jueves, 29 de mayo de 2008

Conmemoración del Mayo del `68: Una vez al año no hace daño.


La izquierda se ha convertido en un continuo retorno a las causas del fracaso, al relato del fracaso y hasta la celebración del fracaso. A falta de proyectos, a falta de coherencia en los socialismos reales del siglo XXI, urge escarbar en la herida a ver si en ese tormento es posible exorcizar los fantasmas del cambio social.

A cuarenta años del mayo francés Sarkozy, en una actitud típicamente derechista, aleona a los whiskierdistas apoltronados de hoy vituperando en contra de la farra de la cual muchos fueron testigos y pocos protagonistas. Hay que enterrar el mayo del 68 y de pronto, al igual que el bloqueo a Cuba, es la derecha quien da respiración artificial e impide la eutanasia.

Revolución, gracias al mayo nostalgiado, se ha transformado sólo en una palabra. Cuando el propósito era derribar las murallas entre arte y política desnudando el contubernio entre saber y poder lo que obtuvimos a cambio fue que la política y el saber emularan la banalidad del arte y el cinismo del poder.

Basta de querellas sobre quién fue más reaccionario, el balance está en cada esquina: Fracasamos, una vez más.

Hace dos años los pingüinos estallaron y muchos corrieron a los sótanos a buscar las antiguas banderas pero cuando precisaron de nosotros TODOS miraron para el costado: Ni CUT, ni CTC, ni PC, ni MIR, ni MPMR, ni dineros venezolanos ni cubanos.

Cuando el horno está para bollos muchos evitarán, a costa incluso de quemar sus manos, a reconocerlo. Siempre estarán los fríos de espíritu que siempre encontraran postergable la orden de Arturo Prat “al abordaje”; siempre existirán los que quieren explicar “las mil maneras de porqué no se la jugaron entonces, cuando había más de algo que perder”.

El mayo fue de los jóvenes irresponsables, entusiasmistas, termocéfalos, guitarreros y garraferos, pero el sistema no estaba preparado para ellos y si los revolucionarios glaciares de su época lo hubieran comprendido habrían protagonizado la historia en vez que padecerla.

Escuchemos a Sarkozy, olvidemos lo que es y lo que representa y tomemos sólo sus palabras: Enterremos de una vez por todas el mayo del 68, y de paso, el 73 y el 89. Pensemos en las próximas revoluciones; guardemos las energías para la próxima llamada de la historia y la memoria, para denunciar oportunamente a los excesivamente razonables de siempre.

miércoles, 28 de mayo de 2008

El Derecho y las Cosas:

Una Respuesta a Eduardo Galeano.


Soy porfiado, duro como talón de chilote así me decían en el sur. Galeano no me responderá ni me leerá, muchos se taparán los ojos antes de soportar que un advenedizo ose desafiarlo. Pero para los que aún estén por las razones aquí vienen las mías:

Un acierto que Galeano reparara en que la corte suprema de los EEUU le concediera el derecho de propiedad a las personas ficticias, pero nuestros estados no se rigen por tales estatutos. En algunos asuntos no basta la voluntad de una corte sino que de muchos actores. Siempre fue posible cuestionar este criterio hasta que las rondas de Montevideo lo consagraron para todos. Mucho antes de eso, en Chile se acepta hace bastante, que exista propiedad sobre los derechos lo que constituye el doble opuesto a este principio. Una cadena de supermercados puede ser víctima de un delito, sea de hurto o de estafa, y no puede ser autora. En teoría el derecho consiste en una ecuación: crédito-obligación y derecho-deber, dependiendo si estamos dentro de lo privado o de lo público. Dentro de lo privado transamos bienes que son cosas susceptibles de tráfico jurídico. Lo que ocurrió en los EEUU por decisión jurisprudencial y en el resto del mundo de facto, es que se aceptó que las personas ficticias -sociedades comerciales o sin fines de lucro- pudieran ser dueñas de cosas, es decir de bienes. Utilizando la manida frase de Marx “el imperio de lo muerto sobre lo vivo” ya que en su teoría las cosas no son más que trabajo muerto. Aquí nos encontraríamos con algo aún más intenso: Lo muerto nos gobierna, tanto a vivos como a muertos. Si las cosas aparte de ser tales, se acepta que tengan derechos, no hacemos sino alimentar el vortex en el centro del río. O la Coca Cola tiene derechos, y de paso también los recursos ecuatorianos, o simplemente sólo tienen poder que intentan legitimar mediante un trasnochado argumento.


Estas cuestiones son las que permiten afirmar cómodamente que el derecho es muy distinto a lo que las teorías jurídicas dicen que es y que las relaciones sociales no se cambian por decreto.


Si analizamos el derecho desde lo que es en vez que de lo que debería ser nos encontramos que sobran muchas leyes y constituciones, empezando por las latinoamericanas, ya que no existiendo una amenaza convincente a la transgresión la juridicidad no es más que literatura de mala calidad. Por el contrario, cuando esa amenaza sí es convincente, como cuando se instala un portaviones yanqui en nuestros puertos, ninguna ley perforará su coraza y ninguna razón les hará pedir disculpas.


La inflación verbal, y la inflación legal, son recursos populistas del mismo modo que la inflación monetaria: Son impuestos encubiertos que se venden como prosperidad simbólica a los pobres y humillados de siempre. No implican ninguna garantía para ellos, ni tampoco una motivación. Se trata de un opio que los adormece, de un parásito que los carcome. Los DDHH no han impedido muertes del mismo modo que los “derechos de cosas” no impedirán que estas sean usurpadas o mancilladas, en desmedro y a juicio de nosotros por supuesto.

El derecho romano imperial basta y sobra para emancipar al mundo, las preguntas que caben son otras: ¿Quienes gobiernan al mundo y qué intereses detentan?

Según el derecho civil más precario existen las cosas apropiables (bienes) y inapropiables que por extensión son incomerciables. Estas últimas lo son por su naturaleza o por su destinación. Las cosas incomerciables por su naturaleza les pertenecen a todos.

Estos viejos y universales preceptos también contemplan que quien cause daño debe indemnizar es decir, resarcir con dinero la merma producida. Entonces, quien daña a la naturaleza debe indemnizar a sus dueños, es decir a todos.

Sólo se intenta cuadrar una elipse diciendo una brutalidad como que las cosas tienen derechos ya que el problema de base es que las externalidades negativas, principalmente ambientales, que producen los ricos en el aire y las aguas de todos no las pagan y no es por falta de derechos ni de tribunales sino porque no existe ningún poder por encima de ellos o al menos alguno que pueda mediar en semejante conflicto. Los ricos y poderosos lo son porque PUEDEN, y si los pobres pudieran someterlos bajo sus leyes ya todo estaría resuelto.

El derecho a “al menos poder reivindicar derechos”, que defiende Galeano es una muestra cabal de que quienes queramos hacer algo por este mundo estamos solos y no contamos con ningún precedente: Al menos dentro de los vivos.

Señor Galeano, entérese, no queremos reivindicar fantasías, luchamos por lo tangible.
sábado, 24 de mayo de 2008

La Nueva Marcha de los Pingüinos.

La insatisfacción por los anuncios presidenciales en la cuenta anual del veintiuno de mayo es la razón con que los medios de comunicación han explicado las últimas movilizaciones estudiantiles. Sin embargo, desde las conclusiones de la comisión presidencial de enseñanza la situación no ha variado un palmo y no existía ninguna expectativa que la presidenta variara una política con más de veinticinco años de vigencia. La LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza) y el proyecto de una ley general de educación discurren sobre los mismos supuestos que aprisionan al país en la dependencia económica y cultural, y a las clases subalternas fatalmente condenadas a seguir siéndolo. Un cambio en la educación obligaría a reformar algo más que leyes: El sistema actual de enseñanza es coherente con las estrategias de desarrollo de la elite; pretender otra educación es pensar en otro país.

