenazados.

En otros tiempos con razón pensábamos que una crisis económica mundial le daría la oportunidad a un sistema más justo; hoy con razón pensamos en todo lo contrario: Mientras no tengamos un sistema de respaldo que podamos defender las crisis sólo auguran muertes y el desmantelamiento de la fachada liberal de primer mundo que mucho nos confunde pero que también nos inspira.

viernes, 13 de junio de 2008

Sumersión.


(Maipú 22 de Junio de 2008)


De regreso.

Todo era tan simple,

reencontrarse, adentrarse en uno mismo.

El largo camino de vuelta,

a la niñez, a lo sencillo.


Tantas sonrisas condescendientes en el éxito,

y las miradas lastimeras en el fracaso.

La larga lista de los que siempre sobran,

de quienes no son y aún así traicionan.


De regreso, las miradas regordetas de los niños,

aquellos que fuimos, aquellos que somos.

Todo estaba tan claro,

pero había que recorrer el mundo para aceptarlo.


El largo camino hacia lo que fuimos,

de regreso, a mi barrio, a los míos.

Todo era tan simple,

pero había que verlo todo,

probarlo todo,

sentir lo todo,

para estar tranquilo con sólo ser

lo sido.


Me abrazo y recupero el calor perdido,

de tanto dar a quienes no precisan,

ni sienten ni comprenden.

De dar lo que no se precisa,

lo que no se siente ni comprende.


Desde aquí, desde mi probeta,

junto unos palos y construyo edificios.

Juego, como un niño,

sólo para entretenerme,

sólo para perder el tiempo,

como si alguien hubiera inventado el modo de ganarlo,

como si alguien hubiera inventado el modo de ganar.


De regreso, comprendo:

Había que vivirlo todo para quedarse con el comienzo.


Bis.

Me dijiste “estás cambiado”,
por cierto, son veinte años.
El pelo crece y el derrotero...

Pero con otros todo fue distinto,
nos abrazamos, no dijimos nada.
Nos miramos a los ojos y lo sabíamos:
éramos los mismos.

Con las ganadas y las perdidas,
aquellos a quienes no les conociste la primera polola,
sus hijos,
sus sufrimientos.
Abrazados y silentes,
satisfechos con sólo verse.

¿Qué podríamos conversar?
¿Que es uno a los ocho años?

Podríamos haber mentido,
haber hablado por los codos de los que no pudieron llegar,
de los que quedaron en la vera del camino,
de los que se tragó la tierra,
la inclemencia de los tiempos,
la fragilidad del ser humano.

Pero ese abrazo silente era suficiente,
sé que en veinte años podré verlos y seremos los mismos.
Con más ganadas y más perdidas,
con divorcios, muertes y...

la inclemencia del tiempo,
de los tiempos,
del ser humano.

Forjados en un crisol gris y amargo,
dictatorial, mísero.
Muchos conservamos la sonrisa,
la hidalguía,
el brillo en los ojos de la travesura descubierta.

Recordé que fui niño, y que fue más bello de lo que el balance propio arrojaba.
Creía en mi memoria paquidérmica,
y cada uno me habló de lo olvidado.

Entrañables, nuevamente sentados en el asiento trasero.
En el borde,
lo que somos, lo que fuimos.
El camino dispersó nuestras ingenuidades
y ya no estuvimos ahí, para contenerlas.

Las mezquindades aún nos separan,
y seguirá siendo:
El tamiz de la fortuna captura a unos y el de la honestidad a otros.

Sé que en veinte años sólo querrás hacer lo mismo que anoche,
sólo abrazarme, sólo mirarme.
Porque no valen las palabras ni las escusas,
eras tu, con los mocos colgando,
con un pan con mantequilla en la mano,
con una pelota plástica embarrada.

Eras tu, el mismo.


lunes, 9 de junio de 2008

Agoreros, Pesimistas y Opinofilos.


El problema es la mala educación.


Antes que Ricardo Lagos Escobar fuera ungido como “capitán planeta”, seguramente en retribución a su invaluable contribución al capitalismo trasnacional, fue presidente de la república, ministro de obras públicas y ministro de educación, que no se nos olvide. Una de sus frases memorables es “agoreros del pesimismo”, barbarismo que pasó inadvertido tanto en los medios como por sus adversarios más aún, la frase se reitera una y otra vez, y hasta nuestra presidenta la ha utilizado en discursos oficiales.



En la misma época alguien acuño el neologismo “opinólogo”, y a nadie pareció molestarle cual encontrado estaba el término con lo que se quería expresar: Se le llama opinólogo a alguien que opina sobre cualquier tema irrelevante en forma compulsiva y careciendo de fundamentos; se trata de una opinión liviana, no necesariamente argumentativa, de alguien profesionalmente neófito; de una agresión verbal continua, abusiva de la libertad de expresión, y que inclusive la reduce al absurdo. Un opinólogo, según los que usan y abusan del término, no es quien sabe o estudia la opinión - si es que queremos darle algún sentido - sino aquel incontinente verbal dedicado a lo que los mapuches llamaban cahuín y los chilenos pelambre. Si con algún término aparentemente elegante podríamos denominar a los profesionales de la opinión trivial, mística y no fundamentada es el de opinofilo. Aunque me parezca grande ese término al menos se acerca a lo que se quiere decir, del mismo modo que el actual no tiene ninguna relación salvo el que se haya institucionalizado gracias a la mala educación de periodistas y de los consumidores de los productos ofrecidos por estos, a quienes no les importó la imposición del neologismo ni recabaron en el barbarismo.