Esta es la razón por la que se frustren una y otra vez las esperanzas de los estudiantes, aunque sean razonables y compartidas por la mayor parte de la población ellas se encuentran en punto de colisión con la sociedad que pactaron algunos en las postrimerías de la dictadura. El ministro que sea debe ante todo procurar que el proyecto desplegado persevere y para ello cuentan con el alto auspicio de los propios estudiantes quienes en su dirigencia el gobierno encuentra su quinta columna.

Siempre se puede pagar a la mitad de los pobres para que maten a la otra mitad, esa es la gran debilidad de cualquier proyecto que intente buscar su poder en las mayorías. Sin embargo en los segundarios es difícil encontrar tantos dispuestos a traicionar pero aún se encuentran los suficientes.

En la universidad el asunto es diametralmente opuesto: En primer lugar la gran mayoría suscribe a grandes rasgos el sistema del cual el educacional es un reflejo; en segundo lugar la política universitaria es usada como un recurso más de capitalización individual que al igual que las evaluaciones implica obtener plazas laborales en el mismo sistema que se dice cuestionar. En la universidad latinoamericana se observa con crudeza un fenómeno que podríamos denominar izquierdismo situacional: Del mismo modo que algunos reclusos heterosexuales mantienen relaciones homosexuales consentidas cuando cumplen largas condenas para soportar la soledad, la desesperanza y los apetitos naturales, y al salir continúan la vida como la llevaban antes de la prisión, los estudiantes, sobre todo los de las universidades tradicionales, son más izquierdistas de lo que pudo haber sido Marx y Bakunin en sus mejores momentos, pero al egresar siguen siendo tan momios como lo eran sus padres puesto que la sociedad es esencialmente injusta y sólo unos pocos pueden estudiar, egresar e ingresar al mercado del trabajo entretenido y bien remunerado. Quienes lo han logrado defenderán su posición del mismo modo que lo hicieron sus padres que les financiaron la carrera o les dieron las facilidades para hacerlo. La universidad los ha dotado de un amplio bagaje para poder explicar este giro y al ser una tendencia generalizada casi nunca se enfrentan al tener que dar explicaciones. Se trata de pecados de juventud que “todos cometemos”, “aquel que cuando joven no es comunista no tiene corazón y aquel que sigue siéndolo no tiene cabeza”. Desde luego que alguien que logra separar dos ámbitos tan imbricados como el corazón y la razón es porque carece de ambos.

En los segundarios nadie proviene de la clase dirigente y por lo mismo no se observa ese fenómeno de luchar miméticamente y dentro de lo meramente simbólico. Está claro que se están jugando la vida por todos, por algo ni siquiera deben decirse ni sentirse de izquierda para serlo. Sin embargo algunos de ellos tienen hermanos mayores o padrinos que ya les envenenaron la mente y les enseñaron el viejo método de capitalizar individualmente a costa de acarrear las hordas al matadero. Un joven de quince años que ingresa a un partido político, considerando lo que hoy es un partido político, es alguien prematura y definitivamente viejo. En los liceos “emblemáticos” es muy difícil encontrar algún dirigente que no milite; cuando eso ocurre no es su ingenuidad lo que lo traiciona sino que la omertá de los partisanos la que desata las puñaladas desde derecha e izquierda contra la independencia. Es que en la esencia existen muy pocas diferencias entre un quinceañero que milite en las juventudes comunistas con otro que lo haga en la UDI y muchísimas entre éstos y otro que pretenda ser un agente de la voluntad de sus compañeros en vez que de los profanos intereses de algunos burócratas de la política.

El problema de la educación es el problema del país y por eso ninguna comisión, menos una destinada a ganar tiempo y a desmovilizar, va a solucionarlo.

Cada año desde mediados de abril y hasta finales de mayo los estudiantes universitarios se movilizarán para reivindicar su derecho a ser rebeldes mientras les dura su breve y caricaturesca juventud; los segundarios mientras no comprendan que su lucha no tiene precedentes, ni en los estudiantes universitarios nacionales ni en los extranjeros, y que ser de un partido cuando hay tanto en juego debe castigarse con el exilio, no podrán transformarse en una fuerza destructiva, constructiva y refundacional.


jueves, 15 de mayo de 2008

Creer.


Todo tiene una causa así que la causa última de todo es dios, el creador, ¿y quien es el creador de dios? La primera afirmación es la cita que día a día los creyentes cristianos hacen de Tomás de Aquino y la pregunta que la sucede es la que niños de todo el mundo le espetan sin obtener en la vida una respuesta satisfactoria. Este tipo de diálogos siempre terminan con una sentencia de parte del creyente: Se debe tener fe.

La fe es entonces creer en todo y en cualquier cosa. Si todo se reduce a creer no puedo entender el límite entre hacerlo en el big bang, la selección natural, la eficiencia del mercado, el dios cristiano, los dioses griegos o el horóscopo. O como dice hoy en día un astrónomo del vaticano, paradojalmente científico y creyente al mismo tiempo, creer en dios no obsta a creer en seres extraterréstres.

¿Pero acaso su dios no es un extraterrestre? No necesariamente; de acuerdo a las teorizaciones más usuales sobre la creencia cristiana dios o es supraterrestre o es el todo incluyéndonos.

Lo que quiero hacer notar es el uso y abuso que se hace de la ciencia de parte de aquellos que no la practican con rigor ni pretender hacerlo. Estudios forenses en reliquias a las que se le atribuyen poderes sobre naturales; eruditos que validan milagros; y ahora astrónomos que exteriorizan sus más delirantes conjeturas: Es posible que estos seres extraterrestres no hayan cometido el pecado original y que por lo tanto no vivan en pecado como nosotros.

Palabrerías vacías que se propagan con la velocidad de los vientos y que prestamente encuentran su lugar en las cabezas previamente vaciadas.

Si todo se trata de fe, y de creer, les sugiero que crean en ustedes mismos ante todo en vez que en los expertos en lo desconocido, lo que no se ve, no se percibe que además se financian con limosnas reales y terrenales.

martes, 13 de mayo de 2008

Femicidios.

17 de Julio de 2008

Comprender no es justificar ni es aplaudir. Que un joven, exitoso en todo lo que nuestro sistema demanda, mate a su ex pareja es una bestialidad sin atenuantes. Pero eso no justifica que la Secretaria del SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) diga que la muerte de una mujer no le importa a nadie.

En nuestro país ocurren muy pocos homicidios. Para que quede claro, en términos porcentuales cuatro veces menos que en argentina y casi veinte veces menos que en los EEUU (Sin contar Iraq). Y la mayoría de los homicidios se tratan de actos inevitables mediante cualquier política criminal: Riñas familiares, de amigos y de parejas.

Cuando se habla de Seguridad Ciudadana sin duda nadie se refiere a la posibilidad remota de que nos maten en la calle, o de que un psicópata nos aceche: Se habla del Chompiras y el Peterete robando celulares o gargantillas de oro y de "pasteros", robando cilindros de gas y la ropa que se seca al sol.

Hasta en eso nuestro país es subdesarrollado: La delincuencia es miserable y su impacto en la economía sería superfluo si es que los ricos no la asumieran desde la hipocresía moral y jurídica con que hoy se hace.

Las muertes violentas que se producen son en su gran mayoría accidentes de tránsito y suicidios.

Pero el caso de los denominados femicidios es muy distinto. Se trata de situaciones que no admiten diferencias económicas o nacionales y en que nuestras altas tasas son bajas si se comparan con cualquier país civilizado y del cual no existe nadie que pueda dar cátedra sobre cómo disminuirlo.

¿Cómo combatimos los femicidios? Soy de aquellos que tienen el prejuicio cultural de que para abordar un problema primero hay que comprenderlo, pero este es uno de esos casos es que es políticamente incorrecto tan sólo hablar de ello.