En el muro de muchos liceos santiaguinos se reza el eslogan “keremos huna mejol edukazión”. Se trata de la quinta esencia del humor negro puesto que los jóvenes reconocen que se les ofrece una educación deplorable y sin embargo la mayoría descansa en que se les debe escuchar a ellos, los mal educados confesos, para reformarla.



En el otro lado de la mesa se encuentra la flamante ministra que sostiene regulares pláticas con cristo, integra el directorio de paz ciudadana – una nefasta institución destinada a tiempo completo a la mala educación1 – y gobernó una prestigiosa casa de estudios superiores; sin embargo, haciendo gala de su mala educación en otros asuntos, se enemistó al asumir con el poderoso gremio de los profesores, con los estudiantes y con los políticos de su propio sector.



Cuando ingresé a la universidad mi mayor temor fue el de enfrentarme en mi calidad de egresado de una escuelita numerada con aquellos que provenían de los mejores colegios del país que por lo general sus padres pagaron mensualidades más caras que los privativos aranceles universitarios. Sin embargo la diferencia de formación nunca fue un factor determinante; sí el modo en que se relacionaban, su disciplina y sus “contactos”. El problema de la mala educación es generalizado; los mejores alumnos de los mejores colegios no saben pensar y eso es lo que explica que cuando les toca gobernar sólo recurran a sus antiguos apuntes implementando las mismas fórmulas que fracasan una y otra vez. Su éxito es directamente proporcional a su disposición a cumplir ordenes y eso genera muy buenos burócratas pero no la masa crítica que requiere un país que pretende ser desarrollado.



¿El país que tenemos es producto de una élite que decidió entre cuatro paredes que seríamos extractores de materias primas y consumidores compulsivos de productos foráneos o sencillamente todo ocurre por la precariedad intelectual de la propia élite, que es transversal pero reproducida desde arriba por ésta? Es una cuestión complicada pero cualquiera sea la respuesta hace imposible implementar una buena educación: Si se trata de un complot de la élite se la debe derrotar políticamente, y militarmente, para forzarla a implementar una nueva economía que pretenda incluir a todos en un proyecto de desarrollo nacionalista; pero si el problema es la mala educación de la propia élite ninguna posibilidad existe salvo que queramos ser iluminados a la fuerza por alguna potencia foránea.



Manuel Guerrero, una persona bien intencionada, y bien educada, ha escrito una columna que pone de manifiesto mucho de lo aquí señalado: La educación es vista como un capítulo más en un libro de cocina y se menciona detalladamente qué reivindicar formalmente pero sin explicar qué se encuentra en disputa. Se trata del habitual panfleto destinado a compilar firmas en el dorso que supone que el suscriptor es un consumidor pasivo de estos productos y quiere obtener su absolución política mediante un movimiento de muñeca, un ejercicio de ciudadanía fast food. Si hablamos de democracia, así opinófilamente, sin considerar primero de qué modo podemos sustentar el gobierno de todos incluyendo a los malos educados, y luego les entregamos un recetario sobre qué reivindicar asumiendo que no están capacitados para pensarlo por sí mismos; es por una parte un acto de clientelísmo intelectual y por la otra de demagogia. Si asumimos que hay una crisis en la educación porque a los pobres no se los dota de las competencias básicas para competir en el mundo de hoy no podemos convocarlos a ellos mismos como interlocutores válidos ya que hemos asumido desde el principio que son incompetentes. Se trataría de un problema de la élite y lo primero que se debe definir es si ésta está dispuesta a revolver el gallinero lo suficiente como para que chile sea una potencia del siglo XXI en vez que la eterna promesa del siglo XX. Si la élite no está dispuesta deberemos crear el modo de forzarla a hacerlo pero en ningún caso podemos apelar a lo popular, asumido como mal educado, para que se procure la educación por sí mismos, puesto que aunque se destinen ingentes recursos no se hará otra cosa que más de lo mismo.



Existen alumnos y profesores, lobbistas y dirigentes, ministros y ex presidentes mal educados. En sus manos está el destino de nuestra patria. Al menos los estudiantes asumen su condición; pero los ahora convocados a tomar las decisiones son los peores malos educados: los que no se asumen como tales. ¿Cómo ser optimista, pájaro de buen agüero, ante ese panorama?



Un opinófilo marginal, autodidacta pero responsable, debe sentirse también un esclavo de los hechos puesto que es el único modo de luchar contra la mala educación. Cada vez que buscamos confundir, cada vez que capturamos adherencias fáciles, aunque digamos que lo hacemos por el bien de todos nos servimos de algunos, les negamos los conocimientos, los castigamos, los oprimimos. Eso nos convierte no sólo en malos educados sino que también en malos educadores.