Es que sólo se admite que digamos que hay que pudrir en la cárcel a los femicidas pero en ningún caso se acepta que se ponga en cuestión el concepto de femicidio o que se provoque con ocasión de ello una discusión de género. Al menos que sea una de aquellas que concluye que los hombres son malos y las mujeres pobres víctimas.

El hombre (me refiero al concepto de ser humano) hace muy poco tiempo dejó de utilizar sus manos para matar a otros animales y devorarlos crudos, y de matar a otros hombres para intimidar, defenderse o simplemente entretenerse. Es más, aún a ciertos hombres se les conceden medallas por hacer exactamente aquello.

En nuestras espaldas cargamos un horrendo precedente que la cultura, se supone, intenta neutralizar. Pero nuestra cultura sigue dependiendo de la violencia más brutal para sostenerse.

Convengamos en que no existe esta distorsión y que existen sociedades en las cuales la violencia se ha superado y se convive civilizadamente. En esas sociedades el hombre, esta vez en su acepción restringida, posee la misma testosterona que le permitía luchar con mamuts y dientes de sable para lidiar con filas en el transporte público, sueldos miserables y un mundo que no ha elegido y que lo oprime. Con un sistema cultural que premia al afeminado destestosteranizado y a las mujeres, y que relega al otrora gallardo guerrero a un lugar subalterno.

Y algunos no pueden. De pronto, la vida les cae como avalancha, y aparece el asesino reprimido que todos llevamos dentro, y él toma el control de nosotros por un momento. Un momento suficiente para dejar llorando de por vida a muchas personas.

¿Y qué hacemos? No lo sé. No aventuro ninguna solución al problema, ni siquiera provisional.

Para apresarlos hay que esperar que ataquen y aquellos que atacaron están tan arrepentidos que si pudieran optar a la pena de muerte por sí mismos la solicitarían.

Quienes hayan sentido palpitar su corazón sabrán de lo que estoy hablando, y quienes hayan estudiado un poco, sabrán que ese palpitar es el padre de todo lo bello y lo sublime que hay en este mundo.

Reprimir, no nos protege de la bestia, e intentar la muerte de la bestia en nosotros significa condenar a nuestra civilización a la paz de los cementerios.

Y peor que eso. Vencer esa bestia que está en nosotros es capitular ante la violencia organizada de los ricos para mantenernos inmóviles.

Amor a la Mala.


Escrito en la Semana del Estreno del Chacotero Sentimental 2

Me sumo a los comentarios de aquellos que dijeron que el video de una menor de edad, filmada durante una felación, opacó el estreno de la segunda parte del chacotero sentimental.

No quiero ir al clisé de que la realidad supera a la ficción, sino afirmar que en buena hora no se desata una conmoción por un producto que intenta explotar lo más burdo de nuestra sexualidad.
Hace un año supe que se había estrenado el documental "Amor a la Mala". Escuché en una entrevista a su director quien relataba que desde "Julio comienza en Julio", el sexo en el celuloide nacional es oscuro, sufrido, culposo, chistoso y nunca... pero nunca, pleno.

He dicho que voy a ver el Chacotero Sentimental cuando la den en Chilevisión y siempre y cuando no se cruce en programación con otra cosa. Esto porque vi la primera parte y considero que se disputa el título a la peor película nacional junto con "La Rubia de Kennedy" (con la fallecida Carolina Fadic) y "Todo por Nada" (Con Ana María Gazmuri y banda sonora de José Alfredo Fuentes). Y como bien señalan las estadísticas, las segundas partes no son buenas. Si la primera la considere malísima sería muy osado que me arriesgue a la segunda.

Desde luego que esa opinión no es popular. Muchos consideran al "Chacotero" como una excelente película. Claro, les queda en la retina la soberbia actuación de Pablo Macaya y el guión ágil, con un humor comprometido socialmente, del último corto.

Pero el "Chacotero" no es un corto sino que un largometraje en dónde se intercalan tres cortos con unas cortinas dignas de un filmador de matrimonios; un primer corto en que se intenta un humor caricatura pero en que se fracasa (Nicolás López lo hace mucho mejor unos años después en su "Promedio Rojo"); y un segundo corto (de relleno) de una recreación al estilo "Pasiones".

Nunca me han gustado las películas malas. Veía "Maldita Sea" por que me causaba mucha risa ese reality en que los conductores del programa pasaban de la ebriedad consuetudinaria al jugo televisado: Habría dado lo mismo si en vez de comentar cine gore exhibieran documentales sobre la influencia de los Medicis en la Italia renacentista. Por lo mismo me cuido mucho de no ir al cine a pasar malos ratos. El último de ellos fue el laterón "El Señor y la Dama" de Eric Rommer que ocupaba los decorados de una película de cantinflas y el guión de una soft porno pero sin sexo.

Desde entonces soy más cauteloso. Me fijo a qué publico intentan venderla, quien la financió, quienes actúan y dirigen, y sólo si concluyo que la cinta llegó por accidente a ser estrenada en nuestro país la veo.

La niña del Lassalle, que dicho sea de paso hizo cometer el delito de tráfico de pornografía infantil a medio Chile, dejó a los grado tres y al dragón de komodo como simples historias de onanistas jubilados. Lo único "innovador" fue que el suceso fuera registrado.

Recuerdo mi séptimo y octavo básico en el Liceo Maipú, y a mis compañeras de curso que repartían "Wena Natis" con prodigalidad en los recreos, en el parque Zaror y hasta en las interminables clases de Inglés. Y qué decir de las visitas que me tocó hacer como apitutado dirigente free lance, cuando estaba en el Aplicación, a los liceos femeninos entre las cuales se recuerdan especialmente las del Blas Cañas y la del Liceo Cuatro.

Me parece que Chile siempre ha sido el mismo, o casi el mismo. Un mundo conocido por todos y el mundo de los cuicos, con todas sus trancas y prejuicios, que aparece en los medios.

No creo que la sexualidad de los Chilenos sea tan burda como muestra el Cine. Espero que filmar películas se haga cada vez más barato para que eso quede en evidencia.
lunes, 12 de mayo de 2008

La Hora Veinticuico.


Hablar de ciertas personas es inventarlas o darles consistencia; darles una coartada para que emerjan de su superficial existencia. Pero al ponerlos reiteradamente sobre uno, sus imágenes, pero sobre todo sus palabras, fuerzan una reacción. Es que suficiente se tiene con verlos, cual es la necesidad de que te obliguen a escucharlos ¿se han dado cuenta de esa maldita costumbre de entrevistar modelos, futbolistas y actores? Pero hasta ellos son tolerables si los comparamos con los artífices de la hora veinticuico.

Se apropian de las grandes palabras “cultura”, “arte”, pero a lo más hablan del buen gusto snob que profesan los burgueses bohemios de los cuales ofician de guaripolas: Ese artismo saltinbanqui concertacionista rebosante de fondart y fiestas ciudadanas.

Góngora, demasiado moderno, demasiado open mind para estar siempre al borde el garabato: Que triste la vida de un tipejo que piensa en chuchadas, con un doble sentido de colegio de curas a flor de piel y que debe reprimirse todo el tiempo; y que más encima se siente el embajador de la ONU en asuntos relacionados con la emancipación de género y la modernización cultural.

Y ese otro sujeto inventado de la nada que actúa como mina rica a fuerza de millones invertidos en terapia ¿será necesario preguntarse hija de quien será? Seguramente su terapeuta era homosexual como la mayoría de los sicólogos puesto que cualquier hombre sabe que lo que molesta de las minas ricas es precisamente su carácter.