El Autor Sugiere los siguientes artículos Relacionados:


La nueva marcha de los Pinguinos.
La Fragilidad de Nuestra Economía
La Educación en Chile: El Fraude de la Pirámide


1Ricardo Lagos en su campaña presidencial declaró que el firmaba todo lo que escribiera paz ciudadana. En esa fundación también participaron activamente otros personajes relevantes en el tema educativo: el ex ministro de educación Sergio Bitar y el autodenominado sociólogo José Joaquín Bruner. La actual subsecretaria de carabineros fue directora de estudios de paz ciudadana. La fundación paz ciudadana fue constituida por el dueño del Mercurio Agustín Edwards después que su hijo fuera secuestrado; su finalidad fue desde el principio influir en la opinión pública para que esta demandara mayor control y represión al estado mediante campañas de insegurización. Ver “La Guerra y la Paz Ciudadana”, Marcela Ramos, LOM; Jorge Ojeda Frex, La Jihad de Occidente; Criminalización de Tercera Vía, Ariel Zúñiga.
jueves, 5 de junio de 2008

El Paro de los Camioneros.

No estamos en los setenta.


Algunos asiduos a las historietas las prefieren antes que a la historia y se quedan con los términos vaciados de conceptos: Otro gobierno socialista, otro paro de camioneros, y eso les basta para un análisis.

Lejos estoy de ser un defensor del gobierno de Allende, cuando tuvo su oportunidad debió frenar como se lo pedía el PC o avanzar sin tranzar y no optó por ninguna de esas alternativas; su martirio condenó a su pueblo sin darle siquiera la opción de luchar por lo que sentía justo. Pero distinto, muy distinto, es caer en el juego de los caricaturistas y tratar de realizar la más mínima asociación entre Allende y Bachelet.

Ni son los camioneros financiados por la CIA ni intentan reaccionar contra una revolución social. Por otro lado el impuesto específico al petroleo se acerca cada vez más a ser un impuesto confiscatorio para quienes se dedican al transporte.

Los costos generados por el uso de combustibles fósiles son cuatro veces mayores a los que ellos le cuestan al consumidor pero el problema es que no existe una alternativa energética: La opción que se debe tomar es entre el humo o la barbarie.

A nadie le parecería injusto que las mujeres trofeo que se pasean en sus cuatro por cuatro entre el gimnasio y el decorador de interiores paguen lo que efectivamente cuesta la bencina y el diesel, el problema es que nuestro gobierno es de aquellos que no pueden distinguir entre este consumo suntuario y redundante, y el que realiza el obrero para deshumedecer su casa evitando la bronconeumonia. El resultado es que el anciano de Lo Prado y el recién nacido de Pudahuel subsidian con sus enfermedades respiratorias, y a veces con su vida, el juego de adultos de “enchular autos” y correrlos; al que no va a la esquina sin su autito; y a todos los que hacen largos viajes solos en sus automóviles en busca de combatir el tedio.

Se dice que el transantiago está subsidiado pero paga impuesto específico de petroleo al igual que los demás y por lo mismo es casi tanto lo que da como lo que recibe. No tiene explicación que un aumento internacional del precio del petroleo signifique que el fisco recaude más impuestos; pero sí la tiene el que cada uno pague lo que ensucia.

En Argentina los productores de soja reclaman por que Cristina Fernandez intenta gravarlos con un impuesto muy similar al que hoy se paga por los combustibles y el gran error de ella ha sido no distinguir entre los grandes sojeros y los pequeños. En el mismo error ha caído el dogmático equipo económico de Bachelet metiendo en el mismo saco a la Tur Bus y al pequeño transportista.

Se debe discutir el impuesto a los combustible pero desde un prisma completamente diferente: Primero, se deben sincerar los costos reales que genera el uso de combustibles fósiles (o externalidades negativas como se les llama eufemísticamente) de manera de cobrárselo a quienes los generan; Segundo, se deben reconocer como subsidios todos los usos de combustible que no pagan íntegramente los costos que generan y se los debe tolerar, siempre y cuando, existan finalidades superiores a atender como el crecimiento de la economía del país. Digo del país, no de la contabilidad de las grandes empresas.

En palabras sencillas, no se trata de eliminar el impuesto sino de reconocer que éste, aunque al borde de lo confiscatorio por el alto precio internacional del crudo, a penas cubre los daños ambientales y sanitarios que produce su uso, pero al mismo tiempo esos daños son inferiores a los que produciría su no uso.

Que paguen aquellos que no necesitan del estado, al menos no se cansan de decirlo así, lo que realmente cuesta el petroleo y la bencina (unos tres mil quinientos pesos el litro); y que se exima de impuestos a quienes lo utilizan con fines productivos o de supervivencia.

El día que alguno de los genios Harvard del gobierno se les ocurra algo tan sensato y tengamos una clase política dispuesta a implementarlo será cuando podremos decir orgullosos que Chile es un país y no un mero paisaje. Mientras, la discusión se reduce a la rifa habitual de cuantos décimos más o menos y si la coma aquí o allá: Y Velasco lanzará sobre las llamas otros mil millones de dólares como si se tratara de patacones para apagar el incendio.