Que derroche de estupidez disfrazado, acureptado, de espacio cultural. Obviamente le sirven al 0.1% que gasta en cultura porque no es capaz de vivirla ni de producirla. De esos miméticos compulsivos que sin embargo se sienten únicos. De paso le envenenan la mente a todos esos adolescentes pobres que sueñan algún día llegar al paraíso papel cuché alternativo que presentan y que carecen de internet y tv cable en su casa para sacárselos de encima.



domingo, 11 de mayo de 2008

El Derecho de la Autodeterminación de los Pueblos.

Sobre Santa Cruz. Palestina y una auténtica emancipación.

Nunca existió tanta libertad para reivindicar derechos y nunca tan pocas posibilidades de ejercerlos”

Carlos Elbert, Criminología Latinoamericana.


Uno de los grandes mitos sobre los cuales descansa nuestro sistema social es el de la libre autodeterminación de los pueblos. Por él ondean las banderas de Palestina, pero también las de Santa Cruz de la Sierra. Una palabrería que deja satisfechos tanto a mapuches como a tibetanos; que se expande y contrae, dependiendo de las estaciones de la historia, en Zulia, Arequipa y hasta Porto Alegre.

¿Porqué los pueblos tienen derecho a autodeterminarse? Se supone que es una consecuencia de la libertad de cada ser humano que al asociarse con otros crea un conjunto de facultades individuales concentradas a las que podemos denominar soberanía.

Tenemos autoderminación porque somos un pueblo es decir, una asociación voluntaria de individuos que, de compartir un territorio, podemos hacer lo que nos plazca dentro de sus confines.

Pero la historia de la humanidad ha sido muy diferente a la del mito: Si existió algo similar al pacto – algo que pusiera fin a la libertad natural dando origen a la libertad civil – esto ocurrió en la revolución neolítica muy anterior a todas las civilizaciones conocidas. Poco sabemos de esa época pero todo indica que tal pacto social fue muy similar al descrito por Hobbes lo que quiere decir que estuvo en las antípodas de las utópicas asambleas de Rousseau o del racionalismo de Locke.

El concepto de revolución neolítica se nutre de los resultados de la antropología del siglo XX por lo cual es imposible que fuera incorporada tanto a las teorías políticas ilustradas como a las positivistas del siglo XIX. Engels, por ejemplo, gracias a los avances en la naciente antropología (Bashofen y Morgan) matizó las afirmaciones del Manifiesto “La historia ha sido siempre la lucha de clases” con los conceptos de comunismo primitivo relacionando matriarcado-patriarcado, propiedad privada y estado.

Childe, quien acuño el concepto de revolución neolítica, en cambio sostiene que las primeras sociedades se erigieron producto de la repartición de excedentes y resguardo del pillaje exterior que trajo consigo la agricultura y el asentamiento permanente en territorios. Del mismo modo que los agricultores se defienden otros nómadas se organizan para saquear sus depósitos. De este crisol de laboriosos agricultores y violentos guerreros surgieron las sociedades tal cual las conocemos, fundadas en el dominio de unos sobre otros.

Ni asambleas, ni pactos; ni concursos ni sorteos. Las sociedades fueron paridas de la inteligencia superior del hombre; su comunicación que permitió una vasta acumulación de conocimientos sobre la naturaleza; el trabajo dedicado de unos; todo esto sumado a la violencia y astucia de otros. En la tregua de un conflicto.

Ningún pueblo puede decirse originario en tales circunstancias; no hay ninguno que se pueda sustraer a ser tildado de advenedizo. Tampoco existe alguno que pueda exhibir las credenciales de ser una sumatoria de voluntades de individuos libres que en un momento dado pactaron un gobierno y se asentaron soberanamente en un territorio.

No me interesa cuadrar el círculo diciendo que los palestinos y los mapuches tienen derecho a la autodeterminación y los cruzeños y zulianos no, como hoy está en boga. Tal cual siempre lo he dicho el derecho es la amenaza respaldada por la fuerza, eso supone una dominación. Tal cual Inglaterra permitió la “independencia” latinoamericana, EEUU alentó la autonomía de la ex repúblicas soviéticas. No existe nada mejor para el sistema global de dominación que un montón de “banderitas cada cual más orgullosas de su soberanía1”. Estados de papel, perfectas marionetas para blanquear finanzas o para justificar agresiones militares, como las repúblicas banana que apoyaron a los EEUU en su invasión a Iraq.

Estados sin recursos propios para explotar sus propios recursos, que carecen de personas mínimamente instruidas para la toma de decisiones y el desempeño de las tareas básicas, quedan a merced del primer usurero y mercanchifle que pise la loza de su aeropuerto.

Para destruir el imperialismo debemos erigir un imperio, esa es la lógica en la cual está sumida la humanidad y la contradicción vital de aquellos que se dicen de izquierda. Los más brabucones recurren a todas las patrañas hegelianas, versión marxista, para adormecer a las audiencias palabreando sobre la inevitable contradicción en todo orden de cosas.

Tal contradicción no existe: La dominación de unos sobre otros nos ha acompañado por milenios y debemos aspirar a una revolución que la deje en el pasado del mismo modo en que un día unos dejaron a otros en el monte recolectado frutos.

1Los Prisioneros “Latinoamérica es un Pueblo al Sur de Estados Unidos”

El Sistema Electoral Binominal Mayoritario.

Tres son Multitud.


Esta semana no sólo fue de vacaciones para el periodismo y la política gracias a que el volcán Chaitén despertara de un milenario letargo: Fuera del conflicto de los subcontratistas de CODELCO que se arregló y desarregló, se encuentra el rechazo de la cámara de diputados al proyecto de ley que aumentaba su número de 120 a 150 para de ese modo abrir cupos a los grupos políticamente marginados.

Se trata de una antigua telenovela: El gobierno hace como que quiere ayudar a los “compañeros” y los “compañeros”, acostumbrados al fracaso y sobre todo a los anunciados, vociferan en contra de la derecha. La treta se debe realizar con los intervalos suficientes que permita usarlo en caliente en las elecciones para favorecer únicamente a la alianza gobernante. Los “compañeros” se conforman con perder nuevamente y con que su fracaso electoral les permita seguir apoltronados, como “dirigentes” en forma vitalicia.

El problema del “binominal” (como periodisticamente se ha denominado a nuestro sistema electoral) consiste en que está diseñado para un sistema bi partidista o de dos grandes fuerzas electorales; desde que existe votación universal en nuestro país ha quedado de manifiesto que existen tres fuerzas y no dos lo que obliga a que se deba pactar para gobernar. Al forzar una alianza entre dos fuerzas electorales antagónicas se disminuye la tensión propia de la democracia en un país subdesarrollado y es por eso que la estabilidad, para bien o para mal, de los últimos veinte años ha sido causada en gran medida por ese sistema electoral.

El problema no estaría en el sistema electoral sino que en la incapacidad de la izquierda de salir de un cinco por ciento de los votos (entre el cinco y el treinta y tres existe mucha diferencia) y en el establecimiento de un degradé ideológico sustentado en los valores de hace cincuenta años:

  • Los demócratas cristianos, en su gran mayoría y empezando por su presidenta, son UDI antipinochetistas del mismo modo que los UDI son democratas cristianos pinochetistas. Los proyectos de contención social vía populismo y clientelismo que propició la DC en sus primeros años estaban pensadas para otro estado. El neoliberalismo ha dejado al social cristianismos reducido sólo a un asistencialismo y ferbor religioso espiritualista, traducido en integrismo apostólico romano Ratzinger, del cual ambos son fieles exponentes.

  • Los RN urbanos, los PPD, los PS expansiva y más de la mitad de sus renovados, los Chile Primero, y la fachada de Independientes en Red, son exactamente lo mismo: El partido por el dinero. Pretenden la “modernización” del país lo que significa la extremación del sistema económico existente, combinada con las reformas tecnocráticas adecuadas, para que el país entero sea un holding cuyo directorio lo integre un consensuado grupo de expertos. Los “ciudadanos” son sólo un recurso retórico electoral ya que lo que hay que hacer se encuentra escrito en el cielo.

  • Algunos dinosaurios, unos muy jóvenes para serlo, aún aspiran a retroceder el tiempo hasta los años cincuenta, y construir un estado ferrocarrilero, burocrático, provinciano, en suma, macondino, para satisfacer la hipócrita nostalgia de “todo pasado fue mejor”. Este grupo se siente afín con otro que reivindica lo étnico y lo ecológico como cuestiones prioritarias sin que quede claro de qué modo es posible articularlo como un proyecto político exitoso: No vaya a ser que les pase lo mismo que con Allende en que la izquierda se preparó más para la derrota que para el triunfo.

Si estos son los tres tercios queda muy claro que nada tienen que ver con los electorales. Ocurre algo tan básico y a la vez tan patético de que los electores voten del mismo modo en que hinchan o no por un equipo de fútbol: Gane o pierda, sean chilenos o extranjeros los que jueguen, sin importar que se cambien jugadores unos con otros y sean sociedades anónimas quienes los controlen. Se vota por el nombre y se cree que existe un degradé que a uno lo hace más momio o más comunista dependiendo de qué aras uno provenga. Y los puntos extremos lo simbolizan Pinochet por una parte y el régimen Cubano de Castro por el otro es decir, seguimos atrapados en una época que ya se fue al mismo tiempo que presumimos de nuestros nuevos celulares con GPS.

viernes, 9 de mayo de 2008

Casi cincuenta años de Reforma Agraria en Chile.


Me sorprende la facilidad con la cual se olvidan ciertas cosas y la dificultad con la cual se olvidan otras. En Chile gracias a eso perseveran las asociaciones erradas configuradas en dictadura al fragor del momento, destinadas a unificar a todos en contra de un enemigo, destinadas sólo a la táctica antipinochetista. Era tal la ignorancia producida por el severo control de la información, la quema de libros y la intervención universitaria, que los chilenos vivíamos en una isla en que unos adquirían sin vacilaciones la burda campaña oficialista o la precaria formación política de los opositores. Esa situación no ha variado mucho desde entonces pese a la apertura informativa producida por la internet, ya que los medios masivos no han cambiado sustancialmente, y la educación pública ha empeorado. Es por eso que lo bueno y lo malo se sigue evaluando en términos dictatoriales según el lugar de la cerca en que nos encontrábamos. La muerte de Pinochet se supone que nos iba a liberar de ese marco estrecho en que nos encontrábamos y que nos tenía congelados en una discusión de guerra fría.

Los últimos eventos demuestran la persistencia de la memoria, al menos entre aquellos que no se conforman con las condiciones actuales. Nos haría un gran favor que muchos olvidaran esa monserga aprendida en dictadura, pero en el carro del "ni perdón ni olvido" se han colado varios polizontes.

En aquellos tiempos todo opositor a Pinochet era de inmediato izquierdista, allendista y hasta comunista; toda causa contraria a al dictador era propia; se ocupaba el lema de los enemigos de mis enemigos son mis amigos. El termino de la dictadura y el comienzo de la dictablanda significó muchas decepciones producto de esa ingenuidad. De todas formas aún se reproduce esa mala educación y todavía escucho con frecuencia aquellos comentarios que hablan de un mundo que nunca existió en que cualquier cura que no fuera recalcitrántemente oficialísta (o momio, según la jerga de la época) era un teólogo de la liberación. Un día alguien me decía que los vínculos creados en dictadura eran muy sólidos ya que uno le confiaba la vida a otros, esa era la fortaleza de la Concertación que no iba a destruirse hasta que murieran todos los que participaban de la lucha clandestina.

Las redes de confianza sin embargo se han debilitado. Sirvieron para instalar en el gobierno a Lagos y a Bachelet, pero la decepción ingenua ha vuelto como en los primeros años de Concertación. La muerte de Pinochet daba la oportunidad de salir al mundo y olvidar los lugares comunes polarizados, anacrónicos y absurdos: El antagonismo entre el mundo cívico y militar, el declararse apolítico, fachos y comunachos, etc. Sin embargo, aunque se hayan desusados los términos, los conceptos gozan aún de buena salud.

Para los de derecha cualquier política estatista se considera allendista y para los izquierdistas cualquier norma creada en el imperio dictatorial es apriori una injuria, contrario a los intereses del pueblo.

La lucha de los mapuches se encuentra hoy teñida de esa polaridad absurda: Se considera su reivindicación de izquierda porque los mapuches perdieron terrenos en dictadura "oficialmente" porque mediante su legislación se pudieron regularizar las ocupaciones de facto. Huincas y Mapuches perdieron terrenos, y muchos huincas hoy los siguen perdiendo, gracias a los saneamientos de títulos de la pequeña propiedad raíz. Si los mapuches sienten que fueron particularmente agraviados, o que fueron las víctimas típicas de los usurpadores, debe buscarse el modo de subsanar tal situación pero esa lucha es burguesa, huinca y nada tiene que ver con territorios sagrados. Si por otra parte los mapuches se consideran explotados por la agroindustria deben entender lo antes posible que casi todo el mundo se encuentra en la misma situación de ellos y que si buscan privilegios los obtendrán a costa de otros pobres con menos capacidad de negociación.

Para quien no lo sepa aún, Pinochet no invadió la araucanía ni repartió terrenos usurpados a sus amigos, creo normas para sanear las posesiones irregulares de terrenos, cuestión imposible de hacer mediante el código civil, y dictó otra que subsidia a quienes reforestan terrenos no aptos para el uso agrícola.

Sin esas normas es imposible comprender el desarrollo silvoagropecuario que ha experimentado el país que le permite en gran parte autobastecerse y además exportar. El daño producido al medio ambiente va de la mano con la contención de la desertificación que produjo la reforestación en terrenos antes improductivos; muy sean considerados "desiertos verdes" los bosques de eucaliptus o de pino son mejores que el desierto mismo.

Existe una clara continuidad en las políticas agrícolas por casi cincuenta años no así en materia industrial, financiera o minera. La discusión de las consecuencias de ellas nos debe llevar a un análisis profundo de cada uno de los engranajes de esta compleja máquina ya que la situación anterior a la reforma agraria es la que se vive en Brasil y Bolivia y comparandolas con la nuestra hemos avanzado mucho y a un costo - si, todo cambio tiene costo - relativamente bajo.

Quizá es hora de una última fase de la reforma agraria que aumente el valor agregado de los productos y que exija que la agroindustria pague por sus externalidades negativas de modo que terminen con los abusos laborales y ambientales. Tal cambio quizá lleve otros cincuenta años de lucha pero es una pelea que vale la pena.

El Caso Lavandero.


...y el muerto adentro del clóset


Después de un largo viaje de dieciocho horas arribé a la ciudad de Santa Rosa en la provincia de La Pampa, en el centro de Argentina, en noviembre de 2001. Había asumido el compromiso de asistir a un congreso de criminología en la ciudad de Guarujá en Brasil hace dos meses antes. A la tercera interrupción de los fervientes seguidores de Zaffaroni, quien había editado su nuevo manual de dogmática penal argentina hace tres meses, sobre si había leído el libro y si me había inspirado en él, contesté ofuscado: “Si alguien precisa de mil páginas para dar un argumento es porque está mintiendo y lo único que quiere es impresionar al auditorio.” Desde luego que me excedí, y hasta pensé en pedir disculpas, pero mis palabras habían calado en lo más profundo y el auditorio se había dividido entre quienes suscribían mis afirmaciones y quienes las repudiaban.

No es el momento ni el lugar para explicar las razones de fondo en esa discusión bibliográfica, la traigo a colación porque el día después me levanté tarde, caminé por la ciudad, y con calma llegué al congreso. Don Eduardo Aguirre, mi cálido anfitrión, me comentó que había surgido el rumor que los “apóstoles de Zaffaroni”, según los había motejado con un par de copas de vino riojano la noche anterior, habían amarrado mis pies a una roca y me habían lanzado a medianoche a la laguna de la ciudad. Me sorprendí por lo sofisticado de la broma pero también por haber recurrido a algo tan anormal, para mí en ese entonces, como a un asesinato mafioso. Al otro día conversando con Aguirre me dijo “Ariel, en Argentina las cosas son complicadas, si uno habla más de la cuenta te ponen un muerto adentro del clóset”.

Con el tiempo me quedaron presentes dos asuntos: Primero, la típica muletilla de los argentinos es comenzar cada juicio con “en Argentina...”; lo segundo es lo del “muerto adentro del clóset”.

Para esa época ya había hablado más de la cuenta, no sólo en contra de Zaffaroni, y no pasó mucho tiempo para que se me escondieran algunos cadáveres en el armario. Por suerte la lección la aprendí demasiado joven lo cual me hace vivir para contarlo y hasta bromear con la situación.

El caso de Jorge Lavandero es muy diferente ya que se trataba de alguien de mucho prestigio, décadas de lucha política, una dictadura entera en el activismo pro DDHH, en suma, un peso pesado, pero a la edad que ha sido botado es muy difícil que logre levantarse.

Fue acosado por canal 13, instalaron a un periodista a tiempo completo cual paparazi hasta que lograron una imagen reprochable mediáticamente pero irrelevante jurídicamente hablando. Con eso armaron un juicio histérico en que muchos hicieron carrera a costa del viejo roble que derrumbaban. Quizá el peor de los peores fue el abogado de Lavanderos que lo vendió por mucho menos de doce monedas a la fiscalía para que lo faenaran.

Para quienes quieran tildar a Lavandero de pedófilo les quiero decir que deberían haber instado en su momento para que fuera juzgado en un debido proceso por ello para que no quedara ninguna duda, pero la fiscalía hizo todo lo posible para evitar un juicio ya que sólo contaba con el testimonio interesado del prestigioso periodista que ofició de paparazo y de unos ex empleados acusados, en tiempo y forma, de haberle robado al ex senador.

Si hubieran probado los hechos nadie podría hoy negarlos pero quedó tan claro que Lavandero optó por el mal menor en un escenario adverso, mientras era asesorado por un abogado que jugaba en el bando contrario y presionado por un fiscal del santo oficio; mientras los medios pedían a gritos que se lo crucificara. Fue él quien pidió la nulidad del acuerdo que supuestamente le “favorecía” por haber sido presionado y ese recurso le fue negado por la judicatura. Haber firmado con Almendariz fue haber pactado con Mefistófeles.

Entre los “curiosos” antecedentes que en su momento circularon por la prensa, y que el fiscal Almendariz tuvo la indecencia de hacerlos públicos y llamarlos pruebas, son las declaraciones de Clara Szczaranski (en ese tiempo, presidenta del consejo de defensa del estado) ex mujer del senador, quien sostuvo que se separó de él porque abusaba sexualmente de su hijo. Sin embargo la prestigiosa abogada – que incluso escribió una biografía que fue best sellers – nunca había denunciado tales hechos y sólo entregó esos “importantes antecedentes” motivada por el espíritu de Sálem del momento. Lavanderos no podía probar su inocencia frente a ese cargo ya que los hechos estaban prescritos y Szczaranski en vez que ser formalizada por calumnias graves con publicidad fue validada por la fiscalía, y por los medios.

No estoy diciendo “Lavanderos es inocente”, que no se busque esa interpretación de mis palabras. Lo que estoy diciendo es otra cosa: El celo de justicia de la fiscalía, de los medios y de la judicatura si se replicara en otros casos ¿cuántos personajes públicos gozarían hoy de plena libertad? Carlos Cruz, Guido Guirardi y el mismísimo Ricardo Lagos no fueron tocados ni con el pétalo de una rosa por sus tropelías. ¿Qué decir de Pinochet, Francisco Javier Cuadra y Patricio Aylwin?

Está claro que el único delito que existe, según las palabras del único juez digno en los tribunales de Tokio “es haber perdido la guerra”. La justicia es una palabra muy bella pero que se la utiliza para ruines propósitos.

Antes de comprarnos sin chistar la culpabilidad de Lavandero hablemos de aquellos que hubieran dado todo de sí por ponerle un muerto adentro del clóset:

Lavandero amenazó a la concertación con arrebatarle democráticamente el poder político del cual aún parasitan: El caso Lavanderos comenzó casualmente un par de meses después de que el ex senador demócrata cristiano accediera a convertirse en el candidato del pacto electoral de izquierda. Su carisma, su prestigio como defensor de los DDHH, y finalmente, el hecho de ser senador del gobierno, significaba que era altamente probable que ganara salvo que la concertación se aliara a la derecha. Si Lavanderos perdía de todos modos lo hacía luego de destruir la democracia cristiana, la concertación y seguramente el partido socialista.

De los personajes públicos con algún tipo de influencia política, Lavanderos fue el único que no se cansó de denunciar la desnacionalización de la gran minería del cobre y los míseros tributos con que la empresa minera justifica su depredación. Lavandero fue apresado a meses de que se aprobara un irrisorio royalti minero pero el asunto ya se había relevado y era el momento preciso para exigir o más royalti o una re nacionalización siguiendo la tendencia latinoamericana en el último lustro.

Fuera o no culpable de los delitos que se le imputaron lo cierto es que se le destruyó su carrera política y con ello las esperanzas de una alternativa de izquierda en el gobierno.

No quiero abogar por una teoría conspirativa pero me parece que las coincidencias en este caso son demasiadas y el silencio es hasta ahora ensordecedor.

Bajar la Tesis de Grado: TV y Caso Lavandero de Sebastián Montenegro

miércoles, 7 de mayo de 2008

¿VICSO?





Vicso se trató de un proyecto académico emprendido por alumnos de pre grado de las carrera de derecho y psicología que pretendía un trato transdisciplinario a los fenómenos de la violencia, control social y seguridad pública. Sus miembros fundacionales fueron Carolina Palacios, Javiera Díaz, Consuelo Sepulveda, Jorge Ojeda, Eugenio Baeza y yo, Ariel Zúñiga.

Su debut y despedida fue el congreso latinoamericano de criminología celebrado en Valparaíso en el año 2002. Las razones del fracaso deben buscarse más allá de lo teórico o lo académico y es material para los biógrafos y ociosos de siempre, sin embargo su legado fue la coordinación de muchos intelectuales latinoamericanos en el foro de discusión www.violenciaycontrol.yahoogroups.com, la publicación de un CD ROM con algunos artículos producidos en esa época y la página web www.vicso.cl que quedó definitivamente deshabilitada en el año 2005.

He recuperado los trabajos de vicso.cl y los republico en aras que otros investigadores puedan conocerlos y de este modo interrumpir un silencio de más de tres años.

Aprovecho de agradecer a quienes confiaron en nosotros y nos enviaron trabajos para que fueran publicados, y también a todos quienes colaboraron para que nuestra participación en el congreso de Valparaíso funcionara, se realizara la publicación y la página web en especial a Natalia Zúñiga, Francisco Ubilla, Mauricio Rebolledo y Chuco Palacios.


Artículos:


Continuidad... en Estado de Guerra. Javiera Diaz

Aproximaciones Psicosociales a la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil: Una Mirada Crítica. Consuelo Sepulveda.

Criminalización de la Protesta. Romina Smuck.

Abolicionismo: Una Necesaria Radicalización. Camila Prando.

Trenes Rigurosamente Cargados, Eduardo Aguirre.

El Fin de las Utopías y la Tentación de Reconstruirlas. Eduardo Aguirre.

Criminología Humanista y Control Social. Jorge Restrepo.

Criminalización de la Exclusión Social. Felipe Prando.

La delincuencia uniformada o sobre los excesos de los cuerpos de seguridad. Alejandro Rodriguez.

De la Revolución Industrial al Preso Mercancía. Francisco Bompadre.

Intimizar, delatar, infiltrar. Las formas de la justicia mediática. Esteban Rodriguez.

Oficio del Policía: Saber sobre el crimen, y poder de definición del desviado criminal. Alexandre da Silva Medeiros.

De la Seguridad Nacional a la Seguridad Ciudadana. Julio Cortés.

Control de Identidad. Eugenio Baeza.

Rol de la Policía Uniformada en Chile. Jorge Ojeda.

Medidas educativas y curativas en la Ley 23.737: discursos y praxis de censura social. Paolo Scalia.

Cuando falla el Control, Una revisión crítica a la capacidad investigativa de las Policías. Jorge Ojeda.

Análisis de la Política Criminal del Combate al Trabajo Esclavo en el Brasil Contemporaneo. Camila Prando.

Fragmentación del Espacio: Enrejamiento y Criminalización de la Ciudad de Santiago. Javiera Díaz.

Desde la Criminología Crítica hacia los Estudios Sobre Violencia y Control Social. Ariel Zúñiga.

Medios de Comunicación, Violencia y Control Social. Ariel Zúñiga.

Sobre el Fracaso de Vicso. Ariel Zúñiga.


Jijad de Occidente. Jorge Ojeda (Artículo Nuevo)

Las Batallas de la Legua. Jorge Ojeda (Artículo Nuevo)

Las Policías Chilenas. Jorge Ojeda (Artículo Nuevo)

Privatizando el Dolor. Jorge Ojeda (Artículo Nuevo)


Foto: Clausura del Congreso de Criminología en Valparaiso 2002 (Consuelo Sepulveda y Ariel Zúñiga)





La siguiente foto corresponde al Congreso de Criminología de Guarujá, San Pablo Brasil en septiembre del dos mil uno.

De izquierda a derecha:

- Romina Smuck.
- Jorge Ojeda.
- Consuelo Sepulveda.
- Ariel Zúñiga.
- Javiera Díaz.
- Eugenio Baeza

Archivos de Prensa. 5.5.2008.


Programa 360, TVN. Amaro Gómez Pablos. Resportaje Sobre Bolivia.

Parte 1

Parte 2

Parte 3


Término de Paro de CODELCO.

TVN, Medianoche.

Entrevista a Cristián Cuevas. Chilevsión Última Mirada.


Las Cárceles

Ese Infierno Cercano que Toleramos Cada Día.


La esclavitud aún impera en las fazendas brasileras, en las estancias paraguayas y bolivianas; los niños trabajan en las minas en el Perú. Qué decir de los infiernos que se viven en el África, India, Indochina, Rusia y China; y aquellos provocados unilateralmente por codicia y compulsión hegemónica en Afganistán e Iraq. Pero todas esas barbaridades ocurren en el borde de lo civilizado, en la frontera y más allá. Se supone que dentro de las murallas de la polis la calidez de los derechos humanos nos abraza; se supone que las bestialidades las comenten individuos desquiciados a los cuales los custodios del orden los apartan evitando que perseveren. Cuando grupos organizados causan dolor hablamos de asociaciones criminales y si nos apuran, de terroristas.

Pero en cada una de nuestras ciudades existe al menos una cárcel, en donde se supone habitan quienes se han apartado de la civilización en forma transitoria por rebasar lo tolerable. Pero no se trata de una pena de extrañamiento como la de aquellas tribus que obligaban a algunos apartarse y no volver sino que a un espacio dentro de la civilización que se supone se rige por similares normas a las extracarcelarias adaptadas a la ausencia de libertada ambulatoria.

Pero la realidad en este punto es diametralmente opuesta a la teoría. La cárcel es el infierno, Dante se quedó corto: El olor es peor que el del azufre, hambre, frío siberiano, calor húmedo; tormentos a la orden del día causado por los superiores y los pares; angustia, soledad y claustrofobia; ratas, piojos y cucarachas; hacinamiento, promiscuidad, violencia. La cárcel es el peor lugar para un ser humano y quien la haya sobrevivido nunca más tendrá otra pesadilla que su recuerdo. Alguien que haya soportado la cárcel no podrá ser extorsionado por nadie, nunca más un ser humano lo podrá desafiar sin pagar las consecuencias, el miedo será un sentimiento de los otros.

Ese infierno lo soportamos a unas cuantas cuadras. Consideramos civilizado delegar en otros la tortura y decretar tormentos. Nos parece normal que unos se dedican a la usura, nos exploten o saqueen las arcas fiscales caminen libremente por las calles mientras otros deban habitar el infierno culpados de sustraer unas cuantas chucherías o de vender aquello que otros desean comprar.

Puestas así las cosas nuestra civilización, de la que presumimos habitualmente, es un fraude.

lunes, 5 de mayo de 2008

El Fin de la Política y de Vuelta a la Diplomacia.

Todo indica la continuidad de la Concertación.


Gramsci distinguía entre política y diplomacia: la política es el arte de hacer posible lo imposible (Zizek) y la diplomacia “el arte de lo posible”. Una cosa es ejercer el poder y otra muy distinta administrarlo. La concertación ha sido el directorio administrativo más eficiente que pudiera haber encontrado el proyecto multinacional, capitalista, precarizante y depredativo que se impuso en Chile mediante la violencia cívico-militar. Han conseguido mantenerse gracias a sus muestras episódicas de amor, puramente platónicas, con la izquierda mientras desatan tras bambalinas su sórdida pasión carnal con la derecha.

Ha sido tal su hegemonía que la “política” se transformo en un asunto intra concertacionísta. Todo esto de pronto fue eclipsado por la implosión de la propia alianza gobernante fruto de su desgaste, monopolización del poder, y moratoria a la omertá (yo me callo porque tu te callas) propia de las asociaciones criminales.

Pero cuando todo indicaba que el banquete había terminado y las fuerzas marginales irrumpirían tras las migajas arriba de la mesa, la derecha se dispara en los pies y la izquierda... bueno, la izquierda fue y esperemos que algún día sea.

La derecha fundamentalista le hizo el peor favor a la liberal destruyendo de una sola pedrada la institucionalidad pinochetista de la constitución del ochenta y la precaria confianza de sus potenciales electores. Las protestas histéricas de los forzadamente virginales hijos de la clase dirigente vociferando en contra de la modernidad con dos siglos de retardo, deja en evidencia que cualquier Bachelet es mejor que el mejor de ellos.

No me parece alevosa la destitución de Provoste aunque la Concertación intentó exhibirlo así; no me parece tampoco que la ciudadanía lo haya tomado de esa forma. Ocurre nada más que la derecha no tiene nada que ofrecer salvo el retorno al santo oficio por lo tanto todos prefieren mantener la trayectoria trazada que aunque nos dirija al despeñadero es muy difícil percibirlo para el ciudadano que vota.

Mientras la Presidenta limite los escándalos a lo que han sido en el último tiempo, me refiero a que sigan apareciendo casos de corrupción, para que los votantes lo asuman tal cual el Smog en Santiago o el olor a Pescado en Iquique, es decir como algo normal; siga abusando de su sonrisa aprovechando cualquier contingencia como hoy lo está haciendo en Palena; gaste unos cuantos millones para subsanar los regalos griegos de su predecesor; y los medios sigan conniventes al continuismo dedicados a todo vapor al semen y la sangre; Lagos o incluso otro peor será el presidente del bicentenario.

En política no se pueden hacer predicciones pero en diplomacia si.

Programas Políticos del día Domingo. (4 de Mayo de 2008)


Tolerancia Cero en Chilevisión:


Entrevista a Arturo Martinez.

Audio 2

Audio 3


Estado Nacional TVN.


Audio 1

Audio 2

Audio 3

domingo, 4 de mayo de 2008

Fin de Semana en el Líder.

La traición de Josefina Correa.


La limosna ofende tanto a quien la da como a quien la recibe”

Nietzche, Así Hablaba Zaratustra.


Durante años se ha roído nuestra dignidad forzándonos a creer que aquellos que nos explotan son quienes nos ayudan. Desde el barrio alto hordas de jóvenes entusiasmistas bajan con sus martillos retráctiles convencidos que la injusticia del mundo se resuelve a punta de pino radiata, polietileno, alquitrán y rezos matinales. En nuestros televisores Josefina Correa, encarnación de la patrona mojigata, nos sermonea con la ayuda que nos dará al no subir los precios de los alimentos.

Hace treinta y ocho años Josefina habría sido amenazada por los upelientos a paredón o a colchón y ella habría respondido lanzándole granos a los generales; hoy ella es una figura creíble que arenga a los chilenos a consumir en su emporio y endeudarse más que lo necesario.

Las antiguas pulperías salitreras al menos tenían la decencia de no buscarse el amor de su obligada clientela; hoy Josefina, con la fusta oculta en su vestido de seda, quiere algo más que explotarnos: Quiere que disfrutemos con eso.

Los alimentos han subido por muchos motivos, no es culpa de los chupasangres locales. Incluso aquí el alza ha sido inferior que en otros lugares. Pero de todos modos el hambre acecha y las políticas de salud orientadas a evitar la obesidad deberán reconducirse para evitar la desnutrición.

La mayoría de los alimentos han subido prácticamente el doble. Hoy en el Supermercado Líder de Maipú las personas vagaban como almas en pena y las gavetas en donde se guardaban alimentos despreciados, como el Jurel y la Caballa, hoy estaban vacíos. Las imágenes recordaban al inicio de una película de catástrofe. Aquellos que tienen niños y deben lidiar con sus magros sueldos deberán optar entre comer o calefaccionarse este invierno, otros entre estudiar o sobrevivir.

Llegarán los entusiasmistas en buses, cargados de Josefinas Correas, a paliar el frío, el hambre y la desesperanza con clavos y ropa pasada de moda, con el pecho hinchado por la mísera limosna arrojada.

Todo cambiará cuando la traición de Josefina sea asumida por los Maipucinos y Floridanos, y utilicen el candor de su odio para asociarse con sus hermanos, con sus primos, aquellos que hoy se los mira en menos como unos flaites, atorrantes y delincuentes, para luchar en contra del enemigo que mora en el oriente de la capital. En ese momento los pobres pasarán menos frío y menos hambre; y los entusiasmistas deberán recluirse en Vitacura, allí donde pertenecen.

El Ser Humano y la Humanidad.


El año pasado en el texto “hardware y software” intentaba explicar en forma simplificada los nuevos derroteros de la distinción entre naturaleza y cultura: Desde algunas posiciones críticas se minimiza lo físico al punto de diluirlo en un caldo cultural abstracto, intangible, que redunda inevitablemente en una nueva metafísica creada precisamente por aquellos que principian su análisis en el materialismo marxista; por otra parte un nuevo positivismo intenta explicar todos los fenómenos sociales desde el individuo sirviéndose de la neorociencia y la genética creando nuevas ilusiones conceptuales como las de gen de la violencia que nos retrotraen a las “pseudo ciencias” de la frenología y la antropología criminal.

No es mi interés intentar formular una teoría ecléctica, tan propia de los tratadistas jurisprudenciales, sino que la de reforzar las ideas básicamente trazadas con la noción de exocerebro del profesor mexicano Roger Bartra*.

Para Chomsky el cerebro dispondría genéticamente de una arquitectura propicia al lenguaje que no sólo está constituida por la posibilidad de producir sonidos articulados y escucharlos sino que además la estructura básica del lenguaje nos vendría incorporada como una especie de sistema operativo que luego es posible ampliar y actualizar mediante la interacción social. Bartra se manifiesta contrario a esta noción puesto que señala que las investigaciones científicas no han podido confirmar la teoría chomskiana, muy popular e influyente sea, e incluso se orientan por un derrotero contradictorio con esta: El cerebro no cargaría ningún lenguaje básico de fábrica, sí dispondría de los requerimientos para que se le cargue uno o varios.

Pero Bartra da un paso más, en donde otros ven la distinción interior exterior, individuo y cultura, él ve a una consciencia y a un cerebro es decir, el ser humano se siente y se piensa individuo pero piensa y siente gracias a su cerebro intracraneano como a su cerebro extracraneano. El hombre aislado es una quimera puesto que siempre es un mero terminal de la humanidad: La cultura no es solamente un acervo que el hombre aprehende, una memoria artificial, sino que es parte de su cerebro ya que piensa y siente con ella.

Es similar a la vieja historia de la hormiga y el hormiguero que varias veces he intentado escribirla como novela y no me ha resultado: Nosotros miramos a las hormigas como millones de individuos especializados y las creemos inferiores a nosotros puesto que cada una de ellas es ínfima en comparación a nosotros pero cada uno de nosotros es ínfimo en comparación a un hormiguero. Muchos piensan a las hormigas como un ejército o como una sociedad jerarquizada altamente disciplinada pero nuestro sesgo individualista nos impide visualizarlas desde otro prisma como pensar que el ser viviente es el hormiguero y que las hormigas por sí solas son células altamente complejas. Si nuestro pensamiento se produce gracias a la capacidad de acumular información y luego computarla los millones de datos adquiridos por millones de hormigas si fueran procesados en conjunto, eso no significa centralizadamente, la capacidad de un hormiguero sobrepasaría con creces a la de cualquier ser humano.

Si asumimos el concepto de Bartra sobre el exocerebro podríamos arribar a una conclusión similar al de la alegoría del hormiguero y podríamos aplicar las categorías de software y hardware en un ámbito mucho más amplio que al del espécimen humano visto por si solo. Siguiendo con el marco explicativo propio de la cibernética podríamos decir que hoy una computadora por sí sola es una máquina prodigiosa pero en nada comparable a una conectada a Internet. La computadora conectada se trasforma en un terminal de red desde el cual un usuario ingresa y extrae información; quien no esté conectado deberá cargar de mucha información a su computadora y aun así esta nunca podrá compararse con otra en que pueda correr un navegador aunque el resto del disco esté vacío.

La cultura no es sólo un acervo: es la memoria compartida, el espejo en donde nos vemos, y no sólo la pensamos o la sentimos sino que con ella pensamos y sentimos.

Y si para nosotros nuestra vida o la de nuestra amada son insustituibles para la humanidad valemos tanto como la hormiga respecto del hormiguero.

Y todo ese milenario software sigue dependiendo de la materialidad; lo cultural pende necesariamente de lo físico aunque la majestuosidad de lo inmaterial que produce hace nacer una arrogancia ingenua a la humanidad, conduciéndonos a un espiritualismo, nuestro despliegue requiere energía y alimentos minerales y orgánicos, y en última instancia de una biósfera.

Aunque como individuos humanos seamos insignificantes, como humanidad somos "más grandes que el mundo, más profundos que el mar y más grandes que dios"; que aunque seamos perecederos en tanto individuos no lo somos en tanto humanidad de tal modo que si pudiéramos exorcizar nuestra conciencia individualista y pensarnos y sentirnos como seis mil millones de cabezas y corazones, y doce mil millones de ojos, oídos, brazos y piernas, ya todo estaría hecho.

* Antropología del Cerebro, La conciencia y los sistemas simbólicos. (Roger Bartra FCE Pre Textos, 1ºedición 2007